Como la mayoría de los padres pueden atestiguar, la falta de presencialidad debido a la pandemia ha provocado un aumento masivo en el tiempo de pantalla para los niños. Según una encuesta reciente de Parents Together, una organización dirigida por padres con más de 2 millones de miembros, muestra que la gran mayoría de los adultos están preocupados por un aumento masivo en el tiempo de pantalla de sus hijos. Casi la mitad de los hijos de los encuestados (48%) pasan actualmente más de seis horas al día en línea, un aumento de casi el 500% desde antes de la crisis.
Con investigaciones que muestran los impactos perjudiciales del tiempo de pantalla excesivo en la salud de los niños, el 85% de los padres están preocupados por el uso de aplicaciones, juegos y plataformas de redes sociales por parte de sus hijos.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) en términos generales indica que los menores de 18 meses no deben tener tiempo frente a las pantallas, con la excepción de video chat, y un límite de una hora por día para niños de dos a cinco años. A raíz de COVID-19, la AAP ha lanzado un nuevo conjunto de directrices. De manera reveladora, se aleja específicamente de los límites basados en el tiempo. “En pandemia, lo que importa es el niño, el contenido y el contexto, también conocida como la regla de las tres “C” por sus siglas en Ingles (Child, Content, Context)”, señaló en un documento orientativo presentado a tal fin.
En una encuesta realizada por el Instituto Gino Germani de la Universidad de Bs As entre el 11 y 15 de abril del pasado año en la Ciudad de Bs. As y Gran Bs. As, se realizó un relevamiento sobre el uso de tecnologías durante los tiempos de aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO). La encuesta, entre otros temas, destinó una sección a conocer los hábitos y vínculos con la información de los niños y adolescentes en tiempos de cuarentena. El 62% de los padres encuestados respondió que en este período se les permite a los niños utilizar los dispositivos con más tiempo que el habitual. De ese 62%, un 44% indicó que la utilización es “un poco” mayor y el 18,5% “mucho” mayor. Un 37% manifestó no observar cambios y que los utilizan en igual medida antes de iniciar el ASPO. Respecto al uso de TV el 55% de los niños pasan más de dos horas por día, a pesar que numerosos estudios indican que la televisión de fondo juega un papel causal próximo en la reduciendo del tiempo de juego padre/hijo, distrae al niño, perturba la calidad y cantidad de horas de descanso y sueño y de cierta forma expone a los niños a noticias no controladas por el adulto.
Los contenidos más consumidos serían Netflix (72%), Youtube (52%). En relación al uso de celulares, tabletas y computadoras, el 48,2% manifestó que los niños los usan más de 4 horas por día.
Estos datos coinciden, en líneas generales, con las ofrecidas por Parents Together. Las plataformas y aplicaciones más destacadas utilizadas por los niños cuyos padres completaron la encuesta fueron en gran parte no educativas: YouTube (78,21%), Netflix (49,64%) y TikTok (33,41%). A más de la mitad de los padres les preocupa que sus hijos sean o se vuelvan adictos a la actividad en línea como resultado de la pandemia del coronavirus. Muchos encuestados contaron historias sobre los daños que sus hijos han sufrido en línea durante el aislamiento social, que van desde el acoso hasta la depredación sexual.
En particular, solo el 14% de los encuestados cree que las empresas de tecnología están haciendo lo suficiente para proteger a los niños. Un 85% de los padres piensa que políticas públicas deberían incluir protecciones para los niños en línea, como tomar medidas enérgicas contra los depredadores sexuales o poner límites a la publicidad engañosa en la legislación para abordar la crisis actual. Más del 93% piensa que la ley debería ampliarse para incluir a los niños de 13 a 17 años.
“Nuestras familias necesitan plataformas y dispositivos de redes sociales para mantenerse conectados en este momento -dijo Justin Ruben, codirector de Parents Together-. No deberíamos tener que arriesgarnos a exponer a nuestros niños a plataformas que los hacen adictivos deliberadamente. Este no es un problema que los padres puedan resolver solos. Necesitamos plataformas para dar prioridad a la seguridad de los niños y la política debe incluir medidas de seguridad en línea para nuestros niños”.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha desarrollado ciertas pautas de implementación en la relación de los niños con las pantallas, a las que la Sociedad Argentina de Pediatría adhiere, buscando fundamentalmente que todos puedan adaptarse al entorno digital necesario en estos momentos. Recomienda establecer un ambiente de confianza en el hogar, donde se brinde entendimiento de las necesidades infantiles y acompañarlos según su nivel de madurez, para que puedan acceder a contenidos seguros y aptos para su edad y puedan expresar sus inquietudes y plantear su punto de vista.
Se insta a evitar una actitud inflexible frente al uso de pantallas: en su lugar, los padres pueden trasmitirles que no es saludable conectarse a todas horas, y que cambiar de actividad permite, por ejemplo, descansar la vista y la postura.
Dar prioridad a las actividades diarias básicas, como el respeto por los horarios para dormir y comer, así como para realizar las obligaciones domésticas. Aunque la situación sea excepcional, no debe servir de excusa para olvidar estas rutinas y dejarse llevar por el impulso no justificado de uso de Internet y dispositivos.
Los adultos no deben distraerse y es preciso que fijen objetivos. Cuando se esté utilizando Internet para tareas escolares, es preferible que no usen otras aplicaciones, ni redes sociales.
Unicef incita a dar ejemplo. ”Los menores tienden a imitar los comportamientos que ven en sus padres y otras personas de referencia y no tendrán en cuenta nuestras pautas si no ven que actuamos con mesura y autocontrol con los dispositivos durante estos días”, mencionan en su decálogo de sugerencias.
Gestionar adecuadamente el tiempo del uso de dispositivos electrónicos es una tarea cotidiana. Se puede, por ejemplo, establecer pactos familiares, planes de uso medido de redes sociales y el control parental, que permiten establecer normas y límites de uso, y facilitan el dialogo, permitiendo plantear dudas, preocupaciones e intereses.
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