En plena segunda ola de la pandemia por coronavirus y ante la escasez de vacunas en todo el mundo, el gobierno de los EEUU sorprendió al mundo esta semana al anunciar su apoyo a la liberación global de las patentes de las vacunas contra el COVID-19 e indicó que negociará los términos de esta cesión ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Y si bien la representante comercial de la administración de Joe Biden reconoció en un comunicado que “los derechos de propiedad intelectual para las empresas son importantes”, destacó que Washington “apoya la exención de esas protecciones para las vacunas contra para el COVID-19”. “Se trata de una crisis sanitaria mundial y las circunstancias extraordinarias de la pandemia exigen medidas extraordinarias”, aseguró Katherine Tai.
La medida se produjo en concordancia con la primera de una reunión de dos días del consejo general de la OMC, con sede en Ginebra y en medio del reclamo a nivel mundial para que los países menos desarrollados tengan mayor posibilidad de acceder a las dosis.
El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, saludó por su parte la “decisión histórica” de los Estados Unidos de apoyar un levantamiento temporal de las patentes de vacunas anti COVID para acelerar su producción y distribución en el mundo y llamó a avanzar “todos juntos rápidamente, en solidaridad, para aprovechar el ingenio y el compromiso de los científicos que produjeron las vacunas contra el COVID-19 que salvan vidas”.
Pero, ¿qué significa realmente la liberación de patentes qué procesos deberían cumplirse para que efectivamente las vacunas sean accesibles en todos los rincones del planeta?
1- Primero, lo primero
“Es un 1-2-3 -explica Rachel Cohen, directora estadounidense de la iniciativa Drugs and Neglected Diseases, una organización sin fines de lucro, con sede en la ciudad de Nueva York-. Primero, debemos eliminar los obstáculos de las patentes; segundo, debemos transferir el conocimiento sobre cómo hacerlos y el tercer paso es una inversión masiva en capacidad de fabricación”.
Y por el momento, para Amy Maxmen, experta de la publicación especializada Nature, “el primer paso está lejos de estar completo”. Es que la OMC sólo negociará los detalles de qué patentes ajustar después de que todos sus países miembros acuerden algún tipo de exención.
Los analistas de política sanitaria especulan que otros países seguirán los pasos de Estados Unidos. Si se llega a un consenso, Sudáfrica y la India han propuesto exenciones de patentes sobre vacunas, así como dispositivos médicos, medicamentos y tecnologías de diagnóstico relacionados con COVID-19. Hasta ahora, la declaración de Tai sólo menciona las vacunas.
Normalmente, las patentes recompensan a las empresas farmacéuticas al proteger sus invenciones de la competencia de los genéricos durante un tiempo limitado; las patentes estadounidenses sobre medicamentos suelen durar 20 años.
2- Qué dicen las empresas farmacéuticas
La Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA) consideró “decepcionante” el apoyo expreso del presidente estadounidense a una suspensión de las patentes en las vacunas contra el COVID-19, algo que, aseguraron, “no aumentará la producción de dosis”.
“Muy al contrario, puede llevar a la desorganización”, aseguró en un comunicado la federación global de farmacéuticas, que señaló que deben solucionarse otras limitaciones a la producción de dosis “como la eliminación de barreras comerciales o de cuellos de botella en el suministro de materias primas y otros ingredientes”.
“La única forma de garantizar un rápido aumento de las vacunas y un acceso equitativo de ellas para todo sigue siendo un diálogo pragmático y constructivo con el sector privado”, añadió la IFPMA.
En tanto el presidente de Pfizer, Albert Bourla, ya fijó su postura y dijo que no está “para nada” a favor del llamado estadounidense y sugirió por el contrario acelerar su producción en las plantas existentes. En la misma línea, su socio, el laboratorio alemán BioNTech, afirmó que la protección de las patentes no limita la producción de las dosis de ARN mensajero ni explica los percances en el suministro en todo el mundo. La empresa dijo que privilegia las transferencias de tecnología y el suministro de licencias específicas para aumentar la producción de su vacuna.
3- La opinión de la Unión Europea, dividida
Los líderes de la Unión Europea (UE) están divididos sobre si seguir a Washington en el apoyo a liberación de las patentes de las vacunas contra el COVID-19, ya que muchos sostienen que esto llevaría años y no abordaría la cuestión inmediata de fabricar más vacunas para acabar con la pandemia.
