¿Cómo surgió la vida en la Tierra?, ¿hay vida después de la muerte?, ¿estamos solos en el Universo?, ¿son incompatibles la ciencia y la fe?, ¿existe un dios? Estas son apenas un puñado de las más importantes preguntas que se ha hecho la humanidad desde que tiene raciocinio y aún se continúa formulando. Hay quienes no necesitan una comprobación empírica y están seguros de tener respuestas, al menos para los interrogantes más filosóficos. Otros, los científicos, investigan para saber cada día un poco más y aportar soluciones contrastables a algunas de esas dudas. Otorgan un conocimiento, con avances y retrocesos que, mirando para atrás en el tiempo, muestra el enorme avance realizado.
Carlos Briones es doctor en Ciencias Químicas, con especialidad en Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid, dedicado desde hace dos décadas a una rama joven de la ciencia conocida como Astrobiología. Es, además, un destacado divulgador científico y escritor, que dedica sus esfuerzos a responder a, al menos, un par de esas preguntas fundamentales: ¿cómo surgió la vida?, ¿hay seres vivos fuera de nuestro planeta?
Como astrobiólogo, desde el año 2000 dirige un grupo que investiga sobre el origen y la evolución temprana de la vida, los virus de ARN, la biodiversidad en el subsuelo, y el desarrollo de biosensores para caracterizar la vida en en la Tierra y buscarla en otros astros. Es investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Centro de Astrobiología de España, asociado al Programa de Astrobiología de la NASA.
Un primer vistazo lleva a pensar que, por su etimología, los astrobiólogos se encuentran sumidos en una contradicción ya que, si aún los científicos no lograron demostrar la existencia de vida en otros astros, cuál sería su campo de estudio. “La astrobiología es una ciencia joven o, si lo preferimos, una combinación de ciencias”, explica el experto a este medio. “Tiene por objeto estudiar el origen de la vida, su evolución y su posible presencia en el Universo, por lo tanto es un campo de trabajo que requiere un planteamiento muy interdisciplinar” que incluye bioquímicos, biólogos moleculares, microbiólogos, químicos, geólogos, físicos, matemáticos, ingenieros y hasta filósofos.
“Podría parecer que la Astrobiología no tiene un tema de estudio porque, si no se ha encontrado todavía fuera de la Tierra ningún tipo de vida, qué es lo que estudiamos”, admite, y lo diferencia de la Exobiología, ya que esta investiga las posibilidades de existencia de vida en el Universo, fuera de la Tierra. En cambio, los astrobiólogos se dedican a investigar “cómo es la vida, cómo evoluciona, cómo se relacionan los seres vivos en nuestro planeta, mientras en paralelo, vamos buscándolo fuera de él, en otros planetas o satélites”.
A lo largo de su trayectoria, Briones ha llegado al convencimiento —aunado a un innegable deseo de que así sea—, de que existen altas posibilidades de hallar vida en otros planetas. No se trataría necesariamente de pequeños hombrecitos verdes superinteligentes y más o menos pacíficos, como la ciencia ficción se ha esmerado en crear, sino tal vez de otro tipo de vida incipiente, apenas molecular.
Los científicos imaginan que tal vez otros mundos se encuentren en una etapa de transición entre la química y la biología. Este es un paso que la vida en la Tierra dio hace varios miles de millones de años cuando las moléculas químicas se fueran haciendo cada vez más grandes hasta llegar a formar agregados de moléculas más complejos con capacidad de formar sistemas que se autorreplicaban y evolucionaban, es decir, que ya eran seres vivos.
Aunque aún no hay pruebas de vidas fuera de la Tierra, “las posibilidades de que exista son muy altas”, afirma. Por el momento, una razón casi estadística parece dar sustento a esta posición: existen billones de planetas, satélites y otros astros aún inexplorados en los que pueden existir condiciones que permitan la vida. Pero, ¿qué ocurriría si existieran otras formas químicas que den origen a la vida, pero que los seres humanos aún no conocen? Eso implicaría que todavía la ciencia terrestre no cuenta con los sensores necesarios para hallarla y estaría, simplemente, como ciega en la profundidad del cosmos, tal vez mirando sin ver lo que tiene delante.
“Tenemos que seguir buscando porque es posible que existan otras vidas en el Universo”, se entusiasma Briones. Pero ¿para qué? “Para ampliar nuestro conocimiento”, destaca, y porque los avances realizados por la ciencia en el marco de la investigación espacial han permitido “solucionar problemas del día a día”, en el ámbito médico, de comunicaciones, robótica, entre otros.
En su paso por Buenos Aires para presentar su último libro “¿Estamos solos? En busca de otras vidas en el cosmos” el científico español dialogó con Infobae y explicó su punto de vista respecto a algunas de las preguntas esenciales sobre la existencia o no de vida más allá de la Tierra.
—¿Qué es lo que saben hasta hoy los científicos y qué es lo que se imaginan respecto de la posible existencia de vida fuera de nuestro planeta?
