La infidelidad es una responsabilidad compartida. El famoso 50 y 50 que parece aplicar a varios de los aspectos de la vida en la pareja, para muchos queda exceptuado como regla en el caso de los engaños amorosos. Pero no es así
Muchas veces en las sesiones de coaching me dicen, ¿cómo yo voy a ser responsable si hice todo bien?. Y me explican: “Siempre estaba en casa, siempre respondí el teléfono, para cada evento y en cada momento. ¿Cómo puedo ser responsable si sólo me dedicaba a mi pareja?”.
Cuando nos plantamos en ese lugar, se vuelve muy difícil poder construir desde aquí, desde el rol en el cual la vida me atraviesa sin importar cuáles hayan sido mis acciones.
Cuando una persona es infiel la culpa la hace comportarse distinto, siempre. Es casi una ley. El que hace las cosas mal siente que todos lo miran y esa es la razón por la cual se comporta mal, para no ser descubierto, para no dejar en evidencia lo que mal hizo.
Pues sí, el infiel se muestra infiel por todos lados.
Muchas veces las personas que fueron engañadas miran un día hacia el pasado y dicen: ¡Ay pero como no me di cuenta! Si la información estaba toda ahí, a la vista. Era tan obvio.
Pues sí, no lo vemos porque es doloroso verlo. Porque no sabemos qué hacer con esa situación vivida.
Pero quiero volver a lo importante. Al rol de cada uno en la vida y en la pareja. A invitar al que fue dañado y al que causó daño a que también que cambien la historia, que la vuelvan a vivir. Es necesario que busquen la responsabilidad por lo hecho mal o por todo lo no hecho, porque es así, en el acto de no hacer también somos responsables. Porque lo importante entonces es que se empoderen en esa responsabilidad que los va a sacar del “rol de sufrimiento” para pasar al “rol de liderazgo”.
Porque cuando uno cree que las cosas le pasan sin haber tenido responsabilidad, uno mismo se coloca en el lugar de víctima, de persona padeciente de su propio destino. En cambio, cuando lideramos nuestra historia somos protagonistas. Y este rol es clave para cambiar la forma en que vivimos nuestra vida en pareja, ahora y en el futuro. Parece solo una palabra pero qué poderoso es ser protagonistas.
Porque a los protagonistas las cosas no les pasan, ellos las hacen suceder. Los protagonistas lideran.
Cosas nos pasan a todos y esas situaciones nunca son las que nos definen por completo. Lo único que siempre nos define es y será lo que hacemos con cada una de las cosas que nos suceden en la vida. Eso es lo que hace un protagonista de vida, va más allá de los eventos.
*Gisela Gilges es Life Coach y autora del libro Una cita en el piso 32
Realización: Alejandro Beltrame/ Edición: Rocio Klipphan / Produccion: Macarena Sanchez
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