Todas las parejas son distintas, pero las claves para una buena comunicación son constantes: ser directo, abierto y honesto cuando se trata de sentimientos y cuestiones que ocurren en la relación. Guardarse las cosas solo generará confusión y resentimiento, por lo que es importante aprender a comunicarse adecuadamente.
La vida se inaugura con el diálogo y la conexión. Viniendo del uno, de la sensación del bebé de que su madre y él son uno, lentamente, en la primera infancia, pasamos al dos: mi madre y yo somos distintos. Y al tres: mi madre, mi padre y yo... Luego, poco a poco, aprendemos a dialogar dentro de nosotros mismos; no solo a reaccionar, sino a hablarnos y pensarnos en forma de soliloquios: somos seres reflexivos, habladores y escuchadores al mismo tiempo.
“Podríamos decir que la mejor comunicación posible empieza con la plena y profunda capacidad de escucha de la verdad en nosotros mismos, en lugar de desconectarnos o falsearnos para defender la imagen que hemos construido de nosotros mismos. Con los demás ocurre algo similar: podemos ver al otro y recibirlo tal cual, o bien convertirlo en una construcción deformada a través de nuestras imágenes mentales. Verse y reconocerse a uno mismo en la propia verdad es bendición, autoestima plena y sabiduría; ver y reconocer al otro tal como es también es bendición y amor; y ser visto y reconocido por el otro más allá de sus imágenes mentales de nosotros no solo es bendición, sino una rareza”, detalla en su obra Bailando juntos, el psicólogo y terapeuta Gestalt español Joan Garriga.
A menudo se dice que una pareja no funciona porque hay un déficit de comunicación. Pero, ¿qué quiere decir esto? “Sinceramente, me parece que es un déficit de atreverse a ser lo que uno es en cada momento con el otro. La comunicación entre dos personas no es solamente una conducta, no consiste solo en la voluntad de comunicarse, del vamos a hablar, sino que cada uno, siendo como es y viviendo de forma espontánea, ya es comunicación en sí mismo”, añade en su escrito el especialista.
Según Garriga, la mayoría de las quejas acerca de la comunicación se refieren a algo un poquito más sutil, algo que se podría denominar “déficit de mantenerse en contacto o en sintonía o en confianza o en verdad, ingrediente necesario del bienestar en la pareja”.
Instalarse en la queja del “no nos comunicamos” ofrece un indicador de que los miembros de la pareja no están siendo tal como son en realidad: no se atreven a ser transparentes, espontáneos, auténticos. O no lo suficiente, al menos, para gestionar los malestares y desencuentros que suelen llevar a desconexiones. ¿Y por qué no se atreverían a ser como son con la pareja, si se supone que es el lugar de la comodidad personal, de la confianza, del espacio donde yo me muestro como soy, con mis puntos fuertes y mis puntos débiles, con mis miserias y mis grandezas?
“Lo que complica el proceso comunicativo es la dificultad que tenemos nosotros mismos para querernos, aceptarnos y encajar todo lo que nos va sucediendo en cada momento. Esto es, ni más ni menos, un problema real de falta de amor propio, del cual vamos todos bastante cojos por la vida. Y le endilgamos al otro la misma mala mirada que nos tenemos a nosotros mismos, o la toleramos en caso de que el otro haya desarrollado talento para la mala mirada hacia los demás”, remarca.
Y añade: “Todos tenemos sombras, aspectos de nosotros que nos es difícil aceptar o reconocérnoslos, porque se mueven en las brumas de lo inconsciente o de lo que no queremos ver: la vulnerabilidad, el deseo, el humor, la espontaneidad, la belleza, la pena, la rabia, el miedo, los celos, la envidia, la vergüenza, etcétera. Tenemos dificultad de aceptación y comunicación con nosotros mismos y luego, obviamente, tenemos dificultades de comunicación con el otro, porque en cierta manera también proyectamos o inventamos el rechazo del otro”.
La buena comunicación es crítica para la fundación de una relación saludable, sin embargo no es nada fácil. El reto al que toda pareja se enfrenta tiene que ver en primer lugar con lograr convivir con la diferencias de cada uno, sus diferentes maneras de ser y diferencia de puntos de vista de cada uno. Ninguna pareja va a estar de acuerdo en todo, por lo que ninguna cuestión puede ser atendida efectivamente sin ser capaces de hablar al respecto.
Una buena comunicación significa ser capaz de mantener un dialogo, escuchar al otro y no terminar atrapados en monólogos mutuos. Se trata de que ambos puedan plantar su posición de forma afirmativa, sin necesidad de descalificar al otro, y ser capaz de escuchar la posición de su pareja. Sin embargo, comunicarse adecuadamente quiere decir también evitar decir estar de acuerdo con temas con los que realmente no se está de acuerdo, o no permanecer en silencio o con miedo a la reacción del otro.
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