Los saberes ancestrales de las bordadoras y tejedoras de Jujuy llegaron desde el norte del país a Buenos Aires para convertirse en productos de moda. Los colores vibrantes, los hilos de llama y las tinturas con semillas naturales ya no quedan reservados sólo a las prendas andinas, como objetos de culto, sino que ahora las manos de las mujeres jujeñas plasman sus diseños en piezas urbanas. Entre jeans, polleras, remeras básicas, vestidos y camisas, los detalles artesanales convierten en algo único todo lo que tocan.
La última edición de Argentina Fashion Week marzo 2022 (ARFW), uno de los eventos de moda más importantes del país sirvió de perfecto amplificador para que esas prendas de diseño único ocupen el lugar que merecen. En esa vidriera del fashionismo nacional, además de los diseñadores consagrados y emergentes, las artesanas de Jujuy mostraron sus piezas exclusivas sobre una pasarela con mirada internacional. Además, el público va a poder acceder a sus trabajos en la Casa de Jujuy en Buenos Aires.
Esta vez las manos artesanas se multiplicaron y vinieron de todos los rincones de la provincia. Las tejedoras y las bordadoras representaron cabalmente el arte, el trabajo y el diseño de las cuatro regiones de Jujuy: la Puna, la Quebrada, los Valles y las Yungas. Antes solían participar las artesanas de Santa Ana y Caspalá, ahora también exhibieron sus diseños las del Valle Colorado.
Todo es comunión: las mujeres con más oficio se encontraron con las nuevas generaciones que aprendieron los saberes de sus abuelas, y ahora saben intervenir la indumentaria urbana.
Por eso la propuesta tiene un valor agregado: en esta edición se sumaron más colectivos de tejedoras y artesanas de otras regiones de la Puna con la idea de intervenir prendas urbanas de uso cotidiano - una remera blanca, un jean, una camisa- para que el diseño ancestral del hilo de llama, por ejemplo, forme parte del fashionismo de esas prendas.
Desde Jujuy, los seis proyectos de mujeres artesanas de la moda
Tejedores Andinos, Asociación solidaria Las Vicuñitas, Lloqe, Red Puna, Challa Huasi y las Artesanas de los Valles de Altura son los grupos de emprendedores jujeños que exhibieron sus creaciones artesanales en el evento que es una gran vidriera de la moda para todo el país. Aquí un recorrido por sus diseños y saberes:
1- Las artesanas de los Valles de Altura
Este proyecto nuclea a más de 50 mujeres bordadoras y artesanas de tres comunidades ubicadas en el corazón de los Valles de Altura: Santa Ana, Caspalá y Valle Colorado. Con sus puntadas recrean las flores y los colores del Valle. Destacan que cada prenda representa las tradiciones heredadas, el orgullo de su origen y los saberes que les transmitieron sus antepasados. Esos mismos saberes que enseñan hoy a sus hijas.
Sara Figueroa forma parte de las Bordadoras de los Valles de Altura, aprendió a bordar desde muy chica, a los 10 años, con la técnica que le enseñó su abuela. El bordado que plasma en cada pieza, refleja los paisajes del valle donde se crió. Tiene 27 años y es madre de dos niñas, y con emoción le contó a Infobae que, para mostrar su trabajo artesanal en Buenos Aires, viajó en avión por primera vez.
Las bordadoras de Santa Ana, del departamento Valle de Altura, son un grupo de 12 mujeres que hacen tejido a mano, en telar y bordan mantas, chales, ruanas, rebozos, carteras y polleras, detalló Sara.
“Me gusta bordar, lo hacemos para vivir, para comer y para criar a nuestros hijos. Pero también para que no se pierda la cultura de nuestro pueblo. Algunas personas en los pueblos ya no quieren usar nuestras prendas o nuestras polleras, les da vergüenza. Por eso para nosotros es importante enseñarles a los más jóvenes, el tejido es nuestra identidad”, resumió Sara.
Con timidez, contó que está muy entusiasmada por mostrar sus productos en la gran ciudad. Para participar en Argentina Fashion Week, viajó con las valijas repletas con los bordados de su comunidad, trajo carteras, caminos de mesa, mantas, polleras, pulóveres y chales.
Las redes de tejedoras y bordadoras están integradas por mujeres de todas las generaciones, chicas como Sara, que por primera vez visitan Buenos Aires, y otras más experimentadas, con más de 30 años de oficio en el tejido con hilo de llama.
