Es momento de dejar clara la importancia de ubicar la inclusión en el centro de los planes de regeneración de turismo en el marco del Día Mundial del Turismo celebrado hoy, en este caso con la experiencia de Alejandro Piccione, director de la Red de Turismo Accesible y la de Juan Carlos Fazzito, guía de turismo y coordinador de Actividades Culturales.
Según especificó Piccione en LAB TX, espacio digital que analiza el turismo de América Latina, “si el turismo no es para todos, no es turismo, es mi premisa”. Es que el turismo accesible tiene como objetivo planificar, diseñar y ejecutar viajes adaptados tomando en consideración las posibles discapacidades y necesidades de cada persona y él es uno de los profesionales del sector turístico que están colaborando en una nueva forma de vivir experiencias inclusivas, sobre todo en contacto con la naturaleza. Con una mayor integración, empatía e inclusión.
Alejandro Piccione es director de la Red de Turismo Accesible, con el espíritu de conectar oferta y demanda, asistiendo en diferentes aspectos y con la firme convicción que las transformaciones se deben hacer en conjunto y con una mirada integral. A través de su proyecto, Champa Bike, ideó una silla de ruedas adaptada para trekking y senderismo, pensada para que personas con movilidad reducida accedan a experiencias en entornos naturales.
“Convencido de que mi sueño no era una utopía, dediqué mucho tiempo de mi vida a ello. En el camino conocí a Alejandro López compañero de la universidad en la carrera de turismo, fundador de la Red de Turismo Accesible de la República Argentina y hermano de Pablo que es un joven con parálisis cerebral. Ambos fueron mis grandes motivadores en esta temática y desde aquellos años comenzamos a trabajar juntos para que la inclusión de las personas con discapacidad en el turismo sea una realidad”, narró el emprendedor.
Todos los individuos independientemente de su condición, deben poder disfrutar con igualdad de oportunidades. Las barreras las encontramos cuando no están creadas las adecuaciones o apoyos para la accesibilidad. Estas barreras pueden ser desde la falta de rampas para personas en silla de ruedas, falta de intérpretes de lengua de señas para una persona con discapacidad auditiva o incluso, falta de menús en sistema Braille para las personas ciegas.
Consultado en relación a su experiencia en llevar adelante un proyecto con impacto positivo en áreas naturales protegidas, Picicone expresó: “El proceso demandó un tiempo y lo empezamos a trabajar con amigos que hacen actividades de montaña con mucha experiencia a nivel internacional. Buscamos iniciativas similares y descubrimos que solo existe una silla en Francia (la Joëlette), que se distribuye desde hace más de quince años en todo el mundo. Nos inspiramos en ese producto y lo mejoramos desde el punto de vista de la seguridad y el confort. Lo adaptamos a las necesidades y requerimientos de la topografía Argentina”.
“Se trata de un monociclo con una silla con tapizados aptos para la intemperie, barra antivuelco que protege la cabeza del pasajero, apoyabrazos rebatibles y apoya pies regulables en altura. También cuenta con un doble manillar delantero fijo y trasero regulable en el ángulo con columna de acero inoxidable, todo montado en una rueda tipo freestyle de llanta reforzada, suspensión hidráulica, freno a disco y cubiertas de 20 pulgadas”, continuó.
El experto añadió que hay 24 sillas que están distribuidas en las áreas protegidas para actividades recreativas y como herramienta fundamental para hacer rescates en zonas agrestes.
“Desde el punto de vista del impacto del negocio, podemos decir que es un dinamizador de oferta para un sector que hasta el momento no tenía la posibilidad de consumir productos adaptados en espacios naturales. Permite a prestadores ampliar su oferta y brindar una diferenciación en la calidad del servicio, posicionando a las áreas protegidas de Argentina en lugar de innovación y vanguardia”, puntualizó Piccione.
Experiencias de aprendizaje
Juan Carlos Fazzito es Guía de Turismo y egresado de la Universidad Nacional Tres de Febrero como profesor universitario de Historia, actualmente profesor en la carrera de Guía de Turismo en IFTS N° 7 de seminarios de especialización como el de Turismo Accesible. Sostiene que “el turismo accesible es una forma de turismo que implica procesos de colaboración planificadas estratégicamente entre las partes interesadas que permite a las personas con los requisitos de acceso, incluida la movilidad, visión, audición y capacidades cognitivas, funcionar de manera independiente y con equidad y dignidad a través de la prestación de los productos, servicios y entornos turísticos basados en el Diseño Universal”.