Los representantes del bloque de 27 países debatirán la idea de la liberación de patentes en una cumbre de dos días que se desarrollará en la ciudad portuguesa de Oporto, pero es poco probable que formulen una posición unida firme, más allá de una disposición general a debatir la cuestión.
“Necesitamos un enfoque coordinado de la UE. No estamos convencidos de que la liberación de patentes ayude efectivamente a hacer llegar más dosis de vacunas a la población, ya que el principal cuello de botella por ahora está en la capacidad de producción”, sostuvo un miembro de un país de la UE.
4- ¿Son las patentes la causa de la escasez de vacunas en los países menos desarrollados?
La directora de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, declaró públicamente que el bloque está “listo para discutir” la propuesta respaldada por los EEUU para una exención de las patentes al tiempo que destacó que “el esfuerzo de vacunación de la UE se está acelerando, con 30 europeos vacunados cada segundo mientras también se exportan más de 200 millones de dosis”. “Estamos listos para discutir cómo la propuesta del gobierno estadounidense podría ayudar a lograr el objetivo de aumentar la disponibilidad de dosis”, subrayó.
El profesor de la Facultad de Medicina y Salud Pública de la Universidad Flinders, Nikolai Petrovsky, afirmó que “la falta de capacidad productiva está afectando el suministro mundial de vacunas en lugar de las restricciones asociadas con las patentes”. “Los problemas que estamos enfrentando en este momento, que son muy graves, son la falta de capacidad de fabricación”, sostuvo.
En tanto la profesora asociada de salud pública de la Universidad La Trobe, Deborah Gleeson, quien también representa a la Asociación de Salud Pública de Australia, se encuentra firmemente en el campo de las personas que creen que las patentes desempeñan un papel en el retraso de la producción mundial y el lanzamiento de las vacunas COVID-19. “En este momento, tenemos un puñado de empresas que tienen los derechos exclusivos para fabricar las vacunas y no pueden producir lo suficiente para satisfacer la demanda mundial”, aseguró.
5- El problema de la demanda
No son pocos los que creen que la liberación de las patentes no va a hacer mucho para conseguir más dosis para los países menos desarrollados porque las patentes no son lo que está frenando la producción de vacunas.
Las empresas indias, por caso, otorgaron licencias para múltiples vacunas a las farmacéuticas del mundo rico, y más están licenciadas a empresas farmacéuticas chinas y sudafricanas. Los fabricantes mundiales simplemente están luchando por satisfacer una demanda sin precedentes: nunca antes 7 mil millones de personas necesitaron una nueva vacuna de una vez.
“La capacidad de fabricación de la India está básicamente agotada en este momento”, opinó Chad Bown, investigador principal del Peterson Institute for International Economics, con sede en Washington DC. “No es como si su enorme industria farmacéutica no hubiera podido descubrir cómo obtener tecnología de vacunas”.
La limitación para expandir esa capacidad no son las patentes. Es capacidad de fabricación y habilidad. Resulta que las vacunas son mucho más difíciles de fabricar que los fármacos.
“Estas cosas son muy difíciles de hacer -insistió Bown-. Especialmente las más nuevas, de ARNm”. Moderna y Pfizer-BioNTech están ampliando su producción y “realmente no tienen mucho personal listo para enviar alrededor del mundo para enseñar a otras personas a hacerlo”. Tampoco es probable que romper las patentes de las empresas las anime a cooperar con esa transferencia de tecnología.
6- La distribución del bien más preciado de la pandemia es desigual
En plena segunda ola de la pandemia, la principal preocupación sigue siendo que, si bien las vacunas COVID-19 ahora existen -a diferencia de la primera ola- su distribución en todo el mundo no es uniforme, a pesar de la existencia de la red COVAX, un esfuerzo global para compartir vacunas entre países.
Hasta el pasado jueves, el 44% de la población de los EEUU y el 51% de la población del Reino Unido estaban vacunados, pero estos porcentajes son lamentablemente mucho más bajos en muchas economías en desarrollo con India en 9.4% y toda Asia y África en 4.4% y menos porcentajes respectivamente.
En la Argentina, por caso, el porcentaje de población inmunizada con las dos dosis de alguna de las vacunas aprobadas en el país no alcanza el 3% (2,79% para ser exactos).
