Entender el comportamiento del SARS-CoV-2 y cómo sus mutaciones ponen a prueba el manejo de la pandemia y hasta la eficacia de las vacunas desarrolladas en tiempo récord sin dudas desvela a las mujeres y hombres de ciencia.
El prestigioso cardiólogo Eric J. Topol es profesor de medicina molecular en el Instituto Scripps Research, y en su cuenta de Twitter destacó dos artículos publicados en la revista Science sobre el COVID-19 en Brasil, que documentan qué fue lo que impulsó la aparición de la variante P1 en Manaos y analizan su alta transmisibilidad, posible aumento de letalidad y protección incompleta de COVID anterior.
Que los virus muten está en su naturaleza. Pretender que no lo hagan es pedirles que dejen de existir. Es así que los virus experimentan mutaciones con frecuencia, tanto al interior de los individuos infectados como cuando viajan de una persona a otra.
El desafío central hoy es que el SARS-CoV-2 sigue mutando y circulando, con el potencial riesgo de que se transforme en otro virus.
“Necesitamos redoblar las medidas de salud pública. Cuanto menos se propague un virus, menos mutará”. Para Anthony S. Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los EEUU, “es necesario vacunar a la mayor cantidad posible de personas con las vacunas actuales disponibles y prepararse para la eventualidad potencial de que se tengan que actualizar en el futuro”.
La reciente publicación de la prestigiosa revista científica destaca “la rápida propagación tanto de los casos como de las muertes por COVID-19 en Brasil, con distintos patrones y carga por estado”. Según los investigadores, lo que sucede en ese país “demuestra que ninguna narrativa única explica la propagación del virus entre los estados de Brasil. En cambio, capas de escenarios complejos se entrelazan, lo que resulta en epidemias de COVID-19 concurrentes y variadas en todo el país”.
A la hora de analizar el implacable avance de la variante de Manaos en ese país, los expertos desplegaron cinco factores causales.
“Primero, Brasil es grande y desigual, con disparidades en la cantidad y calidad de los recursos de salud, como camas de hospital, médicos e ingresos -desarrollaron-. En segundo lugar, una densa red urbana que conecta e influye a los municipios a través del transporte, los servicios y los negocios, que no se interrumpió por completo durante los picos de casos o muertes”.
En tercer lugar, observaron, “la alineación política entre los gobernadores y el presidente tuvo un papel en el momento y la intensidad de las medidas de distanciamiento, y la polarización politizó la pandemia con consecuencias para la adherencia a las acciones de control”. En tanto, en cuarto lugar ubicaron que “el SARS-CoV-2 circulaba sin ser detectado en Brasil durante más de un mes, como resultado de la falta de una vigilancia genómica bien estructurada”.
Finalmente, “en quinto lugar, las ciudades impusieron y relajaron medidas en diferentes momentos, con base en distintos criterios, facilitando la propagación”. “Nuestros hallazgos hablan de esos problemas, pero también muestran que algunos estados fueron resistentes, como Ceará, mientras que otros que comparativamente tenían más recursos no pudieron contener la propagación de COVID-19, como Río de Janeiro”, esbozó la publicación.
La variante P1 emergió en la ciudad de Manaos, capital del estado de Amazonas, pero solo fue identificada como una nueva mutación en enero, en Japón, en unos viajantes que volvían de aquella región del norte de Brasil.
Sin embargo, el surgimiento de la variante que ya fue detectada en varios países de América del Sur, como Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia, Perú y Venezuela había sido mucho antes. “Mostramos que P1 probablemente surgió en Manaos a mediados de noviembre, donde se habían informado anteriormente altas tasas de ataque. Se han informado altas tasas de acumulación de mutaciones durante períodos cortos de tiempo en pacientes con infección crónica o inmunodeprimidos. Dada una epidemia generalizada sostenida en Manaos, creemos que este es un escenario potencial para la emergencia de P1. La vigilancia genómica y el intercambio temprano de datos por equipos de todo el mundo ha llevado a la detección y caracterización rápidas del SARS-CoV-2 y nuevas variantes preocupantes, pero dicha vigilancia todavía es limitada en muchos entornos”, destaca otra publicación de Science distinguida por Topol.
En tal escenario, las respuestas rápidas y equitativas, coordinadas a nivel federal, son imperativas para evitar la rápida propagación del virus y disparidades en los resultados. Sin embargo, la respuesta al COVID-19 en Brasil no fue rápida ni equitativa. Todavía no lo es. “Brasil enfrenta actualmente el peor momento de la pandemia, con un número récord de casos y muertes, y casi colapso del sistema hospitalario. La vacunación ha comenzado, pero a un ritmo lento debido a la disponibilidad limitada de dosis. Se estima que la nueva variante preocupante que surgió en Manaos es de 1,4 a 2,2 veces más transmisible y capaz de evadir la inmunidad de una infección anterior no P1”.
Esa variante se está extendiendo por todo el país. Se convirtió en la más prevalente en circulación en seis de los ocho estados donde se realizaron investigaciones. Al 11 de marzo de 2021, Brasil ya reportó el 40% del total de muertes por COVID-19 ocurridas en 2020. Manaos ya registró un 39,8% más de muertes por COVID-19 en 2021 que en todo 2020. “Sin una contención inmediata, medidas coordinadas de vigilancia epidemiológica y genómica y un esfuerzo para vacunar al mayor número de personas en el menor tiempo posible, la propagación de P1 probablemente provocará una pérdida de vidas inimaginable. No evitar esta nueva ronda de propagación facilitará la aparición de nuevos COV, aislará a Brasil como una amenaza para la seguridad sanitaria mundial y conducirá a una crisis humanitaria completamente evitable”, concluyeron los expertos.
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