Un murmullo que empieza a hacerse escuchar. La vacunación obligatoria sería la vía mas rápida para lograr la inmunidad colectiva, ganarle a la propagación del virus y evitar nuevas variantes. Incluso, cuando el uso doméstico del pasaporte de la vacuna es dispar, confuso, complica la vida normal, no termina de ser suficiente herramienta para convencer a los no vacunados.
El fin de la pandemia, o al menos en la versión que hoy conocemos, está ligada al umbral de inmunidad de “rebaño”. Para los expertos internacionales, entre ellos las autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa estimada de protección de la población debería estar cerca al 90% en presencia de la variante Delta, una meta que aún está muy lejos.
Ante el brote de infecciones mundiales, que superan regularmente los 400.000 nuevos casos diarios, los gobiernos continúan la carrera por la vacunación contra Covid-19. Mientras los más pobres intentan hacerse de vacunas, los mas ricos apuntan a llegar a las personas más frágiles y vacilantes.
El marco es el siguiente: La OMS estima, teniendo en cuenta el exceso de mortalidad directa e indirectamente vinculado a la enfermedad, que el número de víctimas podría ser de dos a tres veces superior al establecido oficialmente, en un mundo que ha administrado más de 4 mil millones de dosis de vacuna contra Covid-19.
¿Advertencia o aviso? El presidente francés, Emmanuel Macron, fue el primero en alzar la voz para hacer una llamamiento a vacunarse. Para los analistas, un grito de desesperación o una adelanto del debate que ya está en los pasillos del Parlamento francés.
“Cuando todos los especialistas del mundo te dicen que la única salida es la vacuna, cuando más de 3 mil millones de habitantes del planeta han sido vacunados, lo digo con fuerza: la única forma de salir de esto , para proteger a los más viejos, a los más vulnerables, para poder también reabrir completamente, es la vacuna”, dijo durante una visita a la Polinesia francesa.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que espera que casi 4 millones de empleados federales sean obligados a inyectarse, fue también categórico a la hora de describir a quienes no se han vacunado. “Tenemos en claro que si estas otras 100 millones de personas estuvieran vacunadas, estaríamos en un mundo muy distinto”, aseguró a la prensa.
Pero incluso, el mandatario fue algo mas lejos, y adelantó lo que otros tantos analistas avizoran: un endurecimiento de las leyes y restricciones para los que se opongan a un inoculante anti Covid. Biden calificó a los indecisos: “Vacúnense. Si no es así, no son tan inteligentes como pensé que lo eran”
Desde Italia también llegó otro aviso. El presidente de la República, Sergio Mattarella, en su discurso en el tradicional acto de entrega del Abanico de Prensa Parlamentaria, realizado en la Quirinal, sostuvo que “la pandemia aún no ha quedado atrás. El virus ha cambiado y está demostrando ser aún más contagioso”
“La vacuna no nos hace invulnerables, pero reduce en gran medida la posibilidad de contraer el virus, su circulación y su peligro. Por estas razones, la vacunación es un deber moral y cívico”, añadió Mattarella.
El debate también arribó a las empresas. El miércoles, Google decidió imponer la vacunación y posponer el regreso a la oficina de empleados prevista para principios de septiembre hasta mediados de octubre. Facebook y Apple también pretenden reservar el acceso al recinto para los vacunados. United Airlines ha anunciado que solo reclutará personas vacunadas. Otros que avisaron a sus empleados que requerirán el certificado de inmunización fueron Morgan Stanley y BlackRock.
Francia, el murmullo se siente en el Parlamento
La vacunación obligatoria de todos los franceses sería una solución “más sencilla, más eficaz y más justa”, sostuvo el diputado François Jolivet, legislador de La República en Marcha, el partido de Emmanuel Macron. Para Jolivet, el pase sanitario, que se extiende desde el 9 de agosto a casi todas las actividades cotidianas, tiene un aplicación “compleja” , con un resultado para doblegar a los no vacunados “casi ilusorio”.
Una opinión compartida por un referente de la mayoría parlamentaria y cercano Emmanuel Macron, poco antes de los nuevos anuncios del Jefe de Estado, el lunes 12 de julio sobre el pase verde. “Mi posición es que no hay otra salida en esta situación epidémica que la vacunación obligatoria para todos”, declaró el alto comisionado de planificación y presidente del MoDem, François Bayrou, a la cadena de noticias BFMTV.
Fueron los parlamentarios del Partido Socialista quienes apoyaron más directamente esta idea. Cuando llegaba el proyecto para el pase de vacunación, diputados y senadores socialistas emitieron una declaración conjunta en la que todos están a favor de una vacunación obligatoria “progresiva” en vigor “en el 1 octubre” y contra “el pase de la salud según lo propuesto por el gobierno”
La medida también suma votos de la derecha. “Debemos hacer que la vacunación sea obligatoria para todos”, dijo Michel Barnier, quien representa, según el ex negociador del Brexit y potencial candidato para las primarias, “la clave” para una futura salida de la crisis. Por otro lado, a linea mas fuerte de rechazo, llega de la ultraderecha, es decir del sector de Marine Le Pen.
