Las vacunas, los barbijos y los test para detectar la infección por COVID-19 son las grandes herramientas que la ciencia aportó para protegernos de la actual pandemia. Cuando una de las estrellas globales, como la cantante Kate Perry, además los utiliza como accesorio el protagonismo es total.
La diva del pop Katy Perry confía tanto en los test para la detección del COVID-19 que los ha convertido en una declaración de moda. La idea nació del estilista de la cantante, que encargó unos pendientes para que ella los luciera en varios shows que hizo en Las Vegas el mes pasado.
Los pendientes llamaron inmediatamente la atención de los fans y se convirtieron en tendencia cuando la diva, de 37 años, decidió mostrarlos a sus más de 154 millones de seguidores en las redes sociales. Antes de su presentación en el famoso programa de televisión Saturday Night Live, Perry subió un video con el juego de aros anticovid que usó para su actuación. La pareja del actor inglés Orlando Bloom participó como invitada musical y fue presentada por Willem Dafoe.
En el video que recorrió el mundo, Perry se acomoda su cabello negro hacia atrás para que sus seguidores puedan echar un vistazo a sus joyas, y además se acerca a la cámara para que la audiencia los vea más cerca. Los originales pendientes, con brillantes y pequeños corazones, son obra de una artista española: la malagueña Carolina García.
Desde la diva del pop los mostró al mundo, Carolina García no para de recibir pedidos, desde Estados Unidos y México, hasta Vietnam y Colombia. La especialista en joyas de 21 años se transformó en una sensación en las redes sociales, después de que la última Nochebuena, se le ocurriera utilizar unos de los autotest COVID que ella misma había usado en una pieza de bijou: “Que lo único negativo el año que viene sean los tests”, posteó en Instagram para mostrar su obra.
Tal fue la repercusión de ese posteo, que el mensaje no tardó en llegar: “Recibí un mensaje de su estilista, Johnny Wujek, diciéndome que habían visto mis pendientes y que querían que le diseñara unos para un show que tenía en Las Vegas”, contó García. La diseñadora, reconoce que releyó el mensaje varias veces porque no podía creer que fuera cierto.
Cuando recibió el pedido del equipo de estilistas de la cantante, García chequeó en internet quién era el que hacía el encargo y si realmente era quien decía ser. “Al comprobar que era verdad me puse nerviosa y empecé a analizar cómo podía cumplir con el pedido”, dijo la española en declaraciones al diario ABC. Finalmente, se enteró que la diva iba a lucirlos en televisión así que ajustó el envío para que le llegaran al Four Seasons de Nueva York.
“Estaba de fiesta con mis amigos cuando me llegó la historia que Kate Perry subió a Instagram. Me volví loca”, recordó García quien explicó que desde ese momento recibió cientos de pedidos desde todas las partes del mundo. “Estamos preparando la logística para poder hacerlo todo. Sólo somos cuatro personas”, justificó la diseñadora.
La creación personalizada para la diva del pop, no fue una improvisación como aquella idea original navideña. “Esas dos piezas fueron una aventura. Se montaron con dos test y buscando todos los complementos para customizarlos. Los quería iguales a los de la foto que subí en Fin de Año y el corazón no lo encontrábamos por ningún lado”, recordó García. Finalmente, después de mucho buscar, todo salió bien.
La artista malagueña aun no puede creer que la imagen de los pendientes de su factoría haya salido en revistas de moda desde Estados Unidos a Corea del Sur.
La cantante californiana es un ícono de la cultura pop que construyó una carrera global sin renunciar a su estilo propio, o justamente, haciendo de su estilo un baluarte. Fue la artista mejor paga del año 2015 en todo el mundo y la primera persona en superar los 90 millones de seguidores en Twitter.
Entre lo sexy y lo excéntrico, su vínculo con la moda es provocador y lleno de color. Entre sus diseñadores favoritos están Jermeny Scott, que le propuso ser imagen de su campaña de Moschino, o los españoles María Ke Fisherman y Maria Escoté, a la que escogió para vestir en la portada del vinilo Never Really Over y Small Talk.
Uno de sus looks más memorables fue el que lució en la Gala del Met del 2018, un vestido corto dorado firmado por Versace y al que acompañaban unas enormes alas que la convertían en un auténtico ángel.
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