Una de las situaciones más traumáticas que atravesamos como seres humanos es la pérdida de un familiar o amigo muy cercano. Enfrentar el dolor y convivir con la ausencia física son fuente de dolor, angustia y momentos de depresión.
En busca de respuestas sobre cómo transitar esta experiencia, la periodista del diario The Wall Street Journal, Elizabeth Berstein, publicó una conmovedora columna: “Perder a mi padre ha sido duro. Pero los consejos me ayudaron”.
“Por mucho que traté de prepararme para su muerte, la experiencia me dejó destrozada. Me sentí incapaz de lidiar con mi dolor. Así que les pregunté a amigos y familiares que habían perdido a uno de sus padres cómo manejaban sus emociones más duras. Y me consoló que me aseguraran que el dolor agudo del duelo temprano eventualmente se aliviará. Aún más útil fue escuchar acerca de las estrategias que les ayudaron a lidiar con su angustia”, señaló la redactora.
Indagar en amigos y allegados sobre tácticas frente a experiencias traumáticas similares, es una herramienta para aliviar el dolor y buscar estrategias sanadoras. Para algunos, es sanador celebrar la vida compartida junto al ser querido que ya no está, crear funerales alegres con las cosas preferidas del difunto, como libros, música u objetos de arte. Otras personas, atraviesan mejor la angustia rememorando anécdotas e historias triviales, cotidianas, que nos hagan sonreír por la vida compartida.
La periodista consultó a sus lectores, y encontró consejos de mucha ayuda. Después de que una lectora perdiera a su esposo, encontró útil seguir una rutina y planificar sus días para saber exactamente lo que iba a hacer cuando se despertara. Otra dividió sus días en momentos soportables, diciéndose a sí misma: “Puedo aguantar esta hora o media hora o cinco minutos o un minuto”. Y cuando todas las demás estrategias fallaron, un lector colocó un plato de chispas de chocolate cerca y comió una cada cinco a 10 minutos. Otros dijeron que encontraron consuelo en un espacio creativo y expresivo, en solitario o de manera grupal, como la pintura, la música o la escritura.
1 - Permitirse sentir el dolor de la pérdida
El dolor emocional afecta la mente y la cuerpo, la mejor manera de lidiar con él, es ante todo, permitírselo. Si tratas de sofocarlo, sólo se posterga la angustia, que reaparecerá más adelante, porque nunca abordaste el dolor originario. Además, la energía mental que se necesita para reprimir los sentimientos termina siendo contraproducente, ya que te mantiene enfocado en ellos.
Esta negación del dolor, solo hace que reaparezca más tarde. Lisa Folden, de 40 años, fisioterapeuta licenciada en Charlotte, EEUU, aprendió esto de la manera más difícil. Después de perder a su abuela y a su madre en el lapso de nueve meses, reprimió sus emociones y se dijo a sí misma que tenía que mantenerse fuerte por sus hijos, amigos y clientes. Entonces, un día cualquiera en el trabajo, mencionó a su mamá, comenzó a sollozar, afloró toda la angustia acumulada, y no podía parar.
La doctora Folden acudió a terapia para procesar sus emociones. Ahora, cuando su dolor brota, mira fotos o videos de su mamá o abuela y se deja llorar, incluso cuando sus hijos están cerca. “Es un alivio”, confesó. “Si te aguantas, es incómodo y duele. Si lo dejas ir, te sientes mucho mejor”.
3 - Tomarse el tiempo necesario para sanar
Procesar y aceptar la pérdida de alguien que amamos lleva tiempo. Sin embargo, existe una diferencia entre tomarse el tiempo para trabajar las emociones y quedarse atascado en su dolor.
Phil Cohen, de 50 años, orador público y entrenador de duelo en San Diego, EEUU, perdió a su hijo de 14 años cuando el niño y un amigo fueron a pescar en la costa de Florida y nunca regresaron. Cohen pensó que nunca se recuperaría. Entonces un día, hecho un ovillo en el suelo llorando, contó que escuchó a su hijo decir: “¡Levántate, papá! Está bien. Te veré cuando llegues aquí”.
Darse cuenta que la vida continúa, a pesar del duelo propio, puede servir. “En ese momento, me di cuenta de que me había estado castigando a mí mismo, sintiendo enormes cantidades de culpa, inutilidad y vergüenza”, expresó el padre que perdió a su hijo.
Después de eso, Cohen colocó notas adhesivas en el espejo de su baño, en la heladera y en su auto con mensajes como: “Me doy permiso para sanar”. “Ver estos mensajes me recordó que mi hijo no quería verme en ese estado”, dijo. A veces, nuestro dolor puede ser parte de cómo elegimos honrar y respetar a los que amamos.
3 - Elegir la alegría
Un dicho popular reza: “El tiempo todo lo cura”. No obstante, los expertos dicen que lo que realmente importa es cómo uno utiliza ese tiempo. Hacer una actividad o buscar experiencias alegres aliviará la tristeza, aunque sea un poco al principio, y ayudará a reconstruir una vida que valga la pena vivir.
Cuando su esposa durante 46 años fue diagnosticada con una enfermedad terminal, Irwin Weinberg, un jubilado de 74 años residente en Florida, EEUU, leyó un artículo periodístico que mencionaba la idea de Quality Time Left (QTL), o la calidad del tiempo restante. Tratando de prepararse para perder a su esposa, lo tomó como su mantra. Después de su muerte, el hombre de 74 años, consultor jubilado de Florida, EEUU, se dijo a sí mismo que su esposa no querría que se perdiera en el dolor. Comenzó a trabajar como voluntario en una sociedad humanitaria y a reunirse con un grupo de otros hombres para desayunar una vez a la semana. Y, finalmente, se volvió a casar.
Weinberg se tatuó las letras “QTL” en la muñeca, donde puede verlas fácilmente si comienza a sentirse deprimido. “Me ayuda a concentrarme en el futuro en lugar de revolcarme en el pasado”, dijo.
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