Realmente hasta ahora no se sabe si existe vida fuera de la Tierra, pero las posibilidades de que exista son muy altas porque los últimos cálculos indican que podría haber un número de planetas en el universo equivalente a un 1 seguido de 23 ceros. Esa es una cifra inimaginablemente grande y en sus alrededores habrá satélites, en muchos casos. Por lo tanto las posibilidades de que en algún sitio la química haya originado la biología son inmensas.
Entonces, puede haber otras vidas, aunque no tenemos hasta ahora ningún tipo de indicación en ese sentido, por lo tanto hay que buscar, hay que investigar con nuestros rovers, con nuestras estaciones fijas que van a distintos planetas, por ejemplo a Marte, a Venus, que ya han ido y van a ir, a los satélites de hielo de Júpiter y de Saturno.
También tenemos que buscar la vida que pudiera quizá existir fuera de nuestro sistema solar, en los planetas extrasolares que cada vez se conocen más y ya tenemos una cifra de más de 5.000 registrados.
—¿Cuál es su opinión personal respecto de la existencia de vida en otros planetas?
Mi opinión personal es que sí, que muy probablemente existan otras formas de vida porque, a través de la transición de la química a la biología, podemos estudiar cómo se ha producido en la Tierra y algo así ha podido ocurrir en otros lugares con una geología similar.
La Tierra no es un planeta extraordinariamente especial, tampoco el Sol es una estrella extraordinariamente especial, ni nuestra Galaxia. Quizá vivimos en una mota de polvo, en un punto azul pálido bastante vulgar, como decía Carl Sagan. Por lo tanto, las posibilidades de que se hayan dado esas transiciones de la química a la biología son muy altas. Tenemos que seguir buscando vida porque es posible que existan otras vidas en el Universo.
—¿Qué tipo de vida creen los científicos que podrán hallar?
La clase de vida que buscamos es fundamentalmente vida microbial. A mi me gusta mucho la ciencia ficción, en mi libro hablo mucho de ciencia ficción y ahí, por lo general, se plantean formas de vida extraterrestres inteligentes, capaces de tomar decisiones parecidas a las nuestras. De hecho se los representa de manera bastante parecida también físicamente a nosotros porque hay un prejuicio antropocéntrico en todo esto.
Pero los científicos buscamos más que nada microorganismos, quizá parecidos a nuestras bacterias que hayan podido evolucionar a partir de la química que hubiera en esos planetas. Pensamos que la vida por cuestiones químicas estará basada en agua y en carbono en cualquier lugar del cosmos.
Pero, a lo mejor lo que ocurre en otros planetas, es que existan otras vidas que no sean parecidas bioquímicamente a la nuestra y que no somos capaces de detectarlas porque no tenemos los sensores correspondientes. Es decir los sensores capaces de detectar lo que no conocemos, eso es algo filosóficamente muy complicado. Pero esa es la gracia de la Astrobiología.
—¿Cuál es el objetivo de buscar vida fuera de la Tierra? ¿Para qué se lo hace?
Nuestro objetivo es ampliar nuestro conocimiento, viajar con nuestra imaginación. Creo que los humanos, desde que tenemos consciencia de serlo, nos hemos caracterizado por indagar sobre lo que hay a nuestro alrededor, por hacernos grandes preguntas, y hoy en día la pregunta más grande que nos podemos hacer es si existen otras vidas más allá.
Además, ese conocimiento, producto de esta búsqueda, es muy útil para la humanidad. Con las tecnologías que vamos desarrollando en distintos ámbitos para responder a esta pregunta también somos capaces de solucionar problemas del día a día de nuestra vida: generamos nuevos materiales, nuevas técnicas de soporte vital que utilizan los astronautas y luego son aplicadas en los hospitales, técnicas de comunicación, robótica muy avanzada, reacciones de biología molecular y de bioquímica que están relacionadas con lo que luego nos ha permitido, por ejemplo, salvar nuestra vida frente a la COVID-19 con las vacunas de ARN.
Por eso, la Astrobiología podría hacer pensar que es una investigación básica, pero tiene muchas aplicaciones. Eso es lo que da para mi un valor especial a nuestra biología. Esa relación entre básico y aplicado, esa capacidad de llevarnos al límite de nuestra imaginación haciéndonos grandes preguntas esa interdisciplinaridad cubre todos los campos de la ciencia y, además, trasciende para empapar por ejemplo a otros ámbitos de la cultura, como puede ser la literatura, o la música o la pintura incluso con estas grandes preguntas.
Briones es partidario del concepto surgido en la década de 1950 llamado Tercera Cultura, que propone armonizar dos grandes áreas del saber, como son la ciencia y la disciplinas humanísticas, incluyendo en estas a las artes. Esta postura cuestiona que frecuentemente estos saberes se encuentren disociados y afirma que saldar esta brecha permitirá responder mejor a los desafíos y necesidades de la sociedad.
Pero eso, merece otra nota.
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