Aguas cálidas, temperatura perfecta, playas interminables que compiten en color, calor, sabor. Un ocio enriquecido con paisajes que atoran el aire en un asombro. Esa línea que asemeja al paraíso. Un bosquejo que se teje entre sueños cercano a la irrealidad. El Caribe es todo eso. Unas ganas irrefrenables de usar traje de baño 24 horas mientras se cuelan los granos de arena más fina y clara entre los dedos.
La gran contrariedad de la zona es lo rápido que escalan en popularidad los destinos. Aquí emergen las opciones que se convertirán en tendencia para las siguientes temporadas. Esas que aún se encuentran escondidas para el gran público. Esas mismas que serán los trend topics y best hashtags de las redes sociales Aquí, el recorrido.
1-Bonaire, en las Antillas de los Países Bajos
Es un destino de ecoturismo por excelencia. Se trata de un municipio insular de los Países Bajos, situado frente a Venezuela, cuyo idioma es el neerlandés. Desde las profundidades de las aguas prístinas hasta la altura del pico más alto, el Brandaris, tiene una magia que se percibe desde el momento en que se llega y a lo largo de los días a medida que uno va sintonizando con el ritmo pausado local. Además de ser famosa por el surf y el snorkel, Bonaire también está reconocida como uno de los mejores destinos del mundo para el buceo. Por vigésimo cuarto año consecutivo, Bonaire obtuvo el primer puesto como destino de buceo de costa en el Caribe/Atlántico en los premios anuales de la revista Scuba Diving. Fue votado como el número uno en Buceo Macro y Buceo para Principiantes.
Se ha posicionado como el primer destino azul del mundo. La visión se centra en la gente. Como comunidad, los habitantes de Bonaire tienen la tarea de proteger, unificar y engrandecer la isla. Por lo tanto, también tienen que minimizar el impacto negativo en la comunidad y el medio ambiente y crear oportunidades para equilibrar los beneficios financieros. Además, la economía se magnifica integrando la cultura, el turismo, el comercio y la naturaleza. Al mismo tiempo, también se respeta la autenticidad de Bonaire conservando normas y valores.
Bonaire se ubica a la vanguardia de la preservación y conservación de la naturaleza y sus autoridades afirman que toda la población se esfuerza por mantener la isla como uno de los principales destinos ecológicos del Caribe.
Una vista para no perderse es la de las salinas. Se trata de una línea distintiva de pirámides de sal blanca en el extremo sureste de la isla. Cada pirámide, de unos 15 metros de altura, contiene aproximadamente 10.000 toneladas métricas de sal pura al 99,6%. Dependiendo de la época del año, puede haber más de 200.000 toneladas métricas de sal apiladas en largas filas.
Es una de las cuatro únicas zonas del mundo en las que se reproducen los flamencos. Su santuario, Pekelmeer, significa “lago salado” en neerlandés. Las charcas tienen un aspecto rosado sobre el blanco de las salinas porque en el agua viven una gran cantidad de diminutas gambas de salmuera de color rosado. El santuario está situado en las vastas salinas del extremo sur de la isla y alberga más de diez mil flamencos. No se permite la entrada de turistas en el santuario, pero se pueden observar las aves con prismáticos.
2-Punta Rucia, en República Dominicana
Es un pequeño pueblo de pescadores en el noroeste del país ubicado en la bahía de La Isabela. Este lugar es extremadamente tranquilo, con hermosas playas con gente muy amable y servicial.
Para empezar, permite viajar en el tiempo visitando las ruinas de La Isabela. En este lugar histórico, Cristóbal Colón construyó el primer asentamiento europeo en América durante su segunda visita en 1493. Hoy, se puede visitar un museo con representaciones de los habitantes taínos (antigua población aborigen) y la llegada de los españoles a Dominicana (antes “La Hispaniola”). También hay una iglesia y un cementerio con algunas piezas arqueológicas.
