“Si determinamos que hay sales orgánicas concentradas en cualquier lugar de Marte, querremos investigar esas regiones más a fondo, e idealmente perforar más profundo debajo de la superficie donde la materia orgánica podría conservarse mejor”, dijo en un comunicado James MT Lewis, un geoquímico orgánico que dirigió la investigación, publicada en Journal of Geophysical Research: Planets. Lewis trabaja en el Goddard Space Flight Center de la NASA.
Los experimentos de laboratorio de Lewis y el análisis de datos del Sample Analysis at Mars (SAM), un laboratorio de química portátil dentro del vientre de Curiosity, apuntan indirectamente a la presencia de sales orgánicas. Pero identificarlos directamente en Marte es difícil de hacer con instrumentos como SAM, que calienta el suelo y las rocas marcianas para liberar gases que revelan la composición de estas muestras. El desafío es que el calentamiento de las sales orgánicas produce solo gases simples que podrían ser liberados por otros ingredientes en el suelo marciano.
Sin embargo, Lewis y su equipo proponen que otro instrumento Curiosity que utiliza una técnica diferente para observar el suelo marciano, el instrumento de Química y Mineralogía, o CheMin para abreviar, podría detectar ciertas sales orgánicas si están presentes en cantidades suficientes. Hasta ahora, CheMin no ha detectado sales orgánicas.
Encontrar moléculas orgánicas, o sus restos de sal orgánica, es esencial en la búsqueda de vida de la NASA en otros mundos. Pero esta es una tarea desafiante en la superficie de Marte, donde miles de millones de años de radiación han borrado o roto la materia orgánica. Como un arqueólogo desenterrando piezas de cerámica, Curiosity recolecta suelo y rocas marcianas, que pueden contener pequeños trozos de compuestos orgánicos, y luego SAM y otros instrumentos identifican su estructura química.
Usando datos que Curiosity transmite a la Tierra, científicos como Lewis y su equipo intentan reconstruir estas piezas orgánicas rotas. Su objetivo es inferir a qué tipo de moléculas más grandes pueden haber pertenecido alguna vez y qué podrían revelar esas moléculas sobre el entorno antiguo y la biología potencial en Marte. “Estamos tratando de desentrañar miles de millones de años de química orgánica”, dijo Lewis, “y en ese registro orgánico podría haber el premio final: evidencia de que alguna vez existió vida en el Planeta Rojo”.
Lewis analizó una variedad de sales orgánicas mezcladas con un polvo de sílice inerte para reproducir una roca marciana. También investigó el impacto de agregar percloratos a las mezclas de sílice. Los percloratos son sales que contienen cloro y oxígeno y son comunes en Marte. Los científicos llevan mucho tiempo preocupados de que pudieran interferir con los experimentos que buscan señales de materia orgánica.
De hecho, los investigadores encontraron que los percloratos interferían con sus experimentos y señalaron cómo. Pero también encontraron que los resultados que recolectaron de muestras que contenían perclorato coincidían mejor con los datos de SAM que cuando no había percloratos, lo que refuerza la probabilidad de que haya sales orgánicas en Marte.
Además, Lewis y su equipo informaron que el instrumento CheMin de Curiosity podría detectar sales orgánicas. Para determinar la composición de una muestra, CheMin le dispara rayos X y mide el ángulo en el que los rayos X se difractan hacia el detector.
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