La intención detrás del impulso para la exención es, por supuesto, bien intencionada: eliminar cualquier cuello de botella debido a las protecciones de la propiedad intelectual y aumentar la producción y distribución de estas vacunas en el resto del mundo.
La pregunta sigue siendo si los cuellos de botella en la producción de la vacuna COVID se deben a la protección de la propiedad intelectual. Por lo general, se piensa en la protección de patentes que conduce a precios altos y producción reducida, ya que los monopolios tienden a fijar precios muy por encima del costo marginal de producción para maximizar las ganancias. Pero los precios altos no parecen ser el problema aquí.
7- Liberar las patentes sería sólo el comienzo
Si se renuncia a la protección de la propiedad intelectual, tal vez podría seguir algún alivio inmediato en términos de producción y distribución si más fabricantes de economías emergentes pueden unirse y asignar recursos a la producción de vacunas de inmediato.
Sin embargo, además de renunciar a las protecciones legales, los fabricantes de las economías emergentes deben contar con el apoyo de la tecnología para producir las vacunas. Esto puede ser particularmente cierto para las vacunas de ARNm más nuevas, como las de Pfizer y Moderna, que son difíciles de fabricar, pero pueden aplicarse igualmente a las vacunas de adenovirus como la producida por AstraZeneca.
Si bien abrir la posibilidad de producción a través de la exención puede ser un comienzo, no es una garantía de que se encontrarán suficientes fabricantes para comenzar a producir.
8- Los antecedentes resultan poco esperanzadores
Para los expertos del Centro de la Propiedad Intelectual de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral Miguel Rapela y Lucas Lehtinen, “es un gran error liberar patentes”. “Si bien suena como algo bueno, ideal, existen dos casos en la historia de suspensión de patentes. Ninguno fue efectivo. Lamentablemente no sirvieron. El problema es el abastecimiento de esas vacunas que tienen tecnología y biotecnología aplicada. Y países que abusan comprando cuatro veces su población”.
Sobre los dos casos históricos, detallaron: “El primer caso lo hizo Estados Unidos con la ley de comercio con el enemigo en la Primera Guerra Mundial, para usar las patentes de los países que eran enemigos en la guerra. Rápidamente fue dada de baja porque no cumplió su propósito. La otra iniciativa es reciente y se trata de la Declaración por la Salud de DOHA, donde se tardó más de 15 años su implementación”.
9- Para la Unesco, “levantar las patentes de las vacunas salvaría millones de vidas”
El impulso a favor de abrir la patente de las vacunas responde al llamamiento conjunto que la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la OMS y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos realizaron en octubre de 2020 para abrir la ciencia e impulsar la cooperación científica.
La Unesco respalda el movimiento para levantar las patentes de las vacunas contra el coronavirus, ya que “podría salvar millones de vidas y servir de modelo para el futuro de la cooperación científica”, según afirmó este viernes su directora general, Anne Azoulay.
Y tras señalar que con esta pandemia, “el mundo se ha embarcado en una nueva era de la investigación científica”, desde el organismo recordaron que investigadores chinos secuenciaron el genoma del nuevo coronavirus el 11 de enero de 2020 y lo publicaron en línea, gracias a lo cual científicos alemanes pudieron desarrollar una prueba de detección que fue compartida por la OMS con los gobiernos de todo el mundo.
10- Desde el Vaticano calificaron de “muy sabia” la decisión de Biden
“Me parece muy sabia la decisión de (Joe) Biden. Es importante en este tiempo una visión planetaria más que individual”, dijo en declaraciones a Télam el presidente de la Pontificia Academia para la Vida, monseñor Vincenzo Paglia.
Para Paglia, el apoyo expresado en las últimas horas por el Gobierno de Estados Unidos “no solo es una razón de justicia, también de sabio interés, en el sentido de que el virus no conoce ni el derecho ni las fronteras”.
En ese marco, Paglia destacó que “el papa Francisco repitió varias veces un pedido de una producción de vacunas lo más grande posible, y una distribución a todos”.
“Soy favorable a que en esta ocasión, para un determinado período, en espera de que la vacuna sea distribuida a todos, y para permitirlo, se avance en la suspensión de las patentes”, agregó el monseñor italiano desde Roma.
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