La playa de Punta Rucia cuenta con lanchas rápidas que llevan a Cayo Arena de una manera rápida y divertida. También es conocido como Cayo Paraiso, Isla Paraiso o Paradise Island. Un enorme arrecife de coral rodea este deslumbrante banco de arena en medio del océano. Allí se puede disfrutar de una fantástica experiencia de esnórquel y nado en aguas cristalinas. La tentación de tumbarse y relajarse en la impresionante playa de arena blanca es una posibilidad irrenunciable.
Para continuar con la diversión, se puede tomar la misma lancha rápida para recorrer parte del Parque Nacional de Monte Cristi. Se irá entre el Estero Hondo y Punta Rucia. Aquí se puede visitar el segundo bosque de manglares más grande del país. Asombra su belleza y exótica vegetación.
3-Isla de Saba, en las Antillas de los Países Bajos
Elevándose como un pico de otro mundo desde el Caribe, esta isla volcánica cubierta de nubes es un “municipio especial” de los Países Bajos. La pequeña isla de Saba, en el Caribe, mide apenas 13 km² y alberga a unos 1.800 habitantes. Forma parte del archipiélago de las Antillas pertenecientes a los Países Bajos. Está formada en gran parte por el volcán potencialmente activo Monte Scenery. Saba, a diferencia de muchas otras islas del Caribe, no tiene playas, por lo que se libra del típico desarrollo turístico “sol-mar-arena” que se da en otros lugares del Caribe. Sus escarpadas laderas están cubiertas de una exuberante fauna que puede explorarse a través de una red de rutas de senderismo guiadas. Bajo la línea de flotación, un ecosistema excepcional e intacto ofrece muchas oportunidades para practicar el buceo y el snorkel de calidad. El buceo se realiza bajo los auspicios del Parque Marino de Saba, un parque modelo reconocido por su éxito en la protección del medio ambiente marino. Un solo camino, llamado justamente El Camino, lleva a los visitantes a pintorescos pueblos, donde se puede comprar el tradicional encaje de Saba.
La densa vegetación que cubre los dramáticos riscos y valles de Saba la convirtió en la silueta ideal de Skull Island en la película original de King Kong de 1933, con algunas de sus escenas ambientadas en lo profundo de la jungla también filmadas allí. En medio del follaje, sus pequeños pueblos principales, el centro comercial, Windwardside y la capital, The Bottom, albergan encantadoras casas tradicionales de madera blanca con techos rojos, contraventanas de color verde bosque y adornos de pan de jengibre. Puede ser un viaje de un día desde las islas vecinas, pero su paisaje accidentado único y sus asombrosos ecosistemas acuáticos recompensan una exploración más prolongada.
4- Palmaïa, México
Aunque la Riviera Maya suele ser un clásico, ahora Palmaïa propone una mirada diferente. Hay que imaginar un lugar místico nacido de la efervescente complejidad del México contemporáneo, donde raíces milenarias y rituales sagrados interactúan con una confluencia internacional. Un enclave de playa natural y con visión de futuro. Un santuario aislado con suites y piscina frente al mar, spa en la jungla, restaurantes gourmet supervisados por chefs que se han capacitado con estrellas Michelin de todo el mundo. Con cocina basada en plantas de origen local, playa alejadas de arena blanca, terrazas privadas, piscinas infinitas. The House of AïA, la perla de The Trust Collection, se distingue de otros retiros de bienestar de lujo.
Un nivel de aislamiento a menudo asociado a islas remotas y una atmósfera de tranquilidad que se esperaría de un retiro de yoga. La oportunidad perfecta para restablecer la conexión entre la mente y el cuerpo con sesiones de meditación guiada, clases de yoga, baños de sonido, sanación energética, todo mientras uno se sumergen en la vibrante energía de la jungla de la Riviera Maya.
En los retiros de Palmaïa, hay espacio para experimentar metodologías locales que ayudan a entrenar la mente con técnicas mayas milenarias y respaldan la salud bajo una filosofía basada en principios holísticos. Un lugar para comer comida deliciosa, tomar una buena bebida, bailar hasta llenar el corazón y disfrutar la vida por completo. Un destino significativo, sostenible y duradero.
