¿Es seguro tomar un vuelo durante la pandemia por COVID-19?

Más allá de las restricciones impuestas por los distintos gobiernos, en función de la situación epidemiológica de cada jurisdicción, subirse a un avión resulta inevitable y necesario. Cuáles son las formas en la que se corre menos riesgo de exposición al virus SARS-CoV-2

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Qué riesgos de contagio hay en un avión y en los aeropuertos (EFE/EPA/JUSTIN LANE/Archivo)
Qué riesgos de contagio hay en un avión y en los aeropuertos (EFE/EPA/JUSTIN LANE/Archivo)

Los expertos en salud pública sostienen que quedarse en casa es la mejor forma de protegerse y proteger a los demás ante el coronavirus. Pero si, más allá de las restricciones impuestas por los distintos gobiernos, subirse a un avión resulta inevitable y necesario, es importante conocer la forma en la que se corre menos riesgo de exposición al virus SARS-CoV-2, responsable de generar la enfermedad ya conocida por todo el globo, COVID-19.

Lo cierto es que los vuelos están cada vez más llenos y más aerolíneas planean dejar de bloquear e inutilizar asientos para acomodar al creciente número de pasajeros.

Desde comienzos de 2021, Southwest se unió a United y American Airlines al permitir la venta de todos los pasajes disponibles. Por su parte, JetBlue redujo el número de asientos bloqueados y, como Delta y Alaska, tiene previsto retirar todas las limitaciones en algún momento de este año.

Es importante conocer la forma en la que se corre menos riesgo de exposición al virus SARS-CoV-2 (EFE/Mario Cruz/Archivo)
Es importante conocer la forma en la que se corre menos riesgo de exposición al virus SARS-CoV-2 (EFE/Mario Cruz/Archivo)

La industria aérea afirma que volar es seguro y señala un reporte financiado por el sector que halló que el riesgo de contagio en los aviones es muy bajo si todo el mundo usa barbijo, ya que los aparatos tienen buena ventilación y potentes filtros de aire.

Pero los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) apuntan que sentarse a menos de 2 metros de distancia de otra persona, a veces durante horas, puede aumentar el riesgo de contagio. Y, aunque las aerolíneas siguen pidiendo a los pasajeros que lleven tapabocas, no hay garantía de que todos lo cumplan. Más de 1.000 personas que se negaron a usar mascarilla han sido expulsadas de vuelos de aerolíneas estadounidenses.

Volar supone también pasar tiempo en las filas para los controles de seguridad de los aeropuertos y en las zonas de embarque, donde también podría entrar en contacto con otra gente.

Los CDC advierten que sentarse a menos de 2 metros de distancia de otra persona, a veces durante horas, puede aumentar el riesgo de contagios (EFE/ Carlos Ortega/Archivo)
Los CDC advierten que sentarse a menos de 2 metros de distancia de otra persona, a veces durante horas, puede aumentar el riesgo de contagios (EFE/ Carlos Ortega/Archivo)

En una actualización sobre viajes de comienzos de abril, los CDC flexibilizaron sus orientaciones acerca de los viajes nacionales e internacionales para las personas vacunadas, diciendo que los viajeros que estén completamente inoculados “pueden viajar con seguridad dentro de los Estados Unidos”, pero señalaron que hay un riesgo potencialmente muy alto al hablar de viajes internacionales, debido a las variantes que surgen en diferentes naciones como Brasil, Reino Unido y Sudáfrica.

Sin embargo, el organismo sigue desaconsejando viajes no esenciales debido al aumento creciente de infecciones por el virus. El dato no es menor, ya que, según datos aportados por la Universidad Johns Hopkins, el número de casos activos asciende a 56 millones de personas en todo el mundo, que se encuentran en estos momentos cursando la enfermedad. La cifra en la Argentina según el Ministerio de Salud corresponde a 258.000 casos positivos activos en todo el país.

A nivel mundial, los nuevos casos diarios de COVID-19 aumentaron por sexta semana consecutiva hasta el 6 de abril, según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, con más de 4 millones de nuevos casos y 71.000 muertes semanales.

Los CDC flexibilizaron sus orientaciones acerca de los viajes nacionales e internacionales para las personas vacunadas (Jesús Hellín - Europa Press)
Los CDC flexibilizaron sus orientaciones acerca de los viajes nacionales e internacionales para las personas vacunadas (Jesús Hellín - Europa Press)

De acuerdo a Linsey Marr, profesora de ingeniería civil y medioambiental de la Universidad Tecnológica de Virginia, “hay tres factores a tener en cuenta: la prevalencia del SARS-CoV-2 en la población, el barbijo y la ventilación”.

Si la prevalencia del virus -en epidemiología, se denomina a la proporción de individuos de un grupo o una población, que presentan una característica o evento determinado que por lo general, se expresa como una fracción, un porcentaje o un número de casos por cada 10 000 o 100.000 personas- es alta, según Marr, “hay muchas posibilidades de que alguien en ese lugar esté infectado dentro de un avión”.