Repetir la experiencia de exhibirse en una pasarela con proyección internacional es un nuevo desafío para las comunidades de artesanos y tejedoras de Jujuy. “Es la tercera vez que las artesanas de la Puna participan de Argentina Fashion Week y siempre a partir de la convocatoria de su organizador Héctor Vidal Rivas. Esta vez la idea fue hacer una convocatoria mancomunada y que vengan las artesanas de las cuatro regiones del Jujuy, explicó a Infobae Tulia Snopek, alma mater de este proyecto de las artesanas jujeñas mancomunadas.
Snopek cree fervientemente en la idea de vincular a las mujeres artesanas con la moda real de los centros urbanos. Así podrán visivilizar su trabajo, gestar relaciones y conexiones para que su trabajo perdure en el tiempo.
Las artesanas ahora también van a aplicar sus técnicas milenarias a la indumentaria de las grandes ciudades. Snopek explicó que “la idea es intervenir prendas y hacer la convocatoria más inclusiva, no solo están presentes las bordadoras de los valles sino que esta vez están invitadas más regiones de la Puna, como los Tejedores Andinos de la comunidad de Huacalera o la asociación Las vicuñitas, así estarán presentes las cuatro regiones de Jujuy”.
2 - Tejedores Andinos
Este emprendimiento está liderado por Celeste Valero, tejedora de la comunidad de Huacalera, una localidad a unos 17 kilómetros al norte de Tilcara. Los artesanos se nuclean bajo el lema “El alma de las piezas textiles son sus tejedores”.
Con este proyecto dan sustento económico a las familias de Huacalera, Tilcara, Maimará, Humahuaca, El moreno, La Quiaca, Inti Cancha y Yacoraite. Al unirse, lograron reactivar el trabajo artesanal y fortalecer los vínculos entre tejedores de distintos pueblos.
Realizan piezas de diseño colectivo en fibra de llama, usando técnicas ancestrales. Tienen como objetivo la conservación y transmisión de las técnicas textiles reuniendo a tejedores de las zonas de la Quebrada de Humahuaca, la Puna y los Valles de Altura de Jujuy.
Celeste armó lazos entre las mujeres más experimentadas con aquellas “a las que quizás les cuesta alguna técnica o no la han practicado tanto”, su búsqueda es transmitir los saberes del oficio de unas a otras. A esos encuentros, Celeste los llama “los círculos del tejido, porque no son solo hilos, también se tejen las historias, se bordan los sentimientos”.
“No seríamos tejedores sin la materia prima que proviene de la naturaleza. Ella nos inspira, es un sentir profundo de estar conectado con la tierra”, sintetizó la creadora de Tejedores Andinos.
3- Asociación Solidaria Las Vicuñitas
Este proyecto tiene el propósito de revalorizar las principales materias primas de la región Puna y en especial, generar fuentes de ingreso a los más de 20 tejedores de la localidad de Rinconada, al norte de la provincia de Jujuy, que nuclea la asociación. Para los artesanos, el trabajo en que hacen transmite las raíces de su pueblo, por eso se consideran tejedores ancestrales “hilando nuestra naturaleza” para elaborar prendas únicas.
Los artesanos buscan poner en valor la rica herencia del hilado, el tejido teñido con tintes naturales y las técnicas cuidadosamente transmitidas por sus ancestros.
4 - Red Puna
El emprendimiento de artesanías Red Puna, nuclea a 120 mujeres que forman este colectivo para revalorizar el trabajo artesanal que aprendieron de sus madres y abuelas. Está compuesta por tejedores, bordadores y artesanos de la Quebrada y Puna de Jujuy. En pandemia comenzaron a ofrecer sus productos por internet y redes sociales y a enviar a todo el país.
“Aprendí el oficio de tejedora de muy chica, a los 26 años, y ahora tengo más de 60, mi madre y padre eran tejedores, ellos hacían sus prendas y también usaban las mantas que confeccionaban para hacer trueque en otras localidades”, contó a Infobae Eugenia Gutiérrez, quien junto a otras mujeres en Abra Pampa, Jujuy, forma parte de Red Puna, un red que nuclea a tejedoras y artesanas de la Puna y la Quebrada de Humahuaca.
Las tejedoras y bordadoras retoman las técnicas del telar que heredaron de sus madres y abuelas, pero ya no lo hacen solo para vestirse o intercambiar productos en las ferias. Retomaron el arte del tejido con hilo de llama y lo potenciaron para mejorar las prendas finales, que comercializan en Jujuy, Salta y en todo el país. Esto les permite contar con un ingreso económico que les da a los artesanos independencia y autonomía.
