La moda o el estilo de vestir no es solo una cuestión estética, sino también una forma de expresión, cuenta algo acerca de quien la lleva puesta. En los últimos años, la vida virtual y la tecnología digital 3D comenzaron a transformar la moda. Lucir modelos sorprendentes, originales y personalizados, incluso de grandes marcas, para mostrar en redes sociales, video llamadas, en los avatares de juegos en línea, en las aplicaciones de citas y otros mundos no tangibles, es posible, sin fabricar las prendas de modo real. Si sólo serán usadas para ser vistas en una pantalla, ¿qué sentido tiene que puedan tocarse?
Las ventajas, dicen sus impulsores, son numerosas: el costo de producción y venta es mucho menor que el de la moda palpable y, algo fundamental, con un sesgo ecológico, ya que la industria textil se ha vuelto una de las más contaminantes del mundo. En esa línea, la idea sobre la que se basa es que la vestimenta que menos contamina es la que no existe.
La constelación de diseñadores de moda virtual es enorme y muchos lo hacen de manera independiente, ofreciendo sus catálogos en plataformas de reteil multimarca creadas para la venta de outfits digitales. Dos de las más importantes son DresseX y The Fabricant, que también ofrecen productos de algunas de las casas más importantes.
Las grandes marcas de alta costura, calzado y accesorios están haciendo de a poco, pero a paso firme, su aparición en la moda no tangible: Ralph Lauren, Balenciaga, Zara, Nike, Adidas, Reebok, Tommy Hilfiger son algunas de las más reconocidas.
Otras de primer nivel como Moschino, Gucci y Valentino ya ingresaron al mundo del gaming y venden sus “skins” (ropa y accesorios) para personalizar los avatares de juegos como Los Sims, Fortnite y Animal Crossing, respectivamente. Prada, Calvin Klein y Chanel, son algunas de las que ya visten a influencers que cuentan con miles de seguidores.
Auroboros, una marca de DresseX, fue la primera firma de moda digital en presentar una colección en la Semana de la Moda de Londres.
Pero ¿cómo se adquiere una prenda virtual? Primero, se elige el modelo en los catálogos. Luego, el interesado sube su foto o la de su avatar a la plataforma. El proceso posterior es similar al de cualquier compra en línea. Ahí comienza el trabajo del equipo de diseñadores que se ocupará de integrar la prenda de manera natural cuidando el valor estético de la indumentaria y de la imagen enviada.
Pocas horas más tarde devolverán la foto con la persona lista para publicarse en redes o juegos o apps, con un extraordinario modelo de digital couture, por ejemplo, de Balenciaga o unas zapatillas Adidas digna de un astronauta o un bolso de Gucci soñado. O tal vez lo elegido sea uno de los más asombrosos modelos de diseñadores talentosísimos y poco conocidos, pero que por menos de 100 dólares, vestirán la imagen como a una estrella de Hollywood. Aclaración: los valores de las grandes marcas son mucho más elevados que eso y la explicación no es únicamente el renombre de la casa. Pero ese detalle será explicado más adelante.
“Lo maravilloso de esta rama de la moda es que no importa la talla, ni qué edad tienes, no importa si eres un chico y quieres comprar un vestido, ya no importa. La moda digital está hecha para que le quede bien a todo el mundo sin importar su forma”, dice David “Dudi” Dehri, diseñador de moda digital israelí.
Para este graduado de la prestigiosa escuela de diseño Shenkar, con la ropa de píxeles “podemos vivir fantasías en el mundo virtual de la forma en que queremos vernos. A esas personas les importa más su imagen virtual que la física”, asegura en referencia a los usuarios.
Uno de los puntos que los impulsores de la moda digital destacan es el aspecto sostenible y ecológico de la incipiente industria de la moda irreal. Esta permite reducir el impacto ambiental que implica la fabricación de textiles. “No desperdiciamos más que datos y no explotamos más que nuestra imaginación”, dice en su sitio web The Fabricant
El Servicio de Investigación del Parlamento Europeo publicó en septiembre de 2020 un informe en el que reveló que la moda es la segunda industria más contaminante del mundo después del petróleo. Utiliza grandes cantidades de agua, emite gases de efecto invernadero y genera residuos asociados a su rápido descarte.
“Para fabricar una sola camiseta de algodón se necesitan 2.700 litros de agua potable”, lo que “equivale a las necesidades de bebida de una persona durante 2,5 años”, de acuerdo con ese estudio. Este no es un problema limitado a la alta costura, por supuesto, ya que la llamada “fast fashion”, es decir la oferta constante de prendas nuevas a precios bajos, acelera el proceso de adquisición y descarte de la ropa, generando un círculo de contaminación creciente.
El bajo costo de las prendas es otro de los atractivos que ofrece la moda en píxeles ya que mientras algunos diseñadores pueden vender sus modelos reales por varios cientos o miles de dólares, un vestido virtual, por ejemplo, puede caer por debajo de los 100 dólares.
