“Hola a todos ustedes alrededor del mundo y gracias por acompañarnos desde donde sea que estén. Son las 9 AM aquí en Nueva York y estoy en vivo, sí, realmente en vivo, parado en el medio del distrito de los teatros en el corazón de Manhattan”, relató Michael Kors, uno de los diseñadores estadounidenses de mayor renombre y nuevo dueño de la casa italiana Versace, dando inicio al desfile que marcó el aniversario número 40 de su marca. “Mi forma artística favorita, además del diseño de moda, obviamente, es el teatro. No hay mayor experiencia en el mundo que un show de Broadway”, continuó. “Encontrarse con amigos para cenar en Sardi’s, rodeado por los icónicos retratos de las caras más famosas de Broadway, y luego al teatro, encontrar el lugar, las luces se apagan...”.
Con la canción New York State of Mind de fondo, una procesión de modelos recorrió las calles de Nueva York. Diseños inspirados en las cuatro décadas de la marca, los volúmenes y excesos de los ‘80 chocan con el minimalismo de los ‘90 y la opulencia de los inicios del segundo milenio. Una versión 2.0 de los “felices años 20” de Hemingway y Fitzgerald inunda de nostalgia Times Square.
Poder, brillo y piel, la decadencia de Nueva York con su glamour trasnochado y su sastrería ítaloamericana, un viaje al resultado del tiempo sobre esa ciudad olvidada que dibuja Sergio Leone en Once Upon a Time in America.
Naomi Campbell en puras lentejuelas y, junto con Carolyn Murphy, Shalom Harlow y Helena Christensen, revive la era de las supermodelos de los ‘90 y cierra el desfile dentro del Teatro Shubert. “Muchos de los increíbles artistas que hacen Broadway fueron devastados por el cierre causado por la pandemia. Estoy aquí hoy para devolver al grupo de personas que me dio tanto”, comentó minutos antes el diseñador previo a dar lugar a su show. “Hoy traigo mi arte a Broadway para recaudar dinero para apoyar a esos profesionales del teatro”, concluyó. En los créditos del desfile, además de mencionar al equipo artístico, se mostró un link para donar a The Actors Fund, una organización benéfica que ayuda a los trabajadores de artes escénicas.
Al otro lado del Atlántico, en Londres, la clásica casa inglesa Burberry presentó una colección otoño invierno 2021 que, por primera vez desde su llegada a la dirección creativa, muestra el lenguaje de Riccardo Tisci en un diálogo muy libre y poco ortodoxo con la tradición. El espíritu que desprende tiene algo de ancestral, de pagano, como un encuentro entre el oráculo de Delfos y su esencia grecorromana y la naturaleza cruda de las mitologías nórdica y anglosajona. Inspirada en el naturismo de fines del siglo XIX, las siluetas son una mímica de la vestimenta usada para ir al bosque pero con un giro de sensualidad.
La tensión entre la fluidez y la estructura, lo natural y el artificio, la ropa como una extensión del cuerpo o como una protección se refleja en prendas biológicas en su geometría, futuristas en su misticismo. Las mujeres se presentan, entonces, portadoras de una armadura astrológica compuesta de piel y de cuero, con túnicas y capas que las abrazan y botas negras de taco aguja y lentes a modo de máscara que las protegen. Una oda a la madre naturaleza, primero como mujer y luego como musa, que despierta a sus valquirias luego de tan largo encierro.
Mientras tanto, en Herzogenaurach, Alemania, lejos del glamour de Londres y Nueva York, Adidas anunció que lanzará unas nuevas Stan Smith, el famoso modelo de la línea Originals, parcialmente fabricadas con mylo, un material similar al cuero fabricado con el hongo mycelliumis. Desarrollado por los ingenieros de Bolt Threads, una compañía estadounidense que se ocupa del desarrollo de alternativas sustentables a materiales textiles y cosméticos de uso común, el mylo ya fue utilizado por Stella McCartney en el prototipo de un bolso en 2018 y tendrá su lanzamiento al mercado masivo con esta edición de las clásicas zapatillas de las tres rayas.
Esta iniciativa se inscribe dentro de una larga genealogía de innovaciones textiles que surgieron en los últimos años. Desde biotextiles creados con algas y seda de araña a prendas que se construyen sobre el cuerpo a través de la cristalización del sudor, la agenda sostenible demanda una adopción cada vez mayor de este tipo de alternativas. La industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta. El desarrollo y la adopción de este tipo de materiales es un pequeño pero necesario paso a nivel industria para detener y revertir la crisis ecológica y humanitaria producto de la polución y la sobreexplotación de los recursos naturales. Pareciera ser que las grandes marcas de moda están notando los vientos de cambio.
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