Hace tiempo se pensaba que la inteligencia es la capacidad de resolver problemas matemáticos. Con el tiempo la ciencia se dio cuenta que no era el único elemento importante en término de inteligencia.
El cerebro tiene varias partes. Todas funcionan en integración. Pero lo que tiene que ver con el razonamiento tiene más relación con lo que se llama lóbulo prefrontal, lo que nos hace intelectivamente humanos. Pero en el centro, lo que es en el corazón del cerebro, en la parte central hay algo que se denomina sistema límbico, que tiene que ver con las emociones.
La adecuada inteligencia y lo que se llama inteligencia emocional es un balance de la función de las funciones intelectivas y la función de orden emocional.
La inteligencia emocional se refiere a las capacidades y habilidades psicológicas que implican el sentimiento, entendimiento, control y modificación de las emociones propias y ajenas.
La inteligencia emocional es lo que nos permite tomar sabias decisiones, relacionarnos adecuadamente con los demás, resolver problemas complejos y tiene tres características: uno es la percepción emocional. Otro es la comprensión emocional. Y otro es la regulación emocional.
La percepción emocional es saber lo que usted siente y lo que sienten los demás. Es saber rotular y etiquetar lo que usted siente pero también a través de la empatía lo que siente el otro. Si uno no percibe las emociones, se produce lo que llamamos lamentablemente, analfabetismo emocional.
Una vez que percibió, debe comprender, porqué siente lo que siente. Eso se denomina comprensión. Que es saber en qué contexto se da esa situación y por qué usted siente miedo, orgullo, culpa, vergüenza.
Cuando esas dos condiciones se dieron, la percepción y la comprensión, lo que hay que hacer es regular o administrar las emociones a su favor.
Asimismo, una persona emocionalmente inteligente es aquella capaz de gestionar satisfactoriamente las emociones para lograr resultados positivos en sus relaciones con los demás.
Este concepto surge en 1983 con el psicólogo Howard Gardner, quien considera a los test de coeficiente intelectual como insuficientes para lograr una apreciación de la inteligencia.
La divulgación del concepto también impulsó la aparición de numerosos test, con el objetivo de medir, calcular y comparar las habilidades emocionales de las personas, pero al no ser las características afectivas y sentimentales de fácil medición, muchos de estos test no cuentan con aval científico.
La inteligencia emocional desempeña un papel central en el éxito o el fracaso de todo tipo de relaciones humanas, desde las sentimentales y familiares hasta los vínculos laborales.
También es un factor determinante en el funcionamiento de las organizaciones, ya que la empatía, autocontrol emocional y motivación de las personas puede condicionar el trabajo en equipo, haciéndolo más o menos eficiente y satisfactorio.
Estas habilidades también son importantes en la capacidad de las personas de convencer, manipular e incluso dominar a los demás (los líderes tienden a ser personas emocionalmente inteligentes).
Realización: Matías Arbotto/ Edición de video: Sofía Boutigue / Producción: Macarena Sánchez/ Guión: Nicolás Spalek / Agradecimientos: Estudio Faiketen @faiketen
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