En medio de una segunda ola de la pandemia por COVID-19 que no da tregua en la Argentina y en un contexto de escasez de vacunas, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) aprobó el ensayo de Fase III de una formulación del laboratorio canadiense Medicago.
La empresa biofarmacéutica de Quebec y el gigante británico GlaxoSmithKline (GSK) anunciaron ayer martes resultados provisionales positivos para su vacuna candidata COVID-19.
Las compañías expresaron su esperanza de que su formulación pudiera agregar a la lucha mundial contra la pandemia. “Estamos encantados de ver que los resultados sugieren una respuesta inmune muy fuerte”, dijo Thomas Breuer, director médico de GSK Vaccines, en un comunicado conjunto con Medicago.
“Ahora esperamos con interés el resultado del ensayo de Fase III en curso de esta vacuna candidata como el próximo paso adelante en nuestra contribución a la respuesta global a la pandemia”, agregó.
Nathalie Landry es vicepresidenta ejecutiva de asuntos científicos y médicos de Medicago y resaltó que después de dos dosis, la vacuna candidata “indujo fuertes respuestas inmunitarias celulares y de anticuerpos neutralizantes en todos los sujetos, independientemente de la edad”.
Y tras señalar que “estos resultados dan confianza a medida que se continúa avanzando con el ensayo clínico”, apuntó: “Esperamos agregar otra herramienta en la lucha global contra el COVID-19, particularmente cuando la protección cruzada emerge como una consideración importante en los esfuerzos de vacunación en todo el mundo”.
El ensayo de Fase III se puso en marcha el pasado domingo 16 de marzo con participantes de Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y Brasil. La Argentina sumará alrededor de cinco mil voluntarios para obtener datos acerca de la eficacia y la seguridad del producto.
Seis centros médicos argentinos que reclutarán voluntarios, entre ellos el Hospital Militar Central (el mismo que realizó el principal ensayo mundial en Fase III de la vacuna de Pfizer/BioNTech) y Mautalen. Los voluntarios deben tener entre 18 y 59 años, no haber tenido coronavirus, no haber recibido otra vacuna ni formar parte de otro ensayo clínico y podrán tener o no otras enfermedades de base o comorbilidades.
La mitad recibirá las dosis y la mitad, el placebo (luego, de aprobarse, todos recibirán su inmunización). Como la mayoría de las vacunas autorizadas de emergencia, requiere dos aplicaciones con un intervalo de tres semanas.
Tecnología innovadora y fácil conservación
La nueva vacuna candidata contra el COVID-19 es de origen vegetal, en combinación con el adyuvante pandémico de GSK.
Lo innovador es que tiene una tecnología diferente a la empleada por el resto de las vacunas, ya que utiliza plantas vivas como biorreactores para reproducir una partícula no infecciosa que imita al virus que se busca neutralizar. Se la conoce con el nombre de partículas similares a virus (VLP por su nombre en inglés: virus like particle).
La farmacéutica de Canadá es pionera en terapias derivadas de plantas y, en este caso, “utilizan plantas de Nicotina benthamiana, que es el hospedador experimental más utilizado en virología vegetal, debido principalmente a la gran cantidad de virus que pueden infectarlo con éxito”. “Su sistema inmunológico debilitado, resultado de cambios genéticos naturales durante milenios, significa que el material genético puede ser alojado con éxito por la planta y no rechazado”, explicaron desde el laboratorio en su sitio web.
Las vacunas se pueden almacenar en refrigeradores, lo cual podría ser clave para los países en desarrollo que no tienen la capacidad de almacenar dosis que deben mantenerse en temperaturas ultra frías.
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