“El momento de ponerse a la altura es hoy. La principal barrera limitante a este inevitable desarrollo del turismo accesible son los prejuicios o el desconocimiento de gran parte de los profesionales del área. Es cuestión de formarse, aprender y no perder nunca la iniciativa”, advirtió en LAB TX.
En este sentido, resaltó tres experiencias de visitas accesibles: un recorrido por la ciudad de Buenos Aires y el Museo Histórico Nacional con un grupo de personas ciegas; una visita al Museo Nacional de Arte Decorativo con un grupo de personas sordas y un tour por el CCK con personas ciegas.
En el caso del Museo Histórico Nacional, afirmó: “Sin dudas el desafío de hacer este recorrido con personas ciegas fue enorme”. Para ello, previamente se planificó un recorrido desde el punto de salida hasta el museo. Algunos de los visitantes asistieron con su perro lazarillo, acompañaron a cada persona para abordar el minibús y los perros se ubicaron debajo de sus asientos.
“Un mapa háptico (táctil con relieves, colores resaltantes y textos en Braille) del recorrido sirvió de guía para que supieran por dónde íbamos transitando. Al pasar por edificios emblemáticos tuvieron la posibilidad de conocer su fachada a través de imágenes intervenidas con objetos”. precisó Fazzito, quien además amplió que “expresaron una gran curiosidad por conocer los colores de los edificios: la cúpula de cobre oxidada a verde del Congreso Nacional se llevó todos los comentarios de los pasajeros y otro de los sentidos que se pusieron en juego fue la audición al escuchar al icónico Gardel en el barrio del Abasto, o el tema “La Balsa” al pasar por el tradicional Bar La Perla”.
El experto resaltó que la actividad dentro del museo estuvo cuidadosamente planificada. En su salón más amplio se dispusieron una serie de mesas a modo de postas en las que tenían a disposición material histórico que podía ser tocado solo por ellos. “Cada mesa se correspondía con un periodo histórico y tenía personal especializado del museo. En el mismo recinto, un grupo que interpretaba música con instrumentos estridentes marcaba la orden de rotación una vez que en cada mesa ya se había finalizado la tarea de manipulación y explicación de los objetos expuestos. Antes de hacerlo debían desinfectar sus manos con alcohol en gel y el personal del museo solo los manipulaba con guantes de látex”, describió.
Cómo principales aprendizajes, el especialista mencionó tres: “Hablar claro y con buena dicción; en caso de utilizar material: es muy importante respetar las escalas y proporciones para que puedan tener una cabal idea de lo que se está contando y siempre dejemos que ellos pongan su mano sobre uno de nuestros hombros y podrán así calcular desniveles, distancias y regular la velocidad del desplazamiento. No forzar ni ‘llevarlos’”.
Durante la experiencia en el Museo Nacional de Arte Decorativo con personas sordas, Fazzito considera que es sumamente importante comprender que la gestualidad y nuestros labios son fundamentales a la hora de comprender lo que se está diciendo. A diferencia de cualquier recorrido convencional en el que uno menciona “a la derecha podrán observar...” y luego prosigue con el relato, aquí primero hay que relatar y después señalar cuando aparece el atractivo porque, créanme, no es tan sencillo volver a captar la atención de un grupo de personas sordas luego de indicarles que miren a otro lado. “En este caso el recorrido contó con la colaboración de una intérprete en lenguaje de señas”, relató.
¿Aprendizajes? Contemplar pausas en nuestro relato para que la intérprete pueda llevar a cabo su labor; reservar un lugar desde donde siempre se encuentre visible para todos, si sus manos no se pueden ver, no hay comunicación posible, por lo que ante grupos de personas sordas siempre que sea viable guiar formando semicírculos muy amplios y permitiendo que sean ellos quienes estén en primera línea y entender que guía e intérprete deben llevar ropa oscura idealmente para que sus manos destaquen del fondo y tener buena iluminación en el lugar.
Finalmente pero no menos importante, en relación a la visita al CCK con personas ciegas, destacó como enseñanzas que “es muy importante conocer las medidas específicas de las dimensiones de los diferentes lugares para contextualizar antes de ingresar a cada espacio y llevar un conteo de los escalones exactos que hay que sortear para informar antes de cruzarlos”.
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