Mantener el orden y la limpieza de una casa es, para muchos, una tarea ardua y tediosa o una pérdida de tiempo, porque siempre tenemos algo más urgente o interesante que hacer. Sin embargo, así como las ciudades limpias y ordenadas son más bellas y amigables para vivir, lo mismo sucede con el espacio privado. Una casa ordenada y organizada promueve la armonía, genera un entorno de bienestar y nos hace sentir mejor.
Apasionada por su oficio, Brenda Haines está enamorada de su arte de ordenar. Ella ama lo que muchos sienten como una obligación pesada y aburrida. Es diseñadora de interiores y, después de 15 años de vidrierista y visual merchandising, en 2016 decidió abocarse por completo a lo que más le gusta y mejor le sale: organizar espacios. Desde entonces, su carrera es un éxito, lleva 6 años ordenando casas y empresas, dictó cientos de workshops, publicó dos libros y tiene su propio showroom con accesorios de organización.
“Cada vez que voy a la casa de un cliente para hacer una organización, su forma de vivir y disfrutar cambian radicalmente, la gente se conecta de otro modo con aquello que eligió y empiezan a entender que se puede vivir mejor cuando hay orden”, cuenta Brenda a Infobae.
Para ella, el orden es un hábito que produce bienestar y aleja el estrés: “el vivir bien pasa por cómo nos sentimos en el espacio que habitamos, eso no tiene que ver por el lujo ni la cantidad de metros cuadrados”. Brenda propone “pensar más en cómo vivimos, en lugar de dónde vivimos”, llevar claridad y organizar aquello que tenemos “por más grande o chico que sea, porque cuando uno es ordenado, el orden llega a todas las otras áreas de la vida”.
Brenda tiene 46 años y tres hijos varones de 10,12 y 14 años, su hogar es espacioso y armonioso como los que aparecen en las revistas de decoración. Sin embargo, insiste en que los metros cuadrados no son tan importantes, “el que es desordenado, es desordenado en un monoambiente o en una casa de 500 metros, podés tener más comodidad, pero es un hábito. Es como hacer actividad física o comer sano, es un hábito saludable. Se puede armar una ensalada con verdura orgánica de una tienda gourmet, pero también es rica y sana con los productos de la verdulería de enfrente de tu casa”.
A través de su experiencia de años visitando casas y ordenando la vida de sus clientes, Brenda elaboró unas máximas aptas para todo público, y así demostrar que se puede empezar a organizar la casa hoy, sólo hay que tener ganas.
Sus consejos están reunidos en su reciente libro Los 100 mandamientos del orden y la limpieza (Editorial Planeta). En diálogo con Infobae, Brenda repasó los más importantes.
Nunca dirás “después lo guardo”
Lo primero a tener en cuenta es que para ser ordenado hay que vivir en el presente, no postergar ni dejar para mañana. Brenda explica que una de las maniobras que más cuesta deshacer es aquella que promueve el desorden permanente. Ir dejando todo lo que traemos desde la calle en cada rincón de la casa atenta contra el orden.
La cartera, las llaves y el abrigo deben dejarse en sus lugares asignados, “las cosas no se ponen donde caben, y sí donde corresponden”, sentencia. Los lugares asignados son casi espacios sagrados, lo recomendable es ubicar cada objeto siempre en el mismo lugar que elegimos, no dejarlos “estacionados” cada día en un rincón distinto.
Otro de las máximas de Brenda es que las cosas que se acumulan nos roban el espacio, por eso recomienda cinco tareas cotidianas que son necesarias para mantener una casa limpia y organizada: hacer la cama, guardar la ropa, lavar los platos, barrer el piso y limpiar el baño, al menos un repaso.
Tener lo justo y necesario, no acumular
Más allá del presupuesto económico individual o familiar, gran parte del desorden nace por el exceso de objetos que nos rodean, Brenda insiste en que la mayoría de las personas acumula demasiado y se despoja de poco: “Si comprás una toalla nueva, otra tiene que salir”, no vale la excusa “la podría usar para pintar”, si un objeto nuevo ingresa a la casa es importante donar o tirar otro, según el estado en que se encuentre.
En ese mismo sentido, postula una serie de mandamientos:
- No guardarás en la mesa de luz todo aquello que te da miedo tirar, ni tendrás cajones guardatutti
- No guardarás ropa de tus hijos que ya no le entra
- No guardarás cosas en la baulera por si hay un tsunami
- No guardarás colchas, mantas y almohadas por si algún día hacés un pijama party
Para cumplir con estos y otros objetivos es importante hacer un detox de objetos, desprendernos de esas cosas que no usamos hace años y roban espacio en la casa: collares y accesorios rotos por si algún día los arreglamos, ropa antigua y extravagante por si un día tenemos una fiesta de disfraces o prendas tres talles más chicos por si bajamos de peso.
No limpiarás superficialmente
“Una casa que se mantiene de lunes a viernes con pequeños hábitos, no exige grandes sacrificios los fines de semana. Muchas veces ordenamos superficialmente, la mesada sólo por arriba y al abrir los cajones, nos encontramos con un despelote. Muchas veces en las casas el mayor desorden es justamente el que no se ve”, explica Brenda a Infobae.
