“Si las tasas de vacunación entre adultos y niños mayores de 12 años continúan rezagadas en medio de una mayor propagación del virus, los miembros más jóvenes de la población serán los más afectados”. Tal la advertencia del vacunólogo y decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical de la Facultad de Medicina Baylor, Peter Hotez.
Para el experto, es probable que los niños paguen el precio por los adultos que no se vacunen en los EEUU.
Es que en ese país, preocupa que las tasas de población inmunizada contra el COVID-19 no son lo suficientemente altas como para disminuir o frenar la propagación del SARS-CoV-2, que aumentó en el último tiempo en la mayoría de los estados.
Tal como advirtió el experto en vacunas, “la transmisión seguirá acelerándose, y los que también pagarán el precio, además de los adolescentes no vacunados, son los niños pequeños que dependen de que los adultos y los adolescentes se vacunen para frenar o detener la circulación del virus”.
En 46 estados de los EEUU, las tasas de casos nuevos en la última semana son al menos un 10% más altas que las tasas de casos nuevos la semana anterior, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
Por poner un ejemplo, en el condado de Los Ángeles, el más poblado del país, se registró un aumento del 500% en los casos durante el último mes, según los últimos datos de salud del condado.
Así las cosas, mientras aumentan los contagios, sólo el 48,1% de la población está completamente vacunada, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los EEUU. Y aunque muchos pueden ignorar el riesgo de bajas tasas de vacunación para los niños, aún sabiendo sus bajas tasas de mortalidad por COVID-19, Hotez dijo que todavía están en riesgo de sufrir complicaciones graves.
En Mississippi, siete niños están en cuidados intensivos con COVID-19 y dos están conectados a ventiladores, tuiteó el martes por la noche el doctor Thomas Dobbs, funcionario de salud estatal.
Para Hotez, “muchos más adolescentes podrían ser hospitalizados’', al tiempo que añadió que hasta un 30% de los niños infectados desarrollarán síntomas a largo plazo, o lo que se conoce como COVID prolongado.
“Los científicos ahora están aprendiendo sobre las consecuencias neurológicas de lo que se dio en llamar COVID prolongado’', agregó Hotez. Algunos estudios mostraron impactos en el cerebro de personas que habían sido infectadas con el virus. Un estudio realizado en abril encontró que el 34% de los sobrevivientes de COVID-19 recibieron un diagnóstico de una afección neurológica o psicológica dentro de los seis meses posteriores a la infección.
“Lo que están haciendo es condenar a toda una generación de adolescentes a una lesión neurológica totalmente innecesaria -sentenció Hotez-. Es absolutamente desgarrador y más que frustrante para los científicos de vacunas como yo ver que esto suceda”.
“Sabemos que el grupo de adolescentes, luego de que se cumplimente la inmunización de los de mayor edad que son obviamente los de mayor riesgo, tiene que ser vacunado porque tienen un rol en la transmisión al igual que los adultos jóvenes”, destacó a Infobae la la jefa del Departamento de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, Ángela Gentile (MN 49908), para quien “luego tendrá que vacunarse a los más pequeños porque se necesita que los chicos contribuyan a la inmunidad de rebaño, que es un logro realmente desafiante”.
Y tras resaltar que “antes se decía que la inmunidad de rebaño se lograba con el 70% de la población vacunada”, Gentile señaló que “cada vez es más exigente la situación y las nuevas variantes son muy transmisibles, por lo que probablemente dependa del grado con vacunas el R0 de los contagios con las nuevas variantes”. Esto es, que cuanto más transmisible se vuelve el virus, más elevado es el porcentaje de población vacunada que se necesita para cortar la transmisión y por ende controlar la pandemia.
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