Son casos excepcionales, pero hay testimonios que afirman que ocurrió: al paso de un avión cayeron a tierra excrementos indudablemente procedentes de los baños de la aeronave.
En la pequeña ciudad de Windsor, a poco más de 30 kilómetros de Londres, la misma localidad del palacio real homónimo donde suele pasar largas temporadas la reina Isabel II, un hombre se quejó durante una asamblea municipal porque tras el paso de un avión por la zona fue “salpicado de una manera muy desagradable”. Según el relato de la víctima, la máquina habría lanzado a su paso excrementos que alcanzaron sus sombrillas de jardín y, lo que es peor, a él mismo, que quedó cubierto de materia fecal.
“Sé que ocurren varios incidentes cada año con aguas residuales congeladas de los aviones, pero esto no estaba congelado y todo su jardín estaba salpicado de una manera muy desagradable”, dijo por su parte en la asamblea la concejal Karen Davies, según informó la prensa británica. “Él estaba en el jardín en ese momento, así que fue una experiencia realmente horrible”, agregó. El caso es que en esa oportunidad no se logró esclarecer por qué un avión en pleno vuelo descargó el contenido de sus baños.
Aunque la posibilidad de que ocurran este tipo de hechos son mínimas, se han reportado varios casos alrededor del mundo en los que heces de los baños de los aviones caen desde los tanques en los que son almacenados y que, normalmente, se vacían en tierra.
Un piloto dijo entonces a la BBC que esto puede suceder pero es extremadamente excepcional, a no ser que el vuelo sufra una emergencia “como cuando se vacían los tanques de combustible”.
De la misma forma, en 2016, un Tribunal de la India dispuso en un fallo multar a las aerolíneas que dejaran caer los excrementos desde sus aviones. Por este fallo quedó demostrado que, al menos en ese país, este tipo de sucesos serían comunes.
Una de las personas que presentó la demanda afirmó que algunos aviones estaban arrojando excrementos en áreas residenciales cerca del aeropuerto en la capital, Nueva Delhi. Según informó la prensa en su momento, el hombre que recurrió a la justicia aseguró que las paredes de su casa estaban cubiertas con manchas grandes de excrementos “arrojadas por los aviones cuando volaban en las inmediaciones del aeropuerto”.
Además, la Corte interviniente ordenó a las agencias regulatorias que controlen a las empresas de aviación para que eviten vaciar sus tanques en vuelo. Esto debe evitarse especialmente cuando la aeronave se encuentra aterrizando porque la distancia a tierra es menor.
Uno de los casos conocidos ocurrió en el estado indio de Madhya Pradesh donde una mujer aseguró que había sufrido lesiones severas en un hombro cuando le cayó lo que se cree era un fragmento de excrementos congelados del tamaño de una pelota de fútbol.
Los aviones más grandes, que transportan pasajeros, están equipados con uno o varios baños, según su tamaño, y cuentan con tanques especiales para almacenar los desechos de los sanitarios. Estos depósitos son limpiados en tierra por camiones especiales. Cuando están en el aire los aviones pueden superar los 10.000 metros de altura, una zona de la atmósfera donde la temperatura ronda los 50 grados bajo cero.
Los jueces que intervinieron en el proceso realizado en india pertenecen al Tribunal Nacional Verde, una cámara ambiental especial. En el fallo también dispusieron que los aviones sean pasibles de ser inspeccionados en forma sorpresiva en tierra para constatar que no tengan sus tanques de almacenamiento vacíos.
Los derrames involuntarios de las heces de los aviones se conoce con un eufemismo “hielo azul” por el color que tienen los excrementos congelados mezclados con los líquidos de limpieza de los inodoros del avión, el mismo producto que cualquier pasajero ve fluir al tirar la cadena.
Otros hechos de este tipo se registraron en Wiltshire, Reino Unido, y en Pensilvania, EEUU. Ambos se conocieron porque llegaron a los tribunales.
En los dos casos reportaron situaciones desagradable cuando desechos congelados, o no tanto, cayeron sobre sus viviendas.
Los sistemas que se utilizan en los baños de los aviones no siempre fueron tan buenos. Hasta 1982, el sistema era mucho más precario y falible. Fue en ese año que se comenzó a utilizar un gran invento del norteamericano James Kemper: el sistema de vacío para evacuar las heces de los inodoros. El mecanismo se desarrolló en la década de 1970 y Kemper lo patentó en 1976, aunque fue 6 años más tarde cuando lo usó por primera vez un Boing.
El sistema tiene tres componentes fundamentales: un revestimiento antiadherente en la taza del inodoro, un líquido azul que es desodorante y antibacterial, y una succión provocada por el vacío que generan las diferencias de presión.
De esta forma, al presionar el botón de descarga, se abre una válvula en el fondo de la taza y se succiona el contenido del inodoro por el vacío que genera una presión de aire menor a la de la cabina del avión, lo que provoca el sonido fuerte que se escucha al apretar el flush.
Cuando esta válvula se cierra, el contenido va a parar a un tanque que habitualmente se encuentra en la zona trasera del avión, debajo de la cola. Cuando la aeronave aterriza, ese tanque es aspirado por un camión cisterna, que luego vacía el contenido junto con el resto de los desechos del aeropuerto. Es decir, esta definido como un “sistema de desechos cerrado”, en el que nada toma contacto con el exterior.
¿Por qué no puede utilizarse agua, como un inodoro convencional? Porque si el avión atravesara una zona de turbulencias, el contenido del inodoro se derramaría por todo el baño, y no sería nada agradable.
Antes del invento de Kemper, las empresas de aeronavegación usaban bombas eléctricas para derramar el desodorante químico que descomponía los elementos sólidos y reducía, dentro de lo posible, los malos olores, pero transportar ese liquido aumentaba el peso del avión y, en consecuencia, el consumo de combustible, por lo tanto los viajes eran más caros.
En esta época era más habitual el llamado “hielo azul”, ya que las válvulas de los inodoros podían tener filtraciones que muchas veces salían al exterior del avión y se congelaba al llegar al exterior en grandes alturas, pero a medida que caía se derretía y goteaba hacia la tierra, lo que hizo especialmente útil el invento del sistema de vacío.
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