Pero esto no siempre es así, por supuesto. La plataforma neerlandesa The Fabricant, que ofrece marcas como Puma o Adidas, llegó a vender un vestido digital iridiscente por más de 9.000 euros en 2019. La autora es la diseñadora Johanna Jaskowska, quien desarrolló uno de los filtros futuristas más utilizados en Instagram, el Beauty3000.
Las grandes marcas ofrecen sus modelos aparentes por varios miles de dólares. Por ejemplo, un conjunto sport de jean y campera femeninos de Balenciaga en DresseX puede conseguirse por 2.185 dólares y un pantalón y una campera de jean para hombre por 4.295 dólares. Nada barato teniendo en cuenta que no existe.
Pero el precio no tiene solamente una vinculación con el renombre de la casa de moda, sino también con que estas ofrecen sus diseños de forma exclusiva. Por un lado, existen modelos que se pueden comprar por algunas decenas de dólares, que no son para uso único de quienes los adquieren.
En cambio, las grandes casas tienen un punto de contacto con el mundo de las obras de arte. Estas ofrecen el certificado digital de autenticidad NFT (Tokens no fungibles, según sus siglas en inglés) que, a través de la tecnología blockchain, hace que estos artículos no puedan ser propiedad de nadie más que aquella persona que lo adquiere, quien tendrá en forma exclusiva la posibilidad de publicarlos.
Esta es la trayectoria que han seguido en el mundo del digital fashion algunas de las casas más renombradas:
Balenciaga
El director de Balenciaga, Cédric Charbit, anunció meses atrás que la casa está creando un departamento dedicado exclusivamente al universo virtual con el objetivo de explorar oportunidades comerciales y de marketing. De esta forma, intentará reforzar su presencia entre los consumidores de digital fashion.
Además, la casa lanzó su colección otoño-invierno 2021-2022 en forma de videojuego futurista, al que llamó Afterworld: The Age of Tomorrow. La marca creó una serie de looks virtuales para Fortnite que le significaron un beneficio para su moda real, ya que tras el lanzamiento aumentó un 49% las búsquedas de Balenciaga en Lyst, la plataforma donde vende sus modelos en telas reales.
Gucci
La firma italiana diseñó un espacio dentro de la plataforma de videojuegos Roblox para la venta de bolsos, anteojos y otros accesorios para los avatares por precios de entre 2 y 9 dólares. En sólo dos semanas logró vender más de 4,5 millones de artículos.
Ralph Lauren
En la misma línea, esta casa forma parte de Zepeto, una aplicación de origen surcoreano donde los usuarios crean e interactúan como avatares 3D en diferentes mundos. También se incorporó a Roblox. En ambas plataformas los usuarios pueden comprar para sus avatares indumentaria de Ralph Lauren. En pocas semanas en Zepeto vendió más de 100.000 prendas.
En esta última, los usuarios adquieren artículos para vestir sus avatares en 3D que hayan creado a partir de una selfie y así pueden interactuar con el mundo virtual inmersivo de la plataforma.
La colección de Zepeto cuenta con 12 outfits compuestos por más de 50 prendas que incluyen tanto estilos vintage de Polo Ralph Lauren como piezas de la colección actual de Polo Ralph Lauren. Además, sumó algunos artículos especiales y exclusivos, como dos skates de edición limitada.
Zara
La firma Inditex, propietaria de Zara, lanzó junto con la marca textil asiática Zepeto AZ Collection un catálogo de indumentaria que permite vestir avatares con la moda de la compañía española. Lo que distingue este proyecto de otros es que se trata de prendas que están disponibles para la compra tanto en tiendas físicas como digitales.
Adidas
Esta marca está trabajando en la creación de su propio mundo digital junto a The Sundbox, un juego en blockchain que permite a los jugadores construir un mundo virtual utilizando NFT.
De esta forma, está impulsando también la venta de su indumentaria real. La marca alemana exhibe prendas deportivas virtuales en avatares de plataformas de arte digital Bored Ape Yacht Club (BAYC), Gmoney y Punks Comic.
Nike
Nike ingresó en el mundo del metaverso a través de la compra de la empresa RTFKT Studios, especializada en la creación de materiales coleccionables y activos digitales de NFT. De esta manera, Nike busca fusionar el mundo de la moda y los videojuegos.
RTFKT colaboró con el artista digital Fewocious para diseñar y comercializar una colección de zapatillas digitales, alguna de las cuales fueron vendidas por 10.000 dólares. También esta marca tiene su propio espacio en Roblox, llamado Nikeland.
Reebok
El más reciente anuncio de la compañía estadounidense que hace algunos años está incursionando en el mundo de la moda digital, fue el lanzamiento de 200 zapatillas virtuales de edición limitada, en colaboración con Wax Atomic Hub. Las zapatillas virtuales de Reebok se vendieron entre $500 y $2.000 dólares. Anteriormente, había comercializado calzados NFT por valores de entre $10.000 y $37.000 dólares.
SEGUIR LEYENDO