Este martes se conoció un informe del Ministerio de Salud israelí, que daba cuenta de un vínculo “probable” entre algunas vacunas contra el coronavirus y casos de miocarditis.
Se trata de una inflamación del músculo cardíaco, que les ocurrió a personas que recibieron una vacuna de ARN mensajero como las desarrolladas por Pfizer/BioNTech o Moderna, según registraron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Cabe aclarar que el proceso de elaboración de todas las vacunas contra el COVID-19, incluida la creada por Pfizer que se utilizó en Israel casi de manera exclusiva, se aceleró para su autorización de emergencia a la luz del avance de la pandemia en todo el mundo, y que sus ensayos de Fase III continúan en curso.
Si bien la gran mayoría de la comunidad médica apoyó firmemente las vacunas, el público en general manifestó algunas dudas en ocasiones.
En este sentido, el anuncio de la cartera sanitaria de Israel, si no se pone en el contexto adecuado, si bien cumple con el compromiso de transparencia total sobre los procesos de inmunización en el país y el correcto seguimiento de los casos, corre el riesgo de ser interpretado de manera incorrecta.
“En primer lugar, para evaluar realmente si existe un vínculo entre la vacuna y los casos de miocarditis, necesitamos mucho más de lo que comunicó el ministerio”, dijo el profesor Eyal Leshem, director del Centro de Medicina de Viajes y Enfermedades Tropicales del Centro Médico Sheba. “Entre otras cosas, necesitamos saber cuánto tiempo pasó entre la inoculación y el evento, necesitamos un grupo de casos y controles. Evaluar un posible efecto adverso de una vacuna es muy desafiante”, remarcó en diálogo con The Jerusalem Post.
“El análisis adecuado de la información requiere tiempo, y también podría ser que el efecto sea tan raro que Israel nunca tendrá la masa suficiente para proporcionar datos adecuados -agregó-. En los Estados Unidos, donde se administraron decenas de millones de dosis, no se vieron pruebas claras de ello”.
La miocarditis es una inflamación del músculo cardíaco que puede ser causada por una infección viral, pero también aparece como reacción a un medicamento. Los síntomas incluyen dolor en el pecho, arritmias y dificultad para respirar.
El informe del ministerio israelí mostró que de los 275 casos de miocarditis reportados en ese país entre diciembre y mayo, desde el comienzo de la campaña de vacunación, 148 ocurrieron después de una vacuna, la mayoría de ellos después de la segunda dosis. Más del 95% se consideró leve.
La mayoría de los pacientes fueron dados de alta del hospital en cuatro días, y muchos de los casos se notificaron entre hombres de entre 16 y 30 años.
Según Leshem, los casos aún podrían ser parte de la aparición normal de la inflamación. A menos que se realice un control exhaustivo comparando los datos de la población vacunada con los de la población normal, no será posible demostrar que existe una conexión entre un hecho (la vacuna) y el otro (la miocarditis).
“Esto no es una prueba, es solo una señal de que el fenómeno debe ser investigado”, dijo el especialista.
“Incluso si se demostrara la conexión, la gran mayoría de los casos fueron leves y se resolvieron por sí mismos y esta es la parte más importante”, sostuvo. Y agregó: “Sabemos que todas las vacunas pueden tener efectos secundarios. Podría ser que una de cada miles de dosis provocara una leve inflamación del corazón. Si descubriéramos que una de cada 10.000 dosis puede causar una miocarditis leve, esto podría considerarse una tasa aceptable de eventos adversos”.
Leshem destacó que después de la vacuna las personas deben abstenerse de realizar una actividad física intensa que pueda favorecer la ocurrencia de estos eventos.
Para el profesor, el mensaje clave es que el público reciba datos completos pero que sean interpretados por expertos “porque puede dar miedo”.
“En realidad, todos los que nos rodean se vacunaron y con millones y millones de dosis no hubo una tasa sustancial de eventos adversos, por lo que no hay razón para pensar que nos estamos perdiendo algo que es común”, insistió el especialista, para quien “en cuanto a los eventos adversos muy raros, no existe ningún tratamiento médico que no los tengan, incluidos los medicamentos más comunes como el paracetamol”.
“Nuestro Ministerio de Salud es muy cauteloso y cuenta con algunos de los mejores expertos del mundo. La gente debe seguir sus recomendaciones”, concluyó.
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