El infarto agudo de miocardio, conocido popularmente como ataque cardíaco se produce por una insuficiente irrigación sanguínea al corazón y la consecuente falta de oxígeno. Esta situación es llamada isquemia. Cuando el flujo sanguíneo se bloquea y el órgano no recibe sangre ni oxígeno, las células cardíacas mueren.
Este bloqueo se debe a la formación de un coágulo de sangre en el sitio del estrechamiento debido a la acumulación de grasa (aterosclerosis) en la pared de la arteria. Como consecuencia de un infarto, una porción del tejido del corazón muere por la falta de oxígeno y este daño resulta irreversible. Es por eso que el tratamiento médico inmediato resulta tan importante.
Cuando se interrumpe el flujo sanguíneo, el corazón comienza a sufrir daño. Cuanto más tiempo pasa sin tratamiento más se extiende la lesión. Es por eso que una rápida intervención médica puede minimizar los daños al tejido cardíaco. Además, durante un infarto, el corazón puede dejar de latir. Para ello los médicos cuentan con el equipo necesario de reanimación.
Aquellas personas que ya padecieron un infarto, tienen más riesgo de tener otro. También son más proclives aquellos que cuentan con una historia familiar de enfermedades cardíacas a edades tempranas (55 años para los hombres, 65 para las mujeres). En estos casos es importante realizar chequeos frecuentes y mantener un estilo de vida y una dieta saludables.
En la mayoría de los casos las personas no saben reconocer los síntomas de un infarto. Y hasta es común confundir los dolores sintomáticos con una indigestión. Es por eso que una de las mejores formas de evitar que se extienda la lesión en el corazón, es acudir ante los primeros síntomas, con urgencia al hospital.
Luego de un infarto es recomendable no exponerse a situaciones de estrés y aprender acerca de estrategias para reducirlo y controlarlo, ya que es habitual que las personas que padecen un paro cardíaco tengan un mal manejo del estrés. Por lo general se recomienda evaluar el estilo de vida y cambiar la dieta.
Un ataque al corazón puede ocurrir:
- Cuando usted está descansando o dormido
- Después de un aumento súbito en la actividad física
- Cuando está activo afuera con clima frío
- Después del estrés emocional o físico súbito e intenso, incluyendo una enfermedad
La pandemia y el incremento de muertes por afecciones del corazón
Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, a nivel global, hubo un incremento de hasta el 139% en las muertes relacionadas por afecciones del corazón y aumentó 58% la cantidad de personas que sufren un paro cardíaco en sus hogares, según datos difundidos por la Federación Mundial del Corazón.
Cada año, unas 17,8 millones de personas mueren por enfermedades cardiovasculares, lo que representa al 31% de las muertes globales. Los números preocupan aún más si se tiene en cuenta que, tal como detalla la entidad sanitaria mundial, por las diferentes situaciones de confinamiento llevadas adelante en el mundo, cayó 75% la asistencia a las consultas médicas, chequeos y turnos hospitalarios.
Los efectos colaterales de la pandemia del coronavirus podrían estar generando un aumento de los casos del síndrome conocido en el mundo como “del corazón roto”, una miocardiopatía causada por el estrés. También conocido como síndrome de Takotsubo, esta enfermedad se produce cuando los músculos del corazón se debilitan, provocando dolor en el pecho y falta de aliento.
El síndrome del corazón roto es una afección cardíaca temporal que a menudo se produce por situaciones estresantes y emociones extremas. La afección también puede desencadenarse por una enfermedad física grave o una cirugía, según describe según Mayo Clinic. Las personas con síndrome del corazón roto pueden tener un dolor repentino en el pecho o pensar que están sufriendo un ataque cardíaco. El síndrome del corazón roto afecta solo una parte del corazón, interrumpiendo temporalmente la función normal de bombeo del corazón. El resto del corazón continúa funcionando normalmente o incluso puede tener contracciones más fuertes.
El estudio, publicado en la revista especializada JAMA Network Open, halló que los pacientes registrados durante la pandemia tenían dos veces más probabilidades de tener el síndrome del corazón roto. El estudio examinó a 1914 pacientes en cinco períodos distintos de dos meses, incluida una muestra de más de 250 pacientes hospitalizados en marzo y abril, durante el pico temprano de la pandemia.
La investigación concluyó que el aumento probablemente estaba relacionado con el “estrés psicológico, social y económico” causado por la pandemia, que incluye “cuarentena impuesta, falta de interacción social, reglas estrictas de distanciamiento físico y sus consecuencias económicas en la vida de las personas”. “La pandemia ha creado un entorno paralelo que no es saludable”, aseguró el doctor Ankur Kalra, el cardiólogo que dirigió el estudio.
“El distanciamiento emocional no es saludable. El impacto económico no es saludable. Lo hemos visto como un aumento en las muertes sin coronavirus, y nuestro estudio dice que la miocardiopatía por estrés ha aumentado debido al estrés que ha creado la pandemia”, añadió.
*El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN: de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.
Realización: Thomas Khazki/ Edición de video: Sofía Boutigue/ Producción: Macarena Sánchez/ Guión: Delfina Carbone Mac Grath
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