Con la llegada del frío otoñal y, especialmente, el invierno, también aparecen las clásicas enfermedades como la broquiolitis, que afecta principalmente a los menores de dos años.
En el actual contexto de pandemia por el coronavirus que genera la enfermedad COVID-19, las medidas de cuidado se extreman para no sumar patologías en una misma familia o persona.
“Hace poco más de un año que el virus SARS-CoV-2 comenzó a circular, generando una pandemia que afecta e impacta a nivel mundial. Actualmente, las preocupaciones asociadas a este virus continúan y se intenta dar respuesta a interrogantes que aún siguen vigentes. Uno de ellos tiene que ver con la presencia y comportamiento de otros virus respiratorios que usualmente circulan durante el año. Si bien se ha comprobado que el SARS-CoV-2 es el virus prevalente en todos los grupos etarios, en la población pediátrica también se detectaron casos de Adenovirus, Influenza B, Parainfluenza y VSR, principalment,e en menores de un año”, explicó a Infobae la doctora Ángela Gentile, jefa de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
La especialista y ex presidenta de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) trazó el panorama de lo que representa este momento de mayor circulación del Virus Sincicial Respiratorio (VSR), uno de los principales causantes de la bronquiolitis, al afirmar que la circulación del mismo durante 2020 presentó características diferentes a las habituales, debido a la estricta cuarentena que tuvo la Argentina al lo largo de varias semanas que impidió una gran cantidad de contagios de virus respiratorios, incluido el VSR.
“Sin embargo, la realidad de 2021 es totalmente diferente a la realidad de 2020, donde los chicos estaban en confinamiento. Con la vuelta a la presencialidad en las escuelas, comienza inevitablemente la circulación de estos virus. El año pasado, prácticamente no tuvimos casos de bronquiolitis. A nivel país, las estadísticas indican que la circulación del virus fue reemplazada por la de COVID-19. Por eso, es fundamental este año no descuidarse y estar atentos a los síntomas que puedan indicar la presencia de los mismos”, precisó Gentile, quien informó que en el hospital de Niños ya tratan a algunos pacientes pediátricos con anticuerpos monoclonales con patologías previas y prematuros.
“La bronquiolitis es una inflamación aguda y difusa del tracto respiratorio inferior (IRAB) causada por una infección de origen viral. El VSR afecta especialmente a los más chicos, especialmente en menores de dos años, pero puede infectar a más edad, incluso a adultos. Su circulación comienza en mayo y termina en septiembre. Por eso, en este contexto tan particular puede ocurrir que, presentando alguna enfermedad respiratoria como bronquiolitis o neumonía, los niños a su vez se contagien de COVID-19. Por el momento, hay pocos casos de coinfección pero, al aumentar la circulación, posiblemente empecemos a detectarlos”, puntualizó la especialista y aclaró que para este virus todavía no hay vacunas que lo prevengan.
Los medicamentos para su tratamiento los suministra el Ministerio de Salud de la Nación para la protección pasiva a toda la población que lo requiera (bebés prematuros y/o con cardiopatías congénitas), según criterios preestablecidos y, a su vez, la Sociedad Argentina de Pediatría actualiza periódicamente dichos criterios de uso para todos los pacientes.
“Es importante cumplir con el esquema completo, ya que actúa como un escudo para disminuir la incidencia, la internación y las complicaciones inmediatas y mediatas (sibilancias recurrentes, hiperreactividad bronquial y disminución de la funcionalidad respiratoria) en niños de alto riesgo”, concluyó Gentile.
Gracias a las medidas que se vienen tomando de prevención (uso de barbijo, distanciamiento), es posible que no sean tantos los casos en comparación con otros anteriores.
Sin embargo, es fundamental conocer las recomendaciones generales para reducir la exposición al VSR:
- Lavarse las manos con agua y jabón.
- Usar alcohol en gel.
- Mantener al niño alejado de personas que estén enfermas, con resfrío, fiebre y el contacto con objetos contaminados (juguetes, por ejemplo).
- No llevar a los chicos a lugares cerrados con mucha gente.
- Ventilar los ambientes.
- No enviar al niño a la guardería en los primeros meses de vida, de ser posible. En el caso que concurra no deberá asistir mientras dure la enfermedad.
- Evitar el humo, en especial del tabaco que aumenta la posibilidad de enfermar.
- Mantener la lactancia materna en forma prolongada (incluso, si la madre es COVID-19 positivo).
- Tener el calendario de vacunación completo.
Es necesario prestar atención a los principales síntomas de la enfermedad y tener en cuenta que cuanto más pequeño es el niño, más importantes pueden ser los síntomas:
- Mucosidad nasal.
- Tos, catarro.
- Respiración más rápida (taquipnea) y aumento de tos.
- Respiración ruidosa con silbidos (sibilancias).
- El niño se agita fácilmente.
- Hundimiento de las costillas al respirar.
- Dificultad para alimentarse o para conciliar el sueño.
- Piel azulada o muy pálida.
- Fiebre con temperatura mayor a 38°C.
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