La pandemia de COVID-19 aumentó las emociones negativas en todo el mundo. Las personas informaron problemas de mala salud mental y comportamiento, como dormir menos, consumir más drogas y alcohol, esforzarse para concentrarse y pelear más con sus seres queridos.
Durante el año pasado, investigadores de decenas de países se unieron para estudiar si las intervenciones para mitigar las emociones negativas y aumentar las emociones positivas podrían mejorar la resiliencia psicológica y ayudar a las personas a responder mejor a la adversidad.
Sus hallazgos, publicados en un artículo en Nature Human Behavior, muestran que el uso de un método simple para ayudar a las personas a pensar de manera diferente sobre sus situaciones mejoró la respuesta emocional. Esa estrategia de regulación de las emociones, conocida como reevaluación, “redujo constantemente las emociones negativas y aumentó las emociones positivas” entre los participantes del estudio. “Los efectos de la intervención no fueron escasos”, señalaron los autores del documento, lo que ayudó a aliviar el costo emocional causado por el encierro y el autoaislamiento.
“Los hallazgos demuestran la viabilidad de crear intervenciones escalables y de bajo costo para su uso en todo el mundo para desarrollar la resiliencia durante la pandemia y más allá”, indicaron los autores dirigidos por el estudiante de doctorado de la Escuela Kennedy de Harvard, Ke Wang. El estudio también incluyó a coautores del Psychology Science Accelerator, una red global de más de 500 laboratorios de ciencias psicológicas en docenas de países, que coordinó la recopilación de datos para estudios seleccionados y procesó los grandes volúmenes de datos. Cerca de 400 investigadores de todo el mundo contribuyeron al trabajo.
Prestar atención consciente
Para el estudio de reevaluación, los autores recopilaron casi 28.000 respuestas de mayo a octubre del 2020 con la concurrencia de participantes de 87 países. Esa amplitud permitió a los investigadores probar las respuestas emocionales en diversas circunstancias de encierro entre personas de diferentes culturas y en un amplio espectro de niveles de ingresos y educación.
Fue el estudio transnacional más grande hasta la fecha sobre la reevaluación. Los autores escriben que “los hallazgos revelan la posibilidad de generalizar los efectos de la reevaluación en muchos países/regiones, incluso en contacto con factores estresantes sustanciales y prolongados”.
Como medida del impacto práctico potencial, los datos revelaron que la magnitud de los beneficios emocionales generados por la reevaluación fueron iguales o incluso mayores que los daños emocionales causados por condiciones tan extremas como estar encerrado o en autoaislamiento durante la pandemia.
Los métodos de estudio incluyeron mostrar a los participantes fotos sobre la pandemia y medir sus respuestas emocionales después de aprender técnicas de reevaluación brevemente (en aproximadamente 5 minutos) en una encuesta en línea y comparar los hallazgos con las respuestas de un grupo de control activo (reflexionando sobre pensamientos y sentimientos) y un grupo de control pasivo que no aprendió ninguna técnica de reevaluación.
Los autores también probaron dos métodos de intervención de reevaluación. El que llamaron reconstructual y la reutilización. “Reconstruir implica cambiar la forma en que una persona interpreta o representa mentalmente una situación para cambiar la respuesta emocional -afirma Marisa Paredes Cuesta, psiquiatra especialista en emociones de la Universidad Católica de Chile-. El otro método, llamado reutilización, requiere enfocarse en un resultado potencialmente positivo para cambiar la respuesta emocional, como pensar que la pandemia nos ayuda a reconocer quiénes son las personas más importantes en nuestras vidas”.
En general, el estudio encontró poca diferencia entre la efectividad de los dos métodos de reevaluación; ambos tuvieron un marcado impacto positivo. El informe concluye que “ambos enfoques disminuyeron significativamente las respuestas emocionales negativas y aumentaron significativamente las respuestas emocionales positivas en todas las medidas de resultado primarias”.
También encontraron que la mejor respuesta emocional a la pandemia no redujo las intenciones de los sujetos de practicar conductas de salud preventiva. Una expectativa era que la mejora de las emociones sobre la pandemia podría alentar a las personas a bajar la guardia sobre la prevención. Los datos no confirman esa preocupación.
“Para los que se dedican a las ciencias del comportamiento, el análisis del estudio de las dos formas de reevaluación ofrece una visión matizada de esas intervenciones específicas. Pero para los formuladores de políticas, la principal conclusión es la conclusión más amplia de que las intervenciones de reevaluación funcionan, y vale la pena invertir en las áreas donde la resiliencia es importante para el bienestar público”, aporta Daphna Hausman Ozery, de la Universidad Estatal de California, una de las especialistas participantes en el documento.
Para todos aquellos que buscan ayudar a otros a responder a eventos emocionalmente angustiantes con resiliencia, el estudio proporciona estrategias claras, de bajo costo y escalables. En lugar de confiar en la intuición o la evidencia anecdótica, los líderes de salud pública ahora pueden confiar en datos sólidos de decenas de países que documentan que la reevaluación aumenta las mejoras en la resiliencia emocional.
“Los trabajadores esenciales, enfermeras y médicos, estudiantes, pacientes y muchas otras poblaciones cuyo trabajo y vida se ven muy afectados por la pandemia podrían beneficiarse potencialmente de las intervenciones de reevaluación -señala otra de las autoras del documento, Jennifer S. Lerner del Departamento de Psicología de la Universidad de Havard-. Debido a que estas intervenciones son económicas, breves y escalables, podrían implementarse a través de una variedad de medios y mecanismos de comunicación, como campañas publicitarias, discursos, cursos, aplicaciones y juegos móviles”.
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