5-San Eustaquio, Antillas de los Países Bajos
Es difícil imaginar que este secreto escondido, San Eustaquio, Sint Eustatius (Statia en el argot local), fue el puerto más activo del Caribe en el siglo XVIII. Miles de grandes barcos mercantes visitaban la isla en su apogeo cada año y era conocida como el centro comercial del mundo. Cambió de manos 22 veces antes de convertirse en uno de los destinos del Caribe holandés islas. Ahora Statia es una isla dormida donde el tiempo se detuvo. Hay un auténtico ambiente caribeño con amables lugareños y pequeños restaurantes y bares familiares. El volcán inactivo domina el paisaje y alberga una selva tropical siempre verde en su cráter. La vista desde el borde es como ver Jurassic Parc en una pantalla enorme. Aquí se encuentra el árbol más grande de los Países Bajos y el pájaro más pequeño entre especies protegidas de la fauna como la iguana menor de Antillas. Pero el verdadero tesoro escondido le espera bajo las claras aguas del mar Caribe. Siga leyendo para saber más sobre el ecoturismo en San Eustaquio.
San Eustaquio es conocida como “la joya histórica del Caribe” por su rica historia y la conservación del patrimonio de la isla. La isla es un museo al aire libre, ya que en ella se encuentran varias ruinas que datan de los años 1700. Hay numerosas historias que contar de la época en que San Eustaquio era conocida como la Roca Dorada. San Eustaquio no se dedica al turismo de masas, sino que ofrece a sus visitantes diversas actividades de ecoturismo que incluyen la exploración de su selva tropical, el senderismo por sus caminos y mucho más. La organización medioambiental local Fundación de Parques Nacionales de San Eustaquio (STENAPA) trabaja activamente en la protección de la vida marina y el entorno terrestre de la isla. Gestiona varias actividades de ecoturismo y anima a los visitantes a no dejar ningún rastro ecológico.
6-Martinica, Antillas de Francia
El toque francés de la zona llega de la mano de Martinica. Poblada desde el 2500 a.C. por diferentes tribus, hacia el año 1.000, los indios Caribe, procedentes de la meseta de Guyana, remontaron el archipiélago de las Antillas y sustituyen progresivamente a las poblaciones anteriores. En 1502 los Caribe ocupan Martinica cuando Cristóbal Colón desembarca en la región de Le Carbet durante su tercer viaje. Más tarde, serán vencidos por los franceses.
La arquitectura de Martinica revela mucho sobre la historia de la isla. Hay más de 40 casas de plantación diseminadas a lo largo de la isla. En la capital, la ciudad de Fort de France, se encuentran los célebres balcones de hierro fundido. La famosa librería Schoelcher del siglo XIX, y la catedral Saint Louis son monumentos históricos que se deben visitar.
La gastronomía de Martinica, rica en colorido y en sabores, está impregnada de diferentes influencias étnicas (América del Sur, Europa, África, Caribe, Asia). La misma está formada por platos a base de verduras del país (ñame, fruta del pan, guineos amarillos), carnes (colombos, ragús, pollo ahumado...), pescados (atún, dorada, paparda) o mariscos (langostas y gambas).
EL Ron Agrícola, fabricado desde finales del siglo XVII, es conocido por su autenticidad y su finura y constituye un verdadero orgullo para los martiniqueses.
Si la idea de unas excelentes vacaciones involucra imágenes de playas perfectas, entonces este es el sitio. En el sur, una gran cantidad de playas de arena blanca se esparcen por el sur de toda la costa del Caribe. Los nadadores apreciarán especialmente la sensación de laguna aislada de aguas claras a lo largo de la costa del Atlántico sur. Los turistas pueden disfrutar del único y exuberante entorno de las playas de arena negra localizadas en el norte. La temperatura del agua oscila entre los 27 y 30 grados centígrados con una visibilidad excelente y abundante vida marina.
Es conocida en el mundo por su biodiversidad. Por ello, este lugar fue nombrado la Mejor ecoisla por la Caribbean World Magazine. Dos tercios de Martinica están protegidos.
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