Del mismo modo, para la experta que estudia la transmisión aérea o por aerosoles del SARS-CoV-2, “todavía estamos aprendiendo sobre la eficacia de las vacunas contra las variantes del virus y sobre el tiempo que pueden proteger a las personas”.

Volar supone también pasar tiempo en las filas para los controles de seguridad de los aeropuertos y en las zonas de embarque  
 (EFE/EPA/NEIL HALL/Archivo)
Volar supone también pasar tiempo en las filas para los controles de seguridad de los aeropuertos y en las zonas de embarque (EFE/EPA/NEIL HALL/Archivo)

Los estudios de los inoculantes de Pfizer-BioNTech y Moderna muestran que solo protegen en un 90% contra el coronavirus, y no en un 95%, como se informó en los ensayos clínicos. Traducido a la realidad, eso significa que, por cada millón de personas totalmente vacunadas que vuelen, unas 100.000 podrían seguir infectándose. En este sentido el rol de la mascarilla cobra vital protagonismo, ya que “el agente que causa la enfermedad puede permanecer en el aire durante una hora a través de gotas microscópicas respiratorias llamadas aerosoles”, precisó la especialista en ingeniería medioambiental.

Esto es porque quienes están vacunados de todas formas pueden contraer el COVID-19 y transmitirlo a otras personas, alertan los CDC. En marzo de 2020, afirmaban que un pasajero sin barbijo y asintomático infectó a 12 compañeros que se encontraban ubicados en un mismo sector de la aeronave, dos de ellas sentadas en clase económica y un miembro de la tripulación en un vuelo internacional de 10 horas.

El riesgo de transmisión a bordo durante vuelos largos es real, declaró la investigación de los CDC, ya que “no solo pueden dar lugar a la importación de casos de COVID-19 con diferentes variantes, sino que también pueden crear las condiciones para que se generen a posteriori eventos de superdifusión”.

El riesgo de transmisión a bordo durante vuelos largos es real (EFE/EPA/NEIL HALL/Archivo)
El riesgo de transmisión a bordo durante vuelos largos es real (EFE/EPA/NEIL HALL/Archivo)

Sin embargo, un informe de la Universidad de Harvard publicado en octubre de 2020 concluyó que el riesgo de contraer el nuevo coronavirus en un avión es poco frecuente, siempre y cuando las personas se cubran con mascarillas, el aeropuerto tome precauciones de seguridad y los aviones tengan instalados filtros HEPA, es decir, para partículas de aire de alta eficiencia o High Efficiency Particulate Arresting, por sus siglas en inglés. Los filtros HEPA están clasificados para eliminar el 99,97% del polvo, el polen, el moho, las bacterias y otras partículas transportadas por el aire.

El problema es que no todos los aviones cuentan con este tipo de filtros. Los aviones privados de ocio y muchas aeronaves pequeñas alquiladas por empresas para transportar a sus ejecutivos entre reuniones no tienen filtración HEPA.

Las aerolíneas regionales de todo el mundo también pueden utilizar jets más antiguos, turbohélices y aviones con motor de pistón construidos originalmente sin filtros HEPA para completar sus flotas, transportando a miles de viajeros a destinos regionales o a terminales de aerolíneas más grandes para tomar conexiones.

Un informe de la Universidad de Harvard publicado en octubre de 2020 concluyó que el riesgo de contraer el nuevo coronavirus en un avión es poco frecuente (EFE/EPA/KATIA CHRISTODOULOU/Archivo)
Un informe de la Universidad de Harvard publicado en octubre de 2020 concluyó que el riesgo de contraer el nuevo coronavirus en un avión es poco frecuente (EFE/EPA/KATIA CHRISTODOULOU/Archivo)

Muchos de estos aviones más pequeños, incluidos los regionales, no necesitan filtros HEPA para purificar el aire de la cabina porque nunca se recircula: el aire se renueva constantemente desde el exterior del avión durante el vuelo. El aire, a menudo llamado “sistema de aire fresco”, es calentado por los motores, destruyendo muchas impurezas, antes de ser enfriado y entrar en la cabina.

En relación al tercer punto planteado por Marr, la experta en transmisión aérea del COVID-19 planteó que cuando los sistemas de ventilación HEPA están funcionando en un avión, esta filtración hace que viajar en un avión grande sea más seguro que comer en un restaurante”. El problema se plantea cuando los mecanismos de ventilación no están garantizados.

Las recomendaciones incluyen el uso en todo momento de la mascarilla, que cubra nariz, boca y mentón, en lo posible elegir aquellos vuelos que no tengan escalas y en las oportunidades que se puede optar por lugares al aire libre elegir estos ambientes y por último en el camino a los aeropuertos viajar en automóviles con las ventanillas bajas, para favorecer la ventilación cruzada.

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