Cantidad de muertos totales, muertos diarios, número de nuevos casos, total de casos. Estados Unidos se ubica en la cima del ranking mundial en todos los valores que se utilizan para evaluar el curso de la pandemia en un país.
En lo que va de la pandemia por COVID-19, el país contabilizaba al momento del cierre de esta nota, casi 42 millones de casos de coronavirus y más de 669.000 víctimas mortales, según el rastreador del The Washington Post.
Estados Unidos acaba de alcanzar un hito sombrío en lo que respecta al número de víctimas del coronavirus, y es que hasta la fecha perdió la vida uno de cada 500 estadounidenses.
Sin embargo, para muchos analistas, se acerca rápidamente a un hito más sombrío aún, que es el que sucederá cuando el número de muertos por el nuevo coronavirus supere a los ocurridos durante la pandemia de influenza de 1918, contabilizado en alrededor de 675.000.
“El número de muertes reportadas por COVID-19 en los EEUU superará el número de víctimas de la pandemia de gripe de 1918 este mes”, escribió en Twitter Tom Frieden, ex director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Y agregó: “No podemos endurecernos ante la tragedia continua y en gran medida prevenible”.
Según analizó el prestigioso periódico estadounidense, este es sin duda un hito, en particular si se tienen en cuenta las comparaciones iniciales de los que dudan del COVID-19, incluido el ex presidente Donald Trump, que con frecuencia comparó el virus con la gripe normal. “Muchas personas cada año mueren de gripe”, había declarado Trump en octubre de 2020. A lo que añadió: “Hemos aprendido a vivir con eso, al igual que estamos aprendiendo a vivir con COVID, en la mayoría de las poblaciones ¡¡¡mucho menos letal!!!”.
Pero este momento requiere ser puesto en contexto.
El primer punto que sobresale por lo evidente es que la población de ese país es mucho mayor ahora que durante la gripe española, más de tres veces: la población de los Estados Unidos en 1918 era un poco más de 100 millones, en comparación con casi 330 millones en la actualidad. Entonces, mientras que el número de muertos en 1918 representó aproximadamente 1 de cada 150 estadounidenses, actualmente la cifra es de 1 de cada 500.
Otro es que es posible que ya se haya superado a 1918 en términos de cifras brutas. La estimación de 675.000 de entonces implica cierta extrapolación. Esencialmente, las estadísticas oficiales de mortalidad sólo incluyeron un poco más de 30 de los 48 estados de entonces, más algunas ciudades en los otros estados.
Según explicó el historiador Alfred W. Crosby en su libro America’s Forgotten Pandemic: The Influenza of 1918, “la Oficina de Estadísticas de Mortalidad del Censo de los Estados Unidos es la fuente más importante de cifras exactas sobre las muertes por pandemia y las tasas de mortalidad en Estados Unidos, pero incluso estas están incompletas. En 1918, por ejemplo, el área desde la cual la Oficina del Censo recibió las transcripciones de todos los certificados de defunción, es decir, el Área de Registro, contenía solo el 77,8 por ciento de la población total estimada de la nación”.
La cifra oficial de muertos de 549.000 se amplió así sobre la base de esos porcentajes a 675.000.
Pero el historiador de Virginia Tech, E. Thomas Ewing, sugiere que simplemente asumir un número constante de muertes en las áreas no encuestadas podría no ser estrictamente exacto, ya que las estadísticas disponibles no muestrearon a los afroamericanos y las áreas urbanas se sobre muestrearon. No está claro, entonces, si esto podría haber dado lugar a un recuento insuficiente o excesivo.
Otra diferencia clave que cita Ewing es la escalada y el declive relativamente rápidos de la pandemia de influenza española. En general, se entiende que esa pandemia duró alrededor de un año en los Estados Unidos, y el peor mes registrado fue octubre de 1918, justo después del comienzo, cuando hasta 200.000 murieron de gripe y neumonía. A esto le siguieron cinco meses de muertes intensas pero ya con la curva en descenso, y luego un número relativamente similar de muertes antes de la pandemia.
Por el contrario, lo peor de la primera ola del coronavirus se produjo unos tres meses después de que se reconoció el problema, en abril de 2020, y la peor ola hasta la fecha se produjo un año después, el invierno pasado.
Ewing también sugiere que esta es una marca negra contra la respuesta oficial al coronavirus.
“El hecho de que las muertes aumentaron a fines de 2020, nueve meses después de que la pandemia llegara a los Estados Unidos, con el mayor número de muertes diarias a principios de enero de 2021, es quizás la comparación más desalentadora con el récord histórico -evaluó Ewing. Ignoramos las lecciones de 1918 y luego ignoramos las advertencias emitidas en los primeros meses de esta pandemia. Nunca sabremos cuántas vidas podrían haberse salvado si hubiéramos tomado esta amenaza más en serio”.
El último punto importante que analizó The Washington Post es la diferencia en la letalidad entre hoy y hace un siglo. “Hemos visto un número similar de muertes brutas, pero menos muertes per cápita, menos casos per cápita (hasta ahora) y menos muertes por caso. Si bien se cree que la pandemia de gripe de 1918 infectó entre 1 de cada 5 y 1 de cada 4 estadounidenses y mató del 2,5 al 3% de quienes la contrajeron, actualmente estamos en aproximadamente 1 de cada 8 estadounidenses con casos confirmados del coronavirus, con un 1,6 porcentaje de letalidad”.
La pregunta a partir de la información disponible es si eso se refleja en la relativa letalidad del virus, los avances en la atención médica y la mitigación durante los últimos 100 años, o alguna combinación de ambos. Claro está que la rápida producción de vacunas, por poner un ejemplo, es algo que hubiera sido impensado hace un siglo, si se tiene en cuenta que la primera vacuna contra la gripe ni siquiera se desarrollaría hasta 1942.
Todo indica que sin este desarrollo científico-tecnológico, la situación sería mucho más mortal en este momento que en 1918, más teniendo en cuenta el impacto en el aumento de casos que ocasiona la variante Delta.
La mayor diferencia hasta el momento radica en el poder de permanencia del virus. Para cuando se llegaron a 1 de cada 500 personas que habían muerto a causa de la pandemia de gripe en 1918, la pandemia ya estaba en una trayectoria descendente y nunca habría otra ola. Hoy, Estados Unidos atraviesa una ola que alcanza las 1.800 muertes diarias por tercera vez.
Todo lo cual sugiere que, incluso si el virus aún no se acercó a la letalidad per cápita de la pandemia de 1918, es posible que algún día lo haga. Como en casi todo desde que el SARS-CoV-2 hizo su aparición en el mundo, el tiempo lo dirá.
SEGUIR LEYENDO