Los bosques tropicales tienen un papel crucial en el enfriamiento de la superficie de la Tierra al extraer dióxido de carbono del aire. Pero solo dos tercios de su poder de enfriamiento proviene de su capacidad para absorber CO 2 y almacenarlo, según un estudio. El otro tercio proviene de su capacidad para crear nubes, humedecer el aire y liberar químicos refrescantes.
“Esta es una contribución mayor de lo esperado para estos ‘efectos biofísicos’”, dijo en diálogo con la revista científica Nature Bronson Griscom, científico climático forestal de la organización ambiental sin fines de lucro Conservación Internacional, con sede en Arlington, Virginia. Y agregó: “Desde hace un tiempo, asumimos que el dióxido de carbono por sí solo nos dice esencialmente todo lo que necesitamos saber sobre las interacciones entre los bosques y el clima. Pero este estudio confirma que los bosques tropicales tienen otras formas importantes de conectarse con el sistema climático”.
El análisis, publicado en Frontiers in Forests and Global Change, podría permitir a los científicos mejorar sus modelos climáticos, al tiempo que ayuda a los gobiernos a diseñar mejores estrategias climáticas y de conservación. Los hallazgos subrayan las crecientes preocupaciones sobre la deforestación rampante en los trópicos. Los científicos advierten que un tercio de los bosques tropicales del mundo han sido talados en los últimos siglos, y otro tercio ha sido degradado por la tala y el desarrollo. Esto, combinado con el cambio climático, podría transformar vastas extensiones de bosque en pastizales. “Este estudio nos da aún más razones por las que la deforestación tropical es mala para el clima”, explicó Nancy Harris, directora de investigación forestal del Instituto de Recursos Mundiales en Washington DC.
Más que absorvedores de carbono
Los bosques son actores importantes en el ciclo global del carbono porque absorben el CO2 de la atmósfera a medida que crecen. Los bosques tropicales, en particular, almacenan alrededor de una cuarta parte de todo el carbono terrestre del planeta, lo que los convierte en “piezas centrales de la política climática” en sus países de origen, según Griscom.
“Existe evidencia clara de que los trópicos están produciendo excelentes beneficios climáticos para todo el planeta”, aseveró Deborah Lawrence, científica ambiental de la Universidad de Virginia en Charlottesville y coautora del último estudio. Ella y sus colegas analizaron la capacidad de enfriamiento de los bosques de todo el mundo, en particular considerando los efectos biofísicos junto con el almacenamiento de carbono, y descubrieron que los bosques tropicales pueden enfriar la Tierra en 1 °C completo, y los efectos biofísicos contribuyen significativamente. Aunque los científicos conocían estos efectos, no habían entendido hasta qué punto los diversos factores contrarrestan el calentamiento global.
Los árboles en los trópicos brindan sombra, pero también actúan como humidificadores gigantes al extraer agua del suelo y emitirla desde sus hojas, lo que ayuda a enfriar el área circundante de una manera similar a la sudoración. “Si entras en un bosque, inmediatamente es un ambiente considerablemente más fresco”, remarcó Griscom.
Esta transpiración, a su vez, crea las condiciones adecuadas para las nubes, que al igual que la nieve y el hielo en el Ártico, pueden reflejar la luz solar más arriba en la atmósfera y enfriar aún más el entorno. Los árboles también liberan compuestos orgánicos, por ejemplo, terpenos con aroma a pino, que reaccionan con otras sustancias químicas en la atmósfera y, en ocasiones, crean un efecto de enfriamiento neto.
Localmente fresco
Para cuantificar estos efectos, Lawrence y sus colegas compararon cómo los diversos efectos de los bosques de todo el mundo alimentan el sistema climático, desglosando sus contribuciones en bandas de diez grados de latitud. Cuando consideraron solo los efectos biofísicos, los investigadores encontraron que los bosques del mundo enfrían colectivamente la superficie del planeta alrededor de 0,5 °C.
Los bosques tropicales son responsables de la mayor parte de ese enfriamiento. Pero esta banda de árboles en América Latina, África Central y el sureste de Asia está bajo una presión cada vez mayor por el cambio climático y la deforestación. Para Christopher Boulton, geógrafo de la Universidad de Exeter, Reino Unido, “ambos impactos causados por el hombre pueden hacer que las selvas tropicales se sequen”.
El mes pasado, Boulton y sus colegas publicaron una revisión de casi 30 años de imágenes satelitales del Amazonas, la selva tropical más grande del mundo. Al medir la biomasa de la vegetación en las imágenes, el equipo descubrió que las tres cuartas partes de la Amazonía están perdiendo resiliencia, la capacidad de recuperarse de un evento climático extremo como una sequía.
“Las amenazas a las selvas tropicales son peligrosas no solo para el clima global, sino también para las comunidades vecinas a los bosques”, subrayó Lawrence. Ella y sus colegas descubrieron que el enfriamiento causado por los efectos biofísicos era especialmente significativo a nivel local. Según la especialista, tener una selva tropical cerca puede ayudar a proteger la agricultura y las ciudades de un área de las olas de calor. “Cada décima de grado -continuó- es importante para limitar el clima extremo. Y donde hay bosques, los extremos se minimizan”.
Los gobiernos de los trópicos han luchado por conservar sus bosques a pesar de más de dos décadas de campañas mundiales para detener la deforestación, promover el desarrollo sostenible y proteger el clima. Lawrence asegura que los hallazgos de su equipo dejan en claro que “proteger los bosques es una cuestión de interés propio y tiene beneficios inmediatos para las comunidades locales”.
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