Hace un año, Saint Laurent se convertía en la primera gran marca de lujo en abandonar las Semanas de la Moda por de la pandemia. Desde entonces, firmas como Gucci, Celine y Balenciaga se despegaron también del calendario oficial, con apuestas originales que gustan y venden.
El diseñador belga de Saint Laurent, Anthony Vaccarello, presentó el miércoles pasado de forma virtual su nueva colección otoño-invierno, dos meses después de la Semana de la Moda de París.
Vaccarello eligió paisajes salvajes y “hostiles”, como la banquisa, para hacer desfilar a las modelos. Ya en su último pase, en diciembre, había filmado en el desierto, rompiendo con el tradicional escenario glamuroso de la firma, a los pies de la Torre Eiffel.
Por su parte, hace dos semanas, la firma italiana Gucci también organizó un desfile por su cuenta para marcar su centenario que dio mucho que hablar. Su director artístico, el italiano Alessandro Michele, lanzó una colección en la que el logo de Gucci -símbolo sacrosanto de toda marca-, convive con el de Balenciaga, también perteneciente al imperio Kering. Incluso algunas prendas recuerdan la línea de Demna Gvasalia, diseñador iconoclasta de la marca fundada por el español Cristóbal Balenciaga.
“No se trata de una colaboración, sino de “piratería”, bromeó Michele, puntualizando que esta contó con el beneplácito de Gvasalia, amigo suyo.
Atrás podrían quedar las colaboraciones tan fructuosas de los últimos años. “Ahora se trata de piratear: la historia y tu grupo” propietario, dando “una imagen de antiestablishment”, aunque se trate de marcas bien integradas en el sistema, según Friedman.
Por su parte, Balenciaga presentó una colección también al margen de la Semana de la Moda, en un video filmado en varios puntos turísticos del mundo, en un ambiente “feel good” impropio de Gvasalia, más proclive a los escenarios apocalípticos.
Con este ritmo, al margen del calendario oficial, “tenemos más responsabilidades”, admitió Michele en una entrevista con WWD, el sitio web de referencia de la moda. Pero el diseñador agregó haber ganado en “libertad” y haber reecontrado “la pasión de experimentar”. “La moda no se acabará nunca, independientemente de las Semanas de la Moda. Puede gestionarse sola”, estimó.
Las cifras lo corroboran: en el primer trimestre de 2021, las ventas de los gigantes del lujo Kering y de su rival LVMH superaron los niveles previos a la pandemia, con un alza de 5,5% y 8%, respectivamente, respecto a 2019.
Respecto al primer trimestre de 2020, cuando la pandemia ya arreciaba en Asia, las ventas se dispararon en ese continente entre enero y marzo, con un alza de 83% para Kering y de 86% para LVMH.
No es casualidad por tanto que la colección de Gucci-Balenciaga se vaya a presentar en las próximas semanas en Shanghái, como hizo la firma Berluti a principios de abril.
Asia es un “mercado en expansión” y el “único donde podemos presentar las prendas a un público físico”, explicó a la AFP Kris Van Assche, que la semana pasada dejó la dirección artística de Berluti, coincidiendo con el anuncio de la firma de que a partir de ahora seguirá su propio calendario.
Sin confirmarlo oficialmente, Celine también hizo lo propio y hasta ahora su director artístico Hedi Slimane presentó sendos videos grabados en castillos en Francia para las colecciones femenina y masculina.
Con todos estos cambios, una pregunta se volvió recurrente: ¿es el principio del fin de las Semanas de la Moda? “Si todo el mundo sale del sistema, todo el mundo pierde. En este contexto tiene que haber salvaguardias, elementos de credibilidad” como el calendario oficial, defendió en enero Pascal Morand, presidente ejecutivo de la Federación de la Alta Costura y de la Moda de Francia, que organiza las Semanas de París.
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