El amor es un concepto complejo que ha sido objeto de atención, estudio y distinciones teórico-empíricas. Dentro de estas aproximaciones, se propone la existencia del amor pasional basado en la excitación y en una intensa emoción que tiene al menos dos matices: cuando la persona amada corresponde a nuestro amor provocando con ello un sentimiento de éxtasis (amor recíproco) y cuando nos rechaza, lo que favorece sentimientos de agonía y desesperanza (amor no correspondido).
La literatura antigua, vincula al amor pasional al mito y a la realidad, y esto se evidencia en las historias de amantes atrapados en una ola de pasión y violencia como es el caso de Odiseo y Penélope o Romeo y Julieta. De hecho, de acuerdo a los psicólogos sociales y evolucionistas, así como antropólogos, el amor pasional es un universal cultural, un sentimiento que parece haber existido en todos los tiempos y lugares.
Las personas que se encuentran en la etapa inicial de un amor romántico intenso muestran muchos síntomas de adicciones a sustancias y comportamientos, que incluyen euforia, ansia, tolerancia, dependencia emocional y física, abstinencia y recaída. Según una investigación que llevó a cabo Helen Fisher, reconocida antropóloga y bióloga estadounidense, investigadora del comportamiento humano en la Universidad Rutgers, “el amor romántico es una adicción natural (y a menudo positiva) que evolucionó a partir de antecedentes de mamíferos hace 4 millones de años como un mecanismo de supervivencia para alentar la unión y reproducción de pares de homínidos, visto hoy de manera transcultural en el Homo sapiens”.
“Los sentimientos de amor romántico intenso involucran regiones del ‘sistema de recompensa’ del cerebro, específicamente regiones ricas en dopamina, incluida el área tegmental ventral, también activada durante la adicción a las drogas y/o al comportamiento”, advierten los especialistas en el estudio.
“Los vínculos amorosos están compuestos por múltiples dimensiones: erotismo, amor, ternura, pasión, compañerismo, amistad, y más. La combinatoria de estos elementos se da, en cada relación, en forma singular. Y aun dentro de una misma relación, a lo largo del tiempo pueden desarrollarse o desvanecerse, algunos de estos aspectos. A la dimensión pasional la vinculamos a vivencias afectivas intensas, apremiantes, irreflexivas y más o menos irrefrenables. Dentro de las relaciones amorosas, la pasión involucra cierto monto de idealización o sobreestimación de lo amado, que nos lleva a experimentar el encuentro con el otro como pleno, perfecto, sin fisuras”, sostuvo en diálogo con Infobae Maximiliano Martínez Donaire, psicoanalista y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
A lo largo de los años, los científicos se han esforzado por clasificar diferentes tipos de amor. Recientemente, la investigadora del Departamento de Psicología y Ciencias del Cerebro de la Universidad de California en Santa Bárbara, Barbara Acevedo, descubrió buenas noticias sobre un tipo en particular. El “amor romántico”, el tipo que se caracteriza por “intensidad, compromiso e interés sexual” puede durar toda la vida. Los neurocientíficos incluso han descubierto que los cerebros de las parejas que experimentan este tipo de amor pueden seguir disparándose el uno por el otro de la misma manera que lo hicieron cuando se conocieron, incluso 20 años después.
El amor romántico está asociado con la satisfacción conyugal, el bienestar, la alta autoestima y la longevidad de la relación. Y aunque parece que tiene todas las cualidades ideales que asociamos con la emoción de enamorarse, los expertos describen otra categoría conocida como “amor apasionado” o “amor obsesivo” que muchos de nosotros experimentamos en las primeras etapas de una unión brillante, pero eso puede ser un poco menos propicio para un romance duradero.
El “amor apasionado” tiene muchas de las mismas características positivas que el amor romántico, sin embargo, también incluye sentimientos de incertidumbre y ansiedad. Según los científicos Elaine Hatfield y Richard Rapson, el amor apasionado describe “un estado de intenso anhelo de unión con otro”. Sin embargo, como señala Acevedo, también incluye “un elemento obsesivo, caracterizado por pensamientos intrusivos, incertidumbre y cambios de humor”. En pocas palabras, este tipo de amor puede funcionar bien al comienzo de las relaciones, pero puede ser hiriente en el largo plazo.
