Los seres humanos se besan por todo tipo de razones. Nos besamos por amor, por suerte, para saludar y despedirnos. Y cuando nos detenemos a pensar en el acto de besar, es un poco extraño, ¿no? ¿Presionar tus labios contra los de otra persona y, en algunos casos, intercambiar saliva? Resulta que hay algo de ciencia detrás de este comportamiento extraño pero agradable.
Existe toda una disciplina dedicada a la investigación científica detrás de los besos; se llama filematología. En diálogo con el sitió de noticias Quartz, Rafael Wlodarski, un conductista evolutivo cuya investigación en la Universidad de Oxford se centra en la sexualidad humana, explicó sobre sobre sus hallazgos filomatológicos: “Imagínate que estás en un bar, te fijas en una persona y esta persona también se fija ti. Luego, se levanta, se acerca lentamente, se escupe en la mano y te susurra al oído: ‘¿Te interesaría probar esto?’. Eso es básicamente lo que hacemos cuando besamos”.
Muchos de los estudios específicos que Wlodarski analiza en el artículo tratan sobre las diferencias de género, como su estudio de 2013 que descubrió que las mujeres priorizan los besos más que los hombres, “al menos en un contexto heterosexual”. Quizás lo más interesante de la investigación del experto es que el mismo estudio argumenta que hay “muy poca evidencia para respaldar la hipótesis de que la función principal de besar es elevar los niveles de excitación”. Entonces, ¿por qué nos besamos, si no es solo porque se siente bien?
Entre muchas otras cosas, la filematología mira a partir de lo que pudo evolucionar el besar. ¿Alguna vez has visto a una mamá pájaro alimentar a su bebé masticando la comida antes de escupirla en la boca del niño? Bueno, eso se llama “beso de alimentación”, y algunos investigadores creen que besarse puede haberse desarrollado a partir de esa actividad materna. Las escrituras sánscritas de 3.500 años de antigüedad, llamadas Vedas, contienen la primera documentación de besos que conocemos, y también tenemos pruebas de la celebración de besos románticos en otras culturas antiguas, como Roma. Todas estas diferentes perspectivas históricas sobre el cruce de labios son consideradas por los filematólogos en su investigación.
Esto es lo que más nos dice la investigación científica sobre los besos
1. Intercambiamos 80 millones de bacterias con nuestras parejas
Besar, como el sexo, viene con un intercambio de fluidos corporales. Según el American Journal of Medicine, cuando besamos a alguien, nuestra boca intercambia 0,45 miligramos de cloruro de sodio, 0,7 miligramos de proteína, 0,71 miligramos de diversas grasas, 0,18 miligramos de compuestos orgánicos y 9 mililitros de agua. ¡Qué romántico! Además, intercambiamos aproximadamente 80 millones de bacterias con nuestros compañeros de besos. Aun así, la mayoría de estas bacterias son completamente inofensivas y, en comparación, un apretón de manos transfiere alrededor de 124 millones de bacterias entre dos personas.
2. Recordamos nuestros primeros besos
Resulta que es probable que tu primer beso romántico quede grabado en tu memoria para siempre. Más del 90% de todas las personas recuerdan los detalles de su primer beso y, según señala la investigación, incluso más vívidamente que cuando perdieron la virginidad.
“El beso es una conducta asociada al apego y sus formas varían según las diferentes culturas, sin embargo su objetivo es el mismo. Así como existen conductas de sociabilidad, las hay de intimidad y de proximidad humana, la más importante es el beso. La proxémica que estudia los modos de comportamiento humano comunicacional lo ubica dentro de la distancia de máxima intimidad”, sostuvo en diálogo con este medio el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
3. Besar como ejercicio
Es genial que besar queme más calorías por minuto que caminar a cinco kilómetros por hora. Según el artículo de Quartz, besar utiliza 30 músculos para quemar de dos a 26 calorías en un minuto; caminar a cinco kilómetros por hora solo quema cinco calorías en un minuto.
4. Hay un animal que besa como los humanos
Sí, muchos animales exhiben un comportamiento similar al beso. Cuando los perros se lamen y los elefantes se meten la trompa en la boca, se puede interpretar como un beso. Sin embargo, los estudios de primates han demostrado que solo hay otro animal que besa como lo hacen los humanos y por las mismas razones: el bonobo. El comportamiento de los bonobos en estos estudios demostró su uso de los besos para consolarse, vincularse y resolver conflictos. Esencialmente, los bonobos se besan y se reconcilian después de una discusión, tal como lo hacemos nosotros. Es fascinante que tengamos esta similitud única, ya que los humanos y los bonobos tienen un 98,7% de ADN compartido; este hecho hace que los científicos se pregunten, entonces, si algo en los besos es genético o está en nuestro ADN.
5. Por qué nos besamos románticamente
El acto de besar en sí mismo es bastante extraño, entonces, ¿qué lo hace tan sexualmente atractivo? ¿Por qué nos besamos románticamente? No hay una respuesta única, pero como sugiere uno de los estudios antes mencionados de Wlodarski, debe haber algo más que excitación sexual que nos impulse a unir los labios. En el caso de las mujeres heterosexuales, al menos, se cree que el intercambio de sustancias químicas les permite juzgar inconscientemente la compatibilidad inmunológica de una pareja. Para todas las personas de cualquier género y sexualidad, besarse se considera un método de “muestrear las feromonas de los demás”. Además, no olvidemos que nuestros labios tienen muchas terminaciones nerviosas y besar también se siente muy bien.
