“No me gusta hablar de ciudad inteligente porque es un nombre que se refiere sólo a la tecnología. Da la idea de una ciudad como una computadora. Yo creo que en todas las transformaciones urbanas siempre el epicentro debe ser el ciudadano”.
El que habla es Carlo Ratti, arquitecto italiano y director del Senseable City Lab en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), durante una entrevista con Infobae allá por el 2017. Él prefiere pensar en urbes “sensibles” a las necesidades de las personas. Pero más allá del adjetivo en sí, su definición del concepto es simple: Internet ingresa a una ciudad e interactúa con su gente para recopilar datos y así poder comprender y diseñar la forma en la que se administran las ciudades.
Ratti no cree que las ciudades inteligentes del futuro cambien de apariencia, pero la forma en la que interactuamos con ellas probablemente sí lo hará, según dijo a fines de abril durante la primera Cumbre del Premio Nobel, encuentro que reunió a premios Nobel, científicos, responsables políticos, líderes empresariales y juveniles para explorar qué se puede lograr en esta década para poner al mundo en el camino hacia un futuro más sostenible y próspero para toda la humanidad. Aunque pueden aparecer nuevos materiales, fachadas y sistemas de movilidad, para el arquitecto el verdadero cambio vendrá en la forma en que las personas se mueven e interactúan con su entorno.
Y hoy la pandemia refuerza la necesidad de actuar en iniciativas de ciudades inteligentes que nos permitan relacionarnos con nuestras urbes de una manera más eficiente y segura.
La pandemia como catalizador de cambios
“En la era de la pandemia, garantizar un futuro saludable, seguro y próspero para los ciudadanos ha sido un imperativo candente para los líderes”, aseguró Lou Celi, director ejecutivo de ESI ThoughtLab, un think tank que, a través de herramientas cuantitativas y cualitativas, examina el impacto de la tecnología en empresas, ciudades, industrias y desempeño comercial. “El COVID-19 sirvió como prueba de estrés para las ciudades, y expuso las debilidades en la infraestructura digital y la resiliencia. Al mismo tiempo, las ciudades se enfrentan a crecientes presiones para abordar vulnerabilidades relacionadas con la ciberseguridad y el cambio climático. Sin embargo, la pandemia también ha sido un catalizador del cambio”.
Aunque el COVID-19 generó obstáculos importantes para las ciudades de todo el mundo, también aceleró una ola de innovación que continuará después de la crisis, según muestra Soluciones de ciudad inteligente para un mundo más riesgoso, un informe de ESI ThoughtLab, con el apoyo de Oracle, Deloitte, Intel, y Microsoft, entre otros, que destaca el papel fundamental que desempeñan la tecnología, los datos, la ciberseguridad y las asociaciones público-privadas para garantizar un futuro saludable, seguro y próspero para los ciudadanos después de la pandemia.
El relevamiento, realizado entre agosto y septiembre de 2020, incluyó una encuesta a altos funcionarios de 167 ciudades en 82 países, incluidos Asia, América del Norte y América Latina, Medio Oriente, Europa y África. Para ellos, la pandemia ha demostrado que las iniciativas de ciudades inteligentes son imperativas: el 65% de los líderes de ciudades señaló que la mayor lección aprendida durante la pandemia fue lo cruciales que eran los programas de ciudades inteligentes para su futuro.
Por otro lado, el 37% reconoció que el COVID-19 destacó la necesidad de invertir más en la mejora de la infraestructura básica. El 88% identificó la inversión en plataformas en la nube como el requisito más urgente para la entrega exitosa de servicios esenciales y no críticos a los ciudadanos.
Además, el 66% de las ciudades están invirtiendo fuertemente en IA y el 80% lo hará en los próximos tres años, principalmente en el área de asistentes digitales y chatbots.
Las tendencias que los planificadores urbanos deberán tener en cuenta
Ricardo Alvarez, becario postdoctoral del Departamento de Urbanismo y Planificación e investigador del Senseable City Lab, escribió en Cities Today que “los planificadores urbanos deben tener en cuenta las tecnologías emergentes y el legado de COVID-19 al imaginar las ciudades del futuro”.
“En mi Taller de Diseño de Ciudades Digitales en el MIT, insto a mis estudiantes a pensar en una década por delante. Las ciudades enfrentan muchos desafíos estructurales difíciles, y el horizonte de diez años permite a los estudiantes considerar tecnologías y tendencias que ya existen en la actualidad o que se están investigando activamente, lo que les da la capacidad de trabajar dentro de los límites no solo de lo que es posible, sino también de lo que es práctico”.
Es probable que esta próxima década sea inolvidable, señaló Alvarez. “Si bien las áreas urbanas están en constante cambio, cada cierto tiempo se produce un cambio tectónico que crea una innegable línea de demarcación en la evolución de las ciudades. Uno de los cambios más claros tuvo lugar hace más de un siglo, con la aparición del automóvil, que redefinió la forma de las ciudades modernas en todo el mundo. Creo que ahora estamos en la cúspide de otro cambio similar, en parte debido a la crisis del coronavirus, que nos ha obligado a redefinir la relación entre la actividad humana y el espacio, pero también debido a una serie de tecnologías que cambian el juego”.