“Este aspecto idealizado del amado, enmarcado en la vivencia de una relación sin fallas, más tarde o más temprano comienza a evidenciar su aspecto ilusorio. Esto porque el encuentro con otro conlleva siempre algún tipo de desencuentro también, de modo que el partenaire ve socavado, en alguna medida al menos, su carácter ideal. Y este movimiento puede a su vez, erosionar algo de la pasión. Por esto es común que muchas relaciones comiencen con fuertes componentes pasionales, o de enamoramiento, que con el correr del tiempo estos aspectos disminuyan en su intensidad”, agregó Martínez Donaire.
Hace muchos años, los expertos en parejas sugirieron que hay dos tipos de amor, uno que se basa más en la pasión y otro que se basa más en el compañerismo. A lo largo de los años, se llegó a aceptar que el amor apasionado por lo general estallaba y se apagaba como un fuego artificial o se fusionaba silenciosamente en una forma menos ardiente, más parecida a una amistad. Esto ayudó a explicar por qué las parejas pasan de la fase de luna de miel a una mayor camaradería. Junto con su colega Arthur Aron, Acevedo describió cómo la última forma, conocida como amor de compañía, aunque marcada por el compromiso, la intimidad y el intercambio de intereses, tiende a ser menos intensa y puede carecer de elementos de deseo y atracción sexual. Quizás como resultado, este tipo de amor tiende a ser solo moderadamente satisfactorio para las personas en las relaciones. Sin embargo, el amor romántico, parece combinar muchos elementos clave del amor apasionado, pero tiene el beneficio adicional de mantener a ambos socios felices y enamorados a largo plazo.
Entonces, ¿por qué a menudo las relaciones que se convierten en una experiencia traumática al mismo tiempo resultan atrapantes? ¿Dónde está el enganche? Para Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, “si el amor es un sentimiento que conjuga un estado afectivo con cierta dosis de racionalidad podemos inferir que el amor pasional es del orden de la emoción con la falta de regulación consciente y poca voluntad para controlar sus efectos; es más se necesita repetir ese nivel de intensidad”.
“El amor como sentimiento, a diferencia del pasional, debe entenderse como una experiencia empática que tiene como resultados la exaltación del vínculo. El amor pasional en cambio es más narcisista, hay una búsqueda de satisfacción personal aunque sean dos los implicados en la relación. El amor como sentimiento, para que se precie de tal y subyugue a los amantes debe poseer ese núcleo esencial que refuerza al mismo tiempo la unión y las expectativas individuales. Sin empatía no existe el amor, tampoco sin exaltación de la estima. Es egoísta y altruista, como la mayoría de las experiencias humanas que incluyen al otro. En cambio, el amor pasional completa una carencia, una necesidad que el otro debe colmar en forma inmediata”, sostuvo Ghedin en diálogo con este medio.
Y concluyó: “El amor pasional es adictivo y busca partenaires que bailen al son de una melodía cambiante, agotadora, pero en el fondo estimulante. Las personas que se adentran en este tipo de relación aprenden que luego del fuego amoroso vendrá el sufrimiento porque el otro se convierte en sujeto real que no está 100% disponible para cumplir con las demandas”.
“Las personas que viven sosteniendo una relación signada por la pasión están siempre desbordadas por las emociones: se sufre por la presencia pero también por la ausencia. Los intentos para que la razón medie en este conflicto la mayoría de las veces son infructuosos. Las emociones pasionales son las reinas indiscutidas en estos vínculos. Y aunque se describa la situación con detalles (son plenamente consciente de lo que sucede) sienten que cualquier recurso de control fracasa ante el reclamo del otro”, subraryó Ghedin.
Es importante saber cuándo los sentimientos intensos que estamos experimentando no son saludables o incluso el amor per se tanto como la obsesión o la adicción. Si estamos luchando o experimentando mucho dolor en torno a nuestros sentimientos de amor, es importante hablar con alguien y buscar ayuda. Para muchos de nosotros, el amor puede abrir viejas heridas y desencadenarnos de maneras que es importante entender. Las relaciones presentan muchos desafíos y la terapia puede ayudarnos a comprender lo que sucede dentro de nosotros y a sentir más seguridad.
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