Un cambio también notable en la opinión pública. De acuerdo con un Backbone Odoxa Consulting encuesta publicada para el diario Le Figaro, el jueves 1 de Julio el 58% de los encuestados dijeron que estaban a favor de tal perspectiva, frente a sólo el 38% en noviembre, unas semanas antes del inicio de la campaña de vacunación.
“Quiero ser claro: no voy a hacer obligatoria la vacunación”, declaró Emmanuel Macron durante su discurso del 24 de noviembre de 2020, mientras el ejecutivo repetía que estaba apostando por la “confianza y convicción”. Hoy, fuera de micrófonos, algunos ministros destacados perciben la obligatoriedad como un opción probable.
“Dependiendo de la evolución de la situación, sin duda tendremos que plantearnos la cuestión de la vacunación obligatoria para todos los franceses “, ya había advertido Emmanuel Macron, durante su última intervención televisada.
Estados Unidos, obligados a dar el primer paso
Joe Biden, que comenzó su mandato con fuerza y alcanzó, en cien días, el doble de su objetivo inicial de 100 millones de vacunados, se vio tropezar en la siguiente fase. Cuando pensaba tener a la mitad de estadounidenses con dos dosis antes de la fiesta nacional del 4 de julio, ese objetivo le resultó trunco.
De hecho, al 27 de julio, el 49,3% de la población estaba completamente vacunada (57,6% de los mayores de 12 años), según las autoridades sanitarias. Estados Unidos, que había sido el segundo país en iniciar la campaña de inmunización, detrás del Reino Unido, a mediados de diciembre de 2020, pierde ahora ventaja frente a China, Alemania, Francia, España o Canadá. El país, que en abril pasado administró más de 3 millones de inyecciones diarias. En la semana del 22 de julio, se situó en una media de 291.000 por día.
Con ese panorama, y una explosión de contagios en varios Estados, el mandatario Biden decidió decretar una serie de medidas para impulsar la vacunación, entre ellas exigir a casi 4 millones de empleados federales que se vacunen o cumplan una serie de restricciones.
Según un comunicado de la Casa Blanca, las personas que no “demuestren estar totalmente vacunados” tendrán que llevar una máscara en el trabajo, independientemente de su ubicación, mantener distanciamiento físico con otros empleados y “cumplir con un requisito de pruebas de detección semanales o dos veces por semana”
En este contexto, se ha abierto el debate sobre la vacunación obligatoria. Sin embargo, para muchos expertos, el gobierno federal, o los demócratas, difícilmente podrán imponer tal medida en un país tan descentralizado y con el poder diseminado en tantas autoridades locales.
Además, la propagación de la variante ha acentuado la división entre los estados rojo (republicano) y azul (demócrata). Según la Academia Nacional de Políticas de Salud del Estado, un centro para el estudio de la salud pública, se han introducido más de 150 proyectos de ley en las asambleas locales que prohíben la discriminación basada en el estado de vacunación.
Cinco estados, todos republicanos, ya han aprobado la prohibición de que las empresas privadas soliciten a los empleados un certificado de vacunación o reserven sus servicios para consumidores inmunes. Seis estados prohíben la obligación de estar vacunado para ir a la escuela, mientras que once estados prohíben a las administraciones hacer pasaportes de vacunas.
¿Qué países tienen vacunas obligatorias?
Prácticamente no hay países que hoy tengan un plan de vacunación obligatorio para luchar contra el covid-19. Sin embargo, la imposición puede verse para poblaciones o grupos de profesionales en particular.
Tayikistán, publicó un decreto que obligaba a todos los ciudadanos mayores de 18 años a vacunarse, sin especificar en qué condiciones se aplicaría la obligación. Otra nación, que avanzó en el mismo camino fue Turkmenistán. El país Asia Central, uno de los pocos en el mundo que no ha declarado oficialmente ningún caso de covid-19, anunció el 7 de julio que hacía obligatoria la vacunación para “todas las personas mayores de 18 años sin contraindicaciones médicas”.
Finalmente, el Estado del Vaticano, por intermedio de un memorándum del 8 de febrero hizo obligatoria la inyección para los habitantes y los empleados que trabajan allí. El Estado del Papa Francisco prevé posibles sanciones, que pueden llegar hasta el despido, para los no inoculados.
Para grupos objetivos, como personal sanitario o empleados públicos, la lista de países es más larga e incluye distintos niveles: Francia, Grecia, Italia, Reino Unido, Rusia, Fiji y Kazajstán.
Hay otro lote último de sólo dos países, donde no es obligatorio, pero en los hechos si por las fuertes restricciones para los no vacunados. Arabia Saudita, donde no se puede ingresar a lugares públicos o privados sin estar inmunizado.
También en Pakistán: en la provincia de Baluchistán, en el suroeste de Pakistán, prohibido personas no vacunadas que entre en servicio público, parques, centros comerciales y de transporte público. En otras partes del país, a los funcionarios de la provincia de Sindh que se nieguen a vacunarse no se les pagará. Lo mas curioso, en el estado de Punjab, se advirtió que aquellos que no quieran una inyección podría hasta ser sancionados con el corte de su servicio de telefonía móvil.
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