Para Beatriz Literat, médica sexóloga clínica y ginecóloga del Departamento de Gineco-Sexo-Estética de Halitus Instituto Médico, “la atracción entre las personas las lleva a desear la proximidad y unión física, y los besos permiten recibir y transmitir información sobre la persona besada o de quien se recibe el beso, que es captada por los sentidos e informa acerca de muchos rasgos de personalidad y de la salud de la otra persona. Algunas investigaciones sugieren que se pueden detectar compatibilidades e incompatibilidades en el intercambio de besos. Por ese motivo, los besos pueden ser verdaderos tests que permitirían verificar si neurohormonalmente esas personas son compatibles”.
6. Nuestro cerebro al besar
Cuando nos besamos, nuestros cerebros liberan una mezcla acaramelada de sustancias químicas y hormonas dopamina, oxitocina y serotonina. La oxitocina también se conoce como la hormona del amor porque crea esa sensación física “cálida y confusa”. Esta es también la razón por la que besar reduce el estrés. También se ha demostrado que la descarga de dopamina en el cerebro activa las mismas regiones neurológicas que la cocaína, lo que explica por qué el amor es, de hecho, una droga.
“Se sabe que el beso romántico y profundo permite la liberación de numerosas sustancias como las endorfinas (sensación de bienestar), dopamina (aumenta el deseo y mejora la flexibilidad muscular), se incrementa la testosterona (deseo y energía), se libera adrenalina y fenilalanina (suben la frecuencia cardíaca mejorando la oxigenación de los tejidos) y también se eleva la oxitocina (hormona del apego). Además hay sustancias que bajan como el cortisol (hormona del estrés) y la melatonina (hormona del sueño)”, añadió Ghedin.
7. ¿Los besos son universales?
Primero, tenemos que especificar si estamos hablando de besos románticos o no románticos. Por ejemplo, en el 90% de las culturas, padres e hijos se besan. Pero ¿qué pasa con los besos románticos? A pesar de la supuesta universalidad del beso que asume la cultura occidental, un estudio de 168 culturas, publicado en la revista Sapiens, reveló que solo el 46% de la población mundial besa románticamente en los labios. Como han conjeturado los investigadores a partir de los datos hasta el momento, “las sociedades con distintas clases sociales suelen ser besadores; las sociedades con menos o ninguna clase social, como las comunidades de cazadores-recolectores, por lo general no lo son”.
“El beso es un fenómeno cultural con raíces psiconeurológicas. Hay culturas que reservan el beso a personas con las que existe un vínculo familiar o amoroso exclusivamente, y hay otras en las cuales el beso es un saludo simplemente. En las terapias sexuales, los besos son verdaderos recursos terapéuticos, como inductores de la respuesta sexual y reguladores hormonales que ayudan a la comunicación de las parejas y a la comprensión mutua”, concluyó Literat.
Así se da el beso perfecto, según la ciencia
El beso perfecto empieza antes de que se junten los labios. Hay que preparar el terreno. La psicóloga y sexóloga Analía Urretavizcaya asegura que mirar a los ojos, rozar la piel, los labios, las mejillas y hablar al oído puede anticipar la pasión y prepararnos para el contacto. Para ella, la fragancia, la presión, el fluir, la inclinación de las cabezas, el abrazo, la dilatación de las pupilas, la aceleración del pulso y la respiración son las variables intervinientes y las respuestas de este fenómeno químico, único y exclusivo de los besantes.
Un estudio realizado por investigadores de las universidades de Dhaka (Bangladesh) Bath y Bath Spa (ambas en Inglaterra), asegura que los humanos están programados para inclinarse hacia la derecha para besar a sus parejas. En su análisis participaron 48 parejas casadas y, en dos de cada tres casos, los iniciadores del beso se inclinaron hacia la derecha. Es decir, que si te inclinas hacia la derecha tendrás muchas más opciones de que todo empiece bien, ya que no coincidirán las cabezas.
Debería ser una obviedad, pero, por si acaso, hay que dejar claro que una buena higiene, sobre todo bucal, es básica para tratar de conquistar con un beso. La investigadora de la Universidad de Texas Sheril Kirshenbaum lo apunta en el libro La ciencia del beso. Además, en el caso de ser la primera vez que dos personas se besan, recomienda que se haga en un lugar conocido, en el que se pueda establecer un cierto grado de intimidad. “El contexto importa”, sostiene Kirshenbaum.
Por último, ¿cuánto debe durar el beso perfecto? Sobre este punto existen varias teorías. Un experimento realizado por la aerolínea Virgin Atlantic, concluyó que alrededor de 12 segundos. En otra encuesta publicada por Vix, lo reducían a los 10 segundos. Y Kirshenbaum, simplemente aconseja que para dar el beso perfecto hay que cerrar los labios a tiempo.
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