La vacuna COVID-19 del laboratorio AstraZeneca y la Universidad de Oxford resulta eficaz como tercera dosis de refuerzo, habiendo aumentado entre los participantes en un estudio sus anticuerpos contra la proteína S, la llamada proteína espiga o espícula.
La noticia surge en un momento en que los fabricantes de vacunas advierten que el mundo necesitará inyecciones de refuerzo anuales, o bien nuevas vacunas, para hacer frente a las variantes del virus, aunque algunos científicos se preguntan si dichas inyecciones son necesarias.
El esfuerzo para inmunizar a la población del Reino Unido contra el COVID-19 fue fenomenal. En seis meses, se administraron más de 56 millones de dosis de vacunas a más de 36 millones de personas. Dado que la distribución de la primera y la segunda dosis va bien, el gobierno británico está considerando si debe administrar a las personas una tercera dosis de refuerzo. Todo, mientras comienzan a levantarse los bloqueos y restricciones en el país y la nueva variante india del SARS-CoV-2 amenaza la protección adquirida por la población.
Según informó este miércoles el periódico Financial Times, de boca de una persona familiarizada con los resultados del estudio, éste demuestra que la reacción de los anticuerpos a la vacuna de refuerzo es “lo suficientemente fuerte contra cualquier variante” y despeja los temores de que los adenovirus no puedan utilizarse más de una vez.
Sin embargo, los informes hasta ahora fueron contradictorios acerca de aplicar o no una tercera dosis. Y ofrecieron diferentes sugerencias sobre cuándo se darán los refuerzos, a quién se les dará y qué es exactamente lo que recibirán las personas. Pero aunque es imposible decir con certeza qué sucederá en el futuro, basándose en lo que se sabe sobre el COVID-19 y la pandemia, es posible predecir en términos generales cómo podría funcionar un programa de refuerzo.
AstraZeneca y la Universidad de Oxford no respondieron inmediatamente a una solicitud de la agencia Reuters para que comentaran el estudio de Oxford, que aún no se publicó.
La vacuna hace uso de una nueva tecnología que emplea una versión modificada del adenovirus de chimpancé, causante del resfriado común, como vector para transportar las instrucciones a las células humanas.
Este diseño suscitó la preocupación de los científicos por la posibilidad de que las dosis pierdan potencia si se necesitan inyecciones anuales para combatir nuevas variantes.
Acerca de a quién se le ofrecerá una tercera vacuna, los especialistas coinciden en que “es probable que las personas de los grupos de alto riesgo necesiten una dosis de refuerzo para asegurarse de que se mantenga una buena protección inmunológica”. De hecho, el Departamento de Salud y Asistencia Social del Reino Unido anunció que los refuerzos se distribuirán en función de la necesidad clínica .
¿El refuerzo será una fórmula actualizada?
Hasta ahora, las vacunas que se utilizan en el Reino Unido están demostrando una buena eficacia contra las variantes circulantes del virus. Sobre esa base, es probable que las vacunas de refuerzo sean las mismas que las utilizadas anteriormente.
Sin embargo, una de las principales preocupaciones que se plantean los expertos está relacionada con el surgimiento de nuevas variantes del virus que pueden evadir la inmunidad proporcionada por las vacunas existentes, lo que se conoce como “escape de la vacuna”.
Si surge una variante de escape, una estrategia puede ser impulsar a las personas con la vacuna existente que tiene la mejor eficacia contra ella. Por ejemplo, la variante B1351 identificada en Sudáfrica parece tener cierto potencial de escape, ya que la vacuna de Oxford y AstraZeneca es menos eficaz para prevenir el COVID-19 leve a moderado cuando se enfrenta a ella. Sin embargo, las primeras investigaciones, algunas de las cuales aún deben ser revisadas por otros científicos, sugieren que la vacuna Pfizer/BioNTech no estaría tan gravemente afectada.
Ahora, si ninguna de las vacunas existentes es suficientemente eficaz, es posible que se necesiten vacunas actualizadas, lo cual llevará tiempo para modificar las formulaciones y producirlas en masa. Mientras tanto, estrategias como esta de estudiar la eficacia de sumar dosis de refuerzo de las vacunas existentes, retrasar las segundas dosis, o bien combinar formulaciones diferentes parecen ser las opciones que la ciencia tiene más a mano.
No se sabe cuándo planean Oxford y AstraZeneca publicar los datos del estudio, según añadió el documento al que accedió el periódico.
En tanto, la Unión Europea (UE) firmó este mes un nuevo contrato por 1.800 millones de dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech para cubrir las dosis de refuerzo.
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