Las personas que se enferman de gravedad por COVID-19 en el continente africano tienen más probabilidades de morir que los pacientes que enferman de gravedad en otras partes del mundo, según un informe publicado recientemente en la revista especializada The Lancet.
El informe, titulado Atención al paciente y resultados clínicos para pacientes con infección por COVID-19 ingresados en unidades africanas de cuidados intensivos o de cuidados intensivos (ACCCOS): un estudio de cohorte observacional, prospectivo y multicéntrico, está basado en datos obtenidos de 64 hospitales en 10 países y se convierte en la primera mirada amplia a lo que les sucede a los pacientes de COVID-19 gravemente enfermos en África, dicen los autores.
De acuerdo al estudio, el mayor riesgo de muerte se aplica solo a aquellos que se enferman gravemente, no a todos los que contraen la enfermedad. En general, las tasas de enfermedad y muerte por COVID-19 en África parecen más bajas que en el resto del mundo. Pero, si el virus comienza a propagarse más rápidamente ese continente, como lo ha hecho en otras regiones, estos hallazgos sugieren que el número de muertos podría empeorar.
Entre los 3.077 pacientes en estado crítico que fueron admitidos en los hospitales africanos, entre mayo y diciembre de 2020, el 48,2% murió en 30 días, en comparación con un promedio mundial del 31,5%, encontró el estudio de Lancet.
Los factores que se asociaron de forma independiente con la mortalidad fueron el aumento de la edad por año; VIH / sida; diabetes; enfermedades crónicas del hígado; enfermedades renales crónicas; retraso en la admisión debido a la escasez de recursos; soporte respiratorio (oxigenación de alto flujo; presión positiva continua en las vías respiratorias; ventilación mecánica invasiva); paro cardiorrespiratorio dentro de las 24 horas del ingreso; y requerimientos de vasopresores. Los hospitales tenían un promedio de dos intensivistas y la oximetría de pulso estaba disponible para todos los pacientes en 49 de 57 sitios. No hubo diferencia en el resultado asociado con el género femenino. El proning (poner a los pacientes boca abajo para ayudarlos a respirar) fue infrautilizado y se realizó solo en una sexta parte de los pacientes que lo necesitaban.
El estudio fue observacional, lo que significa que los investigadores siguieron el progreso de los pacientes, pero no experimentaron con tratamientos. El trabajo fue realizado por un gran equipo llamado Investigadores del Estudio Africano de Resultados de Cuidados Críticos COVID-19.
Según datos del monitor de Our World in Data, solo el 1,62% de la población de África recibió al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19 y 0,51% ya fue inoculado con ambas dosis. En Sudamérica, por caso, el 8% de la población ya recibió las dos vacunas, mientras que el 16,18% fue inoculado con al menos una dosis.
Para África, la tasa de mortalidad entre los pacientes de COVID-19 gravemente enfermos puede ser incluso más alta que lo que indica el estudio, dijeron los investigadores, porque gran parte de su información provino de hospitales relativamente bien equipados, y el 36% de esas instalaciones estaban en Sudáfrica y Egipto, que tienen mejores recursos que otros países del continente. Además, los pacientes del estudio, con una edad promedio de 56 años, eran más jóvenes que muchos otros pacientes enfermos de gravedad por coronavirus, lo que indica que las tasas de muerte fuera del estudio podrían ser más altas.
Los otros ocho países del estudio fueron Ghana, Níger, Etiopía, Libia, Kenia, Malawi, Mozambique y Nigeria. Los líderes de otras 16 naciones africanas también habían acordado participar, pero finalmente no lo hicieron.
Casi el 16% de los centros de salud contaban con dispositivos para bombear oxígeno al torrente sanguíneo de pacientes cuyos pulmones están deteriorados, pero se ofreció a menos del 1% de los pacientes. De manera similar, aunque el 68% de los sitios tenían acceso a diálisis para tratar la insuficiencia renal, apenas el 10% de los pacientes gravemente enfermos la recibieron. La mitad de los pacientes que murieron nunca recibieron oxígeno, pero los autores del estudio dijeron que tenían pocos datos para explicar por qué.
Pocos médicos en África tienen formación en cuidados intensivos y pulmonares, algo que se considera esencial en el tratamiento de pacientes con COVID-19.
SEGUIR LEYENDO: