Tras meses de preocupación por un resurgimiento de infecciones luego de la primera fase de la campaña de vacunación, Israel da un suspiro de alivio aunque con cautela, esperando que no sea una normalidad pasajera.
El estado hebreo, el primer país del mundo en lanzar su estrategia de inmunización de refuerzo con terceras dosis, ha visto mejorar notablemente su situación epidémica desde el pasado verano del hemisferio norte, cuando el número de contagios explotó con la propagación de la variante Delta.
Las infecciones por COVID-19 se redujeron tras la intervención masiva de un plan de refuerzo de vacunas desplegado, luego de que un rebrote en el mes de julio pusiera en riesgo la situación sanitaria, pese a que el esquema de inmunización con dos dosis llegaba a casi 60% de la población.
Las mejoras en las cifras permiten al gobierno israelí reabrir las fronteras y los turistas reanudaron los aterrizajes en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv. Sin embargo, para los viajeros sigue siendo obligación hacerse un hisopado antes de la salida y otro al arribar al país.
En las últimas semanas, la morbilidad en Israel ha disminuido constantemente. Hasta este lunes, el país tenía 219 pacientes graves, 7.800 casos activos, una tasa de positividad del 0,68%, un promedio semanal de 660 nuevos contagios por día y entre 8 y 12 fallecidos diarios. Es decir, una situación epidemiológica muy similar a la registrada entre los últimos días de marzo y principios de abril.
En ese momento, y antes de un verano con rebrotes, Israel estaba dejando atrás la tercera ola, y muchos pensaban que también el coronavirus en general. No obstante, el escenario fue distinto. Casi 60 días después, comenzaron nuevos brotes en algunas escuelas israelíes y, a partir de ahí, el coronavirus volvió con intensidad, con un alto número de contagios, hospitalizaciones y muertes.
A pesar de alejarse de la cuarta ola, las autoridades sanitarias hebreas, pero también el mundo científico, hace especulaciones e investigaciones para responder si esta estabilidad será durará o, por el contrario, este nuevo impasse será temporal, en especial frente al surgimiento de la nueva subvariante de la cepa Delta.
Abierto por primera vez a personas de 60 años o más, la edad mínima para recibir un refuerzo se ha reducido gradualmente. Actualmente, todos los residentes elegibles de Israel están invitados a inyectarse esta tercera dosis, incluidos los adolescentes a partir de los 12 años.
Pero las dudas siguen a la orden del día. El profesor Nadav Davidovitch, epidemiólogo y director de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Ben-Gurion del Negev, fue categórico: “Nadie sabe con certeza lo que sucederá y creo que debemos ser muy humildes”
“Al mismo tiempo, creo que hay buenas posibilidades de que esta situación dure más, a pesar de algunos desafíos”. añadió el experto, según publicó “Jerusalem Post”. La primera razón sugerida por Davidovitch está relacionada con la eficacia del refuerzo de la vacuna Pfizer.
Hasta ahora, la investigación efectuada a partir del 1 de julio, cuando Israel había iniciado a ofrecer la nueva inoculación con la vacuna de Pfizer/BioNTech, por universidades y hospitales entre un millón de pacientes, determinó que los inoculados con la tercera dosis presentan unas tasas de contagio con infecciones graves hasta 10 veces menor frente a quienes sólo han recibido los dos primeros pinchazos.
Otra de las conclusiones de autoridades sanitarias y expertos con respecto a esta ola que pareciera se está estabilizando es que uno de los factores cruciales que permitieron un nuevo rebrote fue que la inmunidad ofrecida por la inoculación, que Israel realizó antes y más rápidamente que cualquier otro país del mundo, se redujo drásticamente unos meses después de la segunda dosis.
Al día de hoy, más de 3,9 millones de personas ya han recibido una tercera dosis de la vacuna, casi el 40% de la población. En detalle, más del 80% de las personas de 70 a 79 años han recibido la triple vacuna y casi el 40% de las personas de 20 a 29 años. La tasa se acerca al 70%, según cifras publicadas el 6 de octubre.
De cada 100.000 habitantes de 60 años o más, en la actualidad hay alrededor de 132 casos graves entre los no vacunados y sólo dos en promedio entre los que han recibido la vacuna triple. Para los que han recibido una o dos dosis, el número de casos graves asciende a 21. Misma observación sobre el número de muertes: en este mismo grupo, 5,2 personas que mueren por COVID-19 no están vacunadas, frente a 0, 2 entre las que recibieron las tres dosis.
“A pesar de muchos casos de contaminación, la tercera dosis ha logrado frenar el número de casos graves y ahí, estamos empezando a ver una reducción de la contaminación y también una reducción de estos casos”, detalló el profesor Cyrille Cohen, director del laboratorio inmunoterapia en la Universidad Bar Ilan de Tel Aviv.
Pero hay mas medidas que pueden explicar esta mejora. Además de una aplicación de refuerzo, una jugada estratégica para detener al virus, otras decisiones, como el clima o la introducción del pase sanitario, o el retorno a los gestos de barreras anticovid, también pueden explicarlo. Animadas por las cifras, las autoridades israelíes decidieron el miércoles levantar el pase de salud para actividades al aire libre, así como en piscinas.
Finalmente, el gobierno ha dispuesto sumar una trazabilidad fuerte del virus. Las autoridades sanitarios llevarán a cabo más secuenciación genética, más rastreo de contactos y, mientras los números sean bajos, fortalecer el sistema de salud y la cooperación global en el campo de la salud para enfrentar lo que depara el futuro.
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