La limpieza y organización profunda llevan más tiempo, pero rinden sus frutos: “El orden que se hace de fondo, dura para siempre, el que se hace superficialmente dura un ratito nomás”.
Por dónde empezar a ordenar
“Siempre aconsejo empezar por el placard. Porque todos los días nos tenemos que vestir, es lindo encontrar a la mañana el placard ordenado, saber qué cosas tenés, poder elegir qué ponerte y no vestirte como podés en medio del desorden”, recomienda.
El siguiente paso es la cocina, es importante lavar los platos de la noche, para empezar el día bien, y que al llegar al desayuno sea un espacio agradable para disfrutar. Y si la cocina es el corazón de la casa, el lavadero es el engranaje principal. No importa si no es una habitación aparte, es el espacio que cumple esa función, donde limpiamos la ropa que luego vamos a guardar y sacamos la suciedad del exterior al ingresar a nuestra casa.
Para realmente conservar la organización de una casa, “hay que tratar de no tener cosas en tránsito, una bolsa para devolver a alguien, o una caja para llevar a la oficina o un artefacto que hay que mandar a arreglar, cosas que no tienen un lugar asignado de guardado, eso provoca mucho desorden y mucho estrés y malhumor”.
Brenda propone establecer un plazo para las cosas que andan dando vueltas por el hogar: 30 días para el cambio o devolución, como plantean muchos comercios, “si en 30 días uno no devolvió, ni lo guardó, ni arregló ese objeto en tránsito, hay que desecharlo”.
El orden también aplica al trabajo, “lo que no hacés en tu casa, no lo hagas en el trabajo: la taza hay que llevarla a la cocina y lavarla, hay que dejar todo lo más ordenado y posible, como a uno le gusta encontrarlo”.
La difícil tarea de emprender
“A fines de 2014 quería hacer algo distinto, algo nuevo, y abrí un local de accesorios en un shopping, me fue horrible y en diciembre de 2015 lo tuve que cerrar. Cumplía 40 y ya no quería volver a hacer vidrieras, y me preguntaba cómo me reinserto, cómo sigo. Estuve 5 meses dando vueltas, estaba en mi casa y quería volver a trabajar y ahí sentí que estando en mi casa había afinado el ojo como nunca, siempre había sido muy organizada y un día me encontré doblando las toallas perfectas y me dije: ´¿Por qué no puedo hacer de esto un negocio?´ Es lo que me gusta, lo que disfruto, me sale naturalmente y creo que lo hago bien”.
Su primera idea fue escribir un libro, pocos meses antes se había publicado un libro de Marie Kondo, la organizadora japonesa pionera en difundir métodos de orden, que vendió miles de ejemplares alrededor del mundo. “Uno suele subestimar lo que le sale fácilmente, si bien el libro me gustó mucho, me pareció que le faltaban cosas que tenían que ver con nuestra idiosincrasia y dije: ´voy a escribir un libro para nosotros, los argentinos´”.
“Empecé a escribir todos los días y a través del boca en boca, empecé a ir a casas de gente conocida a ordenarles la casa, al principio fue difícil, que una extraña fuera a abrir los placares y los cajones, no era algo a lo que la gente estaba acostumbrada, después de esa experiencia empecé a sacar fotos y a subirlas a Instagram”. Las redes sociales son el gran aliado de Brenda, en 2016 tenía 200 seguidores, hoy siguen sus contenidos en @tuespacioorganizado más de 1.100.000 personas.
Desde el primer día, aún cuando los clientes no aparecían, Brenda se tomó su nuevo trabajo muy en serio, “como si trabajar en una multinacional”, publicaba cosas relacionadas con el orden todos los días, hasta tres veces por día. De a poco fue creciendo, comenzó a tener clientes empresariales, ordenó organizaciones, dio workshop sobre orden y organización y creó el curso de Organizador Profesional de Viviendas, Oficinas y Locales Comerciales que se dicta en la Escuela Argentina de Negocios (EAN). Además, desde hace años tiene su propio showroom con los accesorios para organizar.
Revalorizar los objetos
Cuando Brenda era chica su mamá estuvo muy enferma, cuando tenía 10 años, su mamá empeoró y estuvo dos años sin levantarse de la cama. Brenda, la menor de tres hermanos, mientras su papá trabajaba gran parte del día, se puso la casa al hombro y mantenía el orden del hogar. Después de muchos años de terapia, entendió que esa fue su respuesta ante la enfermedad materna, tomar las riendas de su casa, brindar atención a su familia a través de la organización y la armonía de los objetos hogareños.
Al fin y al cabo, para Brenda ordenar y organizar las casas de las personas consiste en habitar espacios que generen bienestar y revalorizar los objetos que nos rodean: “Es obvio que las cosas tienen una vida útil, pero es importante cuidar los objetos, darles valor, cuando uno los cuida, cuida otro montón de cosas, es estar atentos a las cosas y a las personas”.
Por eso, remarca que no es cuestión de objetos costosos o económicos: “Una casa se ve decorada cuando está limpia y ordenada, no importa lo chica o espaciosa que sea”, concluye Brenda.
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