En ese sentido, identifica cinco tendencias y tecnologías que los planificadores urbanos deben tener en cuenta durante la próxima década:
En primer lugar, las ciudades con visión de futuro que ya han implementado una serie de tecnologías de Internet de las cosas (IoT), como la iluminación inteligente y los sistemas de estacionamiento inteligentes, probablemente hagan que estas herramientas se conviertan en algo común a un ritmo rápido. En segundo lugar, se verán efectos profundos de la transformación digital en todo el mundo, incluso en muchas de las ciudades del “Sur global”, ubicadas en países en desarrollo de África y América Latina.
Tercero, prevalecerán en las ciudades del futuro los sistemas habilitados para IA, como el control inteligente de la temperatura de los edificios o la gestión inteligente de la energía. Otras, como el reconocimiento facial, conllevan preocupaciones reales sobre la privacidad y el potencial de abuso. Cuarto, como muchos seguirán trabajando y comprando desde su hogar, la intensificación de contenidos y la multifuncionalidad en nuestros espacios será clave para hacerlos atractivos y propiciar el resurgimiento de las ciudades.
Por último, los vehículos autónomos traerán cambios profundos en las ciudades más allá de hacer que nuestros sistemas de transporte sean más eficientes. Hay algunas investigaciones que sugieren que, por cada automóvil autónomo que implementemos de manera óptima, podremos retirar ocho vehículos de la carretera. Esto se traducirá en nuevo espacio, justo en el corazón de ciudades densas y caras. La dinámica natural de la economía urbana e inmobiliaria nos dice que los desarrolladores darán un salto para hacerse con este espacio, pero las ciudades también tendrán la oportunidad de utilizarlo para cosas como viviendas asequibles o infraestructura pública.
“La movilidad ha estado siempre en el centro de cómo hacer una ciudad, en particular en el siglo XX, el auto dio forma al urbanismo moderno” había dicho Ratti a Infobae. “El urbanismo del futuro, de la misma manera, también estará influenciado por las nuevas formas de movilidad. Y desde este punto de vistas, con muchos menos autos estacionados se liberará mucho espacio, y podremos recuperar muchas áreas de estacionamiento y quizás transformarlas para los ciudadanos. También podemos imaginar una realidad diversa en la que existen más sistemas de movilidad, con vehículos diversos, de formas diversas y sistemas de propulsión diversos”.
Para Ratti, entonces, la ciudad del mañana deberá responder a un modo diferente de viajar, de comprar y de encontrarse. “La IoT cambia nuestras vidas y en consecuencia la ciudad física se debe adaptar, como un vestido. También cambia la misma ciudad, su estructura, desde el punto de vista que convierte a los edificios en más sensibles, pueden responder mejor a las personas, también pueden ser construidos de una manera mucho más eficiente. En el futuro, construir un edificio se asemejará más a cómo construimos hoy un avión airbus”.
Las ciudades post pandemia
Pandemias y epidemias a lo largo de la historia han culminado en transformaciones urbanas y arquitectónicas en las grandes ciudades del mundo. Eso no es novedad. Pero ahora, con un mundo tecnológico a disposición, las posibilidades parecen infinitas. Hasta el sueño más quimérico hoy es una posibilidad.
“El sector tecnológico es simplemente la industria del momento que intenta dirigir los proyectos e influir en las prioridades públicas”, escribió en MIT Technology Review Jennifer Clark, profesora de planeamiento urbano y regional de la Ohio State University y autora de Uneven Innovation: The Work of Smart Cities.
“El potencial de la tecnología para crear ciudades más sostenibles, equitativas y resistentes sigue siendo muy real”, afirma, a la vez que señala: “La lección de la última década es que el énfasis en ciudades inteligentes estaba en la palabra equivocada. La atención debe estar puesta en las ciudades”.
Como explicó a Infobae el arquitecto Julio Santana, “hace unos 30 años se está desarrollando una revolución tecnológica que tiene que ver con lo digital y que ha tomado todo el escenario cultural y vivencial de las personas a lo largo y a lo ancho del mundo. Y ahora, llegó la pandemia”.
De esta manera, según el informe de ESI ThoughtLab, los centros urbanos deberán convertirse en “ciudades inteligentes 4.0” para prosperar y crecer después de la pandemia.
Incluso antes de la emergencia sanitaria, las ciudades se estaban convirtiendo en más inteligentes, aprendiendo de los errores cometidos al principio de su viaje digital. La pandemia ha expuesto la necesidad de que las ciudades vayan más allá, para lograr metas ambientales, sociales y económicas. Con la pandemia cambiando de manera constante las necesidades y los comportamientos ciudadanos, y las empresas preparándose para la Cuarta Revolución Industrial, las ciudades del mañana necesitan estar hiperconectadas, ser completamente sostenibles y centradas en el ciudadano.
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