Mientras los países avanzan en la inmunización de sus poblaciones contra el COVID-19, el surgimiento de variantes más contagiosas del SARS-CoV-2 y el aumento de infecciones tanto en personas vacunadas como en aquellos que ya habían padecido la enfermedad hace pensar cada vez más fuerte en la posibilidad de que las vacunas autorizadas de emergencia deban ser reforzadas en el futuro.
Es que a casi siete meses del comienzo de la vacunación en el mundo, los países atraviesan las segundas y terceras olas con igual o mayor intensidad que las primeras y todo hace pensar que la vacunación no será suficiente.
En consideración del médico infectólogo Roberto Debbag (MN 60253), “el mundo piensa que para poder controlar la circulación del coronavirus va a tener que dar dosis de refuerzo en el tiempo, y esas dosis posiblemente estén relacionadas con las nuevas variantes”.
“El mundo científico cree que las variantes delta y delta plus no son las últimas mutaciones que van a producir preocupación, razón por la cual la vacunación de refuerzo en esquemas completos se impone como una necesidad”, agregó.
Ahora son las propias autoridades sanitarias de Rusia, el país que produce Sputnik V, una de las vacunas que más se aplican en la Argentina, quienes reconocieron que “la repetición de la vacunación con vacunas basadas en el vector de adenovirus es posible después de seis meses de la inoculación inicial, ya que durante este tiempo, la inmunidad contra los adenovirus se debilita”. Las declaraciones del especialista en enfermedades infecciosas del Ministerio de Salud ruso, Vladimir Chulanov, acrecientan la hipótesis de la revacunación.
En la misma línea, el ministro de Sanidad ruso, Mikhail Murashko, afirmó que la situación epidémica es difícil en las ciudades rusas con más de un millón de habitantes y argumentó será necesaria “una dosis de refuerzo de la vacuna Sputnik V cada seis meses debido al aumento de los niveles de infecciones tanto en personas vacunadas como los que ya padecieron la enfermedad”.
“Durante el período de aumento de la epidemia, tanto los que estaban enfermos como los que fueron vacunados hace más de seis meses deben ser revacunados”, dijo en una entrevista con la televisión estatal, en la que agregó: “El refuerzo será y es inevitable , no sólo la vacunación, sino el refuerzo, para quienes quieran mantenerse a salvo, a sus familias y seres queridos”.
Consultado por Infobae sobre la posibilidad de requerir refuerzos de las vacunas, el médico infectólogo Lautaro De Vedia (MN 70640) aclaró que “es algo que aún no se sabe”. “Es posible que haya que aplicar un refuerzo; algunos datos preliminares sugieren eso pero todavía no se sabe”, señaló el experto del Hospital Muñiz y ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (Sadi), quien argumentó: “Los pacientes que se enrolaron en los estudios de los cuales se conocieron los resultados preliminares de Fase III es gente que se vacunó hace un año más o menos, de hecho uno de los estudios se extendió hasta septiembre/octubre, así que los resultados de protección al año no se tienen todavía; son datos que se van a ir conociendo con el correr de los meses”.
Para él, “hoy en día no se tiene toda la información científica para poder asegurar o no si hay que dar una nueva dosis cada año”.
Y sobre las razones que llevan a pensar en esa posibilidad, analizó: “Las nuevas mutaciones que emergen y los casos de personas que se infectan a pesar de estar vacunados son las variables que se miran de cerca para pensar en la probabilidad de un refuerzo de la vacuna, pero hasta que no se conozcan más datos de personas vacunadas de más larga data hay que tener un poco de paciencia”.
Lo mismo había manifestado la ministra de Salud, Carla Vizzotti, al anticipar la semana pasada que el Gobierno evalúa la posibilidad de que la ciudadanía necesite un refuerzo todos los años de la vacunación.
“Desde el día uno se dijo que no se sabe cuánto va a durar la inmunidad de las vacunas y siempre se evaluó la posibilidad de necesitar un refuerzo”, afirmó la funcionaria el pasado martes en conferencia de prensa.
Según la explicación que dio, es algo común con los virus respiratorios: “Las vacunas que se diseñan para prevenir virus respiratorios son vacunas que, con la inestabilidad de estos patógenos, que tienen mutaciones pequeñas, necesitan reformularse porque cambia el virus”. “Por eso la (vacuna) antigripal se da todos los años, su inmunidad no dura más de doce meses y siempre se planteó la necesidad de adaptar las vacunas por estas mutaciones que tienen todos los virus respiratorios y el SARS-CoV-2 no es una excepción”, agregó la funcionaria, para quien “desde ese punto de vista siempre se pensó que probablemente se tiene que dar un refuerzo”.
La decisión de las autoridades rusas generó inquietud en varios países sobre la capacidad de Rusia para proporcionar vacunas, cuando ya se conocían retrasos en los envíos y hay escasez del segundo componente del Sputnik V.
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