“Experimentamos con la fibra de llama, para mejorar la calidad del producto, abarcamos todo el proceso, desde la cría de ganado y de la llama. Nuestros abuelos hacían el hilo y lo trabajaban directo como sale del animal, en bruto. Nosotros ahora, primero lavamos la lana para que salgan las impurezas, para que el hilo sea más suave y maleable”, detalla Gutiérrez quien además es presidenta de la cooperativa PUHNA (Por Un hombre Nuevo Americano).
En 1995 formaron la Red Puna, que hoy nuclea a 120 tejedoras. Trabajan en microrredes que están presente en todas las zonas de Jujuy. En la gran mayoría son mujeres, si bien hay algún hombre que suele ser pariente, esposo o hijo de alguna de las hiladoras.
El tejido no es sólo un sustento económico, también refuerza los lazos de las comunidades autóctonas y las hace sentir orgullosas de sus raíces. “Nosotros tratamos de hacer lo que nuestros padres y madres nos enseñaron, pero la mayoría de ellos no comercializaban, nosotros nos ocupamos de mejorar la técnica, teñimos con tintas naturales de la zona, nos unimos para ofrecer nuestras prendas”, explica Gutiérrez que lleva más de 30 años en el oficio de tejer.
Además preservar sus raíces, ese saber autóctono es un sustento económico para las mujeres de las comunidades de la Puna. Trabajar en red les permite ayudarse, contenerse y enfrentar los problemas cotidianos: “A la mujer le costó muchísimos años salir de su casa, luchar contra el machismo arraigado e incorporarse al rubro textil. Nosotras nos capacitamos para mejorar el tejido y eso a veces significa viajar a otra ciudad y estar dos o tres días fuera de casa”, dice Gutiérrez.
La transición entre la producción local hacia la comercialización en otros puntos del país, fue una tarea que llevó tiempo: “Es difícil entrar al mercado, como en todo el rubro textil, ahora las tejedoras por suerte tenemos mucho trabajo y buscamos sumar más manos para trabajar el telar”, cuenta la integrante de Red Puna y explica que ellas se van actualizando al “mundo del mercado”, para eso hacen capacitaciones en varios puntos del país.
“Nos juntamos con diseñadores y prestamos atención si se va usar el marrón, los colores claros o los rosas bajos y entonces vamos cambiando los modelos, para ver qué nuevo podemos hacer, y sacar ´novedades´, como dicen nuestras clientas”, relata Gutiérrez.
5- Lloqe
Lloqe es otro de los emprendimientos de artesanías comunitarias andinas que se presentaron en el ARFW. A través del diseño e hilado de las prendas, buscan representar la calidez de las comunidades San Francisco de Alfarcito y Rinconadillas en la Puna de Jujuy, muy cerca de Salinas Grandes.
Herederos de las técnicas del tejido andino, elaboran nuevas tramas en telar y con agujas. Cada tejido es hecho con mucho cuidado por los más de 30 artesanos. Sin descuidar las tradiciones, buscan mantener la elegancia en cada pieza que se realiza.
6 - Challa Huasi
Challa Huasi es un emprendimiento familiar que toma como referencia a las diferentes culturas andinas de Jujuy. A partir del oficio que aprendieron de generación en generación, los artesanos rediseñan y aplican nuevos motivos en a los productos actuales.
Los materiales que utilizan son alpaca, plata, palo santo, asta y hueso. Estos materiales son moldeados, pulidos, soldados y ensamblados en los talleres para crear diseños exclusivos manufacturados artesanalmente.
Además de estos emprendimientos que participaron del Fashion Week, otros colectivos de los artesanos jujeños apuestan por retomar la herencia de sus antepasados y modernizar la confección y el diseño.
Graciela Gaspar es presidente de la Asociación Kippus, una comunidad de mujeres tejedoras jujeñas en Cieneguillas, a 35 kilómetros de La Quiaca. Le contó a Infobae que a los 8 años tejió su primera frazada, y explicó que en la escuela del pueblo hay una materia de Telares. Ella empezó como un juego con su mamá y hoy está orgullosa de que el tejido se haya convertido en su oficio.
Entre sus productos se destacan los chales, ruanas, ponchos, medias, gorras, pulóveres y chalecos. Y resume un concepto que hermana a cada una de las tejedoras y bordadoras de la Puna: “Uno cuenta la identidad a través del tejido, en cada una de las prendas va el saber de nuestro pueblo. Esa es una de las grandes diferencias del trabajo artesanal, comunicar a los que nos compran y contarles todo el proceso. Es fundamental para nosotros contar cómo se hizo, quién lo hizo, transmitir que son prendas únicas”.
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