Si bien incluye una serie de comportamientos, esta práctica ha sido definida como la acción de filmarse o sacarse una foto con contenido sexual, erótico o pornográfico y enviar esas imágenes o videos a una persona de confianza por medio del celular u otro dispositivo electrónico. El anglicismo “sexting” proviene de una combinación de dos palabras en inglés: “sex” (sexo) y “texting” (enviar mensajes de texto por celular). Puede realizarse por medio de mensajes instantáneos, foros, redes sociales y correo electrónico, y si bien se practica entre adultos, es una práctica cada vez más difundida entre los adolescentes.
El uso intensivo de los celulares para comunicarnos genera nuevas formas de relación entre las personas. Una de las prácticas que crece es la de compartir fotos eróticas para seducir y conquistar a otra persona. Como si esto fuera poco, a medida que el aislamiento social y el uso de dispositivos se dispararon durante la pandemia, los expertos en medios digitales dicen que el intercambio de nudes y otros mensajes sexualmente explícitos entre adolescentes y preadolescentes solo ha empeorado.
Bark, un servicio de seguridad en línea que los padres y las escuelas pueden pagar para monitorear los dispositivos de los niños, descubrió que el volumen diario promedio de mensajes de texto de los niños que incluían contenido sexual aumentó aproximadamente un 37% desde los niveles prepandémicos, desde el 0.51% de todas las actividades en julio de 2019 al 0,7% en mayo de 2021. Y un metaanálisis de 2018 sobre el sexting publicado en JAMA Pediatrics encontró que 1 de cada 7 adolescentes envía, 1 de cada 4 recibe y 1 de cada 8 reenvía mensajes con contenido sexual, sin el consentimiento de la persona de la foto.
“Lo virtual y el canal de las redes sociales cada vez van concentrando más aspectos de la comunicación y la interacción que antes se jugaban en forma directa. Los medios de control y cuidado parental llegan hasta un punto, el resto corre por cuenta de la educación y la prevención que los padres les transmiten a los chicos”, sostuvo en diálogo con este medio Ricardo Rubinstein, médico psiquiatra y psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
Para Diana Litvinoff, psicóloga, miembro de la misma asociación y autora del libro El sujeto escondido en la realidad virtual, “Internet es como una puerta abierta. Como los dispositivos están en casa y a mano, a menudo creemos que son controlables. Pero no lo son. Cualquiera puede entrar y salir sin que nosotros tengamos el control. Es importante que los padres puedan transmitir este concepto. Así como se les enseña a cruzar la calle, los adultos tienen la responsabilidad de enseñarles a los niños y adolescentes sobre los riesgos del Internet. Con la pandemia, toda la actividad que antes transcurría por otros canales se trasladó al contacto virtual”.
Una cosa es cuando los adolescentes de una edad similar que están en una relación acuerdan compartir fotos; los expertos en desarrollo infantil dicen que incluso puede ser una parte normal de las relaciones de adolescentes mayores, aunque muchos padres pueden oponerse a eso. Pero es otra cosa completamente diferente cuando los preadolescentes y adolescentes reciben fotos que no quieren, o se sienten obligados a compartir fotos de ellos mismos desnudos. Los adolescentes a veces usan una foto para chantajear a otro adolescente por fotos cada vez más explícitas, o las filtran para vengarse después de una ruptura u otra disputa. El sexteo también puede tener un impacto a largo plazo en el desarrollo del sentido de autoestima de los adolescentes y en la visión de lo que constituye una relación saludable.
La adolescencia es una etapa de cambios, descubrimientos, crecimiento y aprendizaje. Aunque no todos los jóvenes crecen del mismo modo, hay factores comunes entre ellos: uno de los más importantes es el despertar de la sexualidad. En la actualidad, es habitual que los jóvenes y adolescentes usen la tecnología para expresar sus deseos y fantasías sexuales. Aun así, no siempre evalúan los riesgos que puede generar el envío de imágenes o videos sexuales por Internet.
“Muchos de los problemas que dependen del ‘cuidado de sí’ encuentran una particular debilidad en la adolescencia, en relación con lo que son conocidas como ‘conductas de riesgo’. La adolescencia en general, es un período en que el despliegue libidinal en los sujetos logra sentimientos extremos, que oscilan entre momentos de impotencia, duelo y melancolía y por otro lado de manía y omnipotencia”, manifestó consultado por este medio el psicólogo Jorge Catelli (MN 19868), miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Las ramificaciones de solicitar, compartir y poseer fotografías de menores desnudos pueden variar desde el daño a la reputación hasta el enjuiciamiento penal. En muchos estados de los Estados Unidos, por ejemplo, es ilegal que los adolescentes tengan esas fotos en sus teléfonos, incluso si el intercambio fue consensuado. Un estudio publicado en 2019 encontró que más de tres veces más niñas que niños se sentían presionados a enviar un “sext”, y que se les había pedido al doble de niñas que de niños que enviaran uno.
Entonces, ¿cómo pueden los padres hablar con sus hijos? Los especialistas recomiendan que antes de iniciar siquiera el tema con los hijos, los padres comprendan lo que implica el sexting para disminuir la brecha digital que puede existir entre las generaciones. Para enfrentar una conversación sobre sexting, Litvinoff recomienda “hablar de manera clara y directa pero con delicadeza sobre los riesgos que la práctica podría conllevar”.
Algunos consejos para que los adultos transmitan a los jóvenes y adolescentes
- Pensar antes de enviar fotos o videos con contenido sexual. Una vez enviados, se pierde el control sobre su recorrido. Al compartir este tipo de materiales, se debe recordar que pueden caer en manos de personas mal intencionadas que los viralicen o incluso los editen antes de compartir
- Utilizar contraseñas seguras. Los teléfonos celulares, las tablets, notebooks y netbooks deben contar con sistemas de bloqueo, para evitar que personas no autorizadas accedan a la información privada guardada en los dispositivos. Las contraseñas seguras se forman combinando números, símbolos, letras mayúsculas y minúsculas. Para mayor efectividad, se recomienda modificar las contraseñas aproximadamente cada tres meses y evitar compartirlas.
- Tapar la cámara del celular o de la computadora si no se desea hacer uso de ella mientras se chatea. Es importante tener presente que existen personas que tienen las habilidades para activar en forma remota una cámara y capturar imágenes mediante el uso de herramientas informáticas y códigos maliciosos.
- Realizar una copia de seguridad de las fotos o videos sexuales y borrar ese material de los teléfonos celulares, tablets o netbooks para evitar que caigan en manos de desconocidos o personas mal intencionadas. Es importante tener en cuenta que esos dispositivos pueden ser fácilmente robados, perdidos u olvidados.
- Chequear que los videos y las fotos compartidas no contengan información personal que sirva para identificar fácilmente a las personas involucradas, como la dirección, patente del auto, teléfono, marcas en la piel o tatuajes, etc.
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