Me gusta charlar sobre las diferencias y similitudes entre el llamado pensamiento y los sentimientos. La realidad es que están muy relacionados.
Traigo una anécdota como para mezclar un poquito estas cosas: en 1880 el secretario de Estado de Bellas Artes de Francia, Edmond Turquet, le pide al escultor Auguste Rodin que haga un bajo relieve de las Puertas del Infierno, es decir que represente a la Divina comedia de Dante Alighieri. El funcionario había pensado la puerta para ser instalada en la fachada del Museo de Artes Decorativas que iba a ser creado en París.
Fue muy interesante lo que hizo Rodin. Hizo el bajorrelieve de las Puertas del Infierno, pero en la parte de arriba puso lo que se conoce actualmente como El Pensador de Rodin. Cuando el escultor lo puso ahí, no lo colocó como pensador, sino como una figura que representaba al poeta, era el Dante que dirigía su obra, su escrito.
Entonces, en realidad ese pensador era un poeta y, cuál es la materia prima de un poeta, ¿es la razón, es la lógica, es el juicio? No. Es la emoción, es la creatividad y los sentimientos.
Eso que el escultor francés había hecho en bajorrelieve después él mismo lo toma y lo saca aparte de esa escultura de la Puerta del Infierno y adopta el nombre de lo que conocemos como El Pensador de Rodin, la estatua tan conocida que puede verse en la Plaza del Congreso en Buenos Aires, que es un ejemplar de lo que se llama “originales múltiples” que se encuentran repartidos por el mundo y son cerca de 30.
Entonces, cuando esa estatua, esa escultura, El Pensador de Rodin, nació era un poeta que sentía más que pensar.
Por qué le comento esta comparación o metáfora que se me ocurre conjeturar. Para entender que hasta El Pensador de Rodin cuando nació en la imaginación de su creador, su escultor, era un poeta que sentía más que pensaba. En el fondo lo podríamos llamar y, creando una palabra nueva, un neologismo: “El sentidor de Rodin”.
La razón y la emoción siempre van de la mano y requieren de un sano equilibrio.
Ahora, ¿Qué es más importante? ¿La razón o la emoción? Esto es un término metafórico, porque se necesita tener siempre un equilibrio entre ambas cosas, aunque es muy importante la emoción.
La mayoría de las decisiones que tomamos -metafóricamente hablando- se toman con el corazón, y después, la razón termina elaborando una explicación lógica para explicarnos a nosotros mismos y sobre todo, el por qué de nuestras propias decisiones.
El mundo emocional se encuentra lleno de múltiples emociones y sentimientos. Las emociones llamadas básicas son por ejemplo: el miedo, la ira, la alegría, la tristeza, el asco, la sorpresa, y ni que hablar de los sentimientos como el amor, el odio, la culpa, la vergüenza, el orgullo y la envidia.
Todas las emociones y sentimientos hacen que nosotros tengamos inclinaciones anímicas que determinan las emociones, y muchas veces, la razón termina justificando para hacer entendible al mundo de los otros nuestras decisiones emocionales, pero la realidad es que la mayoría de las veces, la emoción decide y la razón justifica.
*El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN 62540 de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.
SEGUIR LEYENDO