Con una población de poco más de 9 millones de habitantes en un territorio de 22.145 kilómetros cuadrados de superficie, ya hay voces que se animan a decir que Israel podría estar cerca de alcanzar la inmunidad de rebaño frente al COVID-19.
La pandemia de coronavirus, que ocasionó más de 137 millones de contagios y 2,96 millones de muertes en todo el mundo, según el monitor de datos de Johns Hopkins University & Medicine Coronavirus Resource Center, parece haber encontrado en esta pequeña nación de Medio Oriente un freno.
Es que, con 863.521 infectados y 6312 fallecidos desde que comenzó a circular el virus, Israel avanza en su plan de vacunación de un modo pujante. El país comenzó a vacunar a sus ciudadanos en diciembre de 2020 y actualmente lidera el mundo en términos de implementación.
Según los últimos datos de Our World in Data, actualizados al 13 de abril, el 61,64% ya fue inoculada con la primera de las dosis de la vacuna Pfizer- BioNTech y el 57,25% ya recibió ambas aplicaciones.
La inmunidad colectiva o de rebaño, como se la llama habitualmente, es la protección indirecta contra una enfermedad infecciosa que ocurre cuando una población es inmune, ya sea por efecto de la vacunación o por la inmunidad desarrollada a través de una infección previa. En tal caso, esto sucede cuando una cantidad suficiente de habitantes tiene protección contra una infección que deja de poder propagarse, e incluso las personas que no tienen inmunidad están indirectamente protegidas.
El porcentaje de personas que necesitan ser inmunes para lograr la inmunidad rebaño varía con cada enfermedad, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por caso, la inmunidad de rebaño contra el sarampión requiere que aproximadamente el 95% de la población esté vacunada y el 5% restante estará protegida por el hecho de que la enfermedad no se propagará entre los vacunados. Para la poliomielitis, el umbral es de aproximadamente el 80%.
Si bien aún se desconoce la proporción de la población que debe vacunarse contra el COVID-19 para hablar de inmunidad colectiva, observan desde la OMS, diferentes estimaciones hablan de, al menos, entre 65% y 70%.
Con más de la mitad de la población vacunada, sumado a las personas que, por haber estado infectadas con coronavirus, generaron cierta inmunidad natural, se estima que cerca del 68% de los habitantes de Israel ya tendrían anticuerpos en la sangre que puedan combatir el virus y esto lleva a los especialistas a pensar si se puede estar cerca de alcanzar la meta.
El profesor Eyal Leshem, director del Centro de Medicina del Viaje y Enfermedades Tropicales en el Centro Médico Sheba, declaró recientemente que la inmunidad colectiva era la “única explicación” del hecho de que los casos continuaran cayendo, incluso cuando muchas de las restricciones impuestas en el país fueron levantadas.
“Estamos viendo una disminución en el número de casos, a pesar del regreso a las reuniones masivas y las escuelas después del tercer cierre, porque la mayoría de las personas con las que se encontrará la persona infectada son inmunes”, declaró Leshem a la revista estadounidense Israel21c.
“Esto nos dice que, incluso si una persona está infectada, la mayoría de las personas con las que se encuentran caminando no se contagiarán”, agregó.
En Israel, la curva de contagios está disminuyendo en todos los grupos de edad, incluidos los niños. Sin ir más lejos, el profesor Eran Segal, el biólogo computacional del Instituto de Ciencias Weizmann, dijo recientemente en una entrevista concedida a un canal de televisión en Israel que que los casos de contagios bajaron un 97% desde enero como resultado de una campaña de vacunación exitosa.
Para Leshem, el verdadero desafío son los niños y adultos que no están vacunados, dado que los inoculantes solo se administraron a personas mayores de 16 años. Las vacunas en el rango de edad de 12 a 15 años comenzarán en unos pocos meses en Israel, luego de los estudios clínicos de Pfizer en esa población.
“Aquí no hay trucos de magia”, dijo Leshem. “Si las personas no vacunadas viajan sin cuarentena y pruebas completas, aumentaremos el riesgo de reintroducir la enfermedad en Israel”, aclaró.
Algunos especialistas se muestran más precavidos a la hora de hablar de una posible inmunidad de rebaño. Sarah Pitt, viróloga de la Universidad de Brighton, en Inglaterra, pidió “extrema precaución”, dado que cree que alcanzar la inmunidad colectiva será difícil, incluso con altas tasas de vacunación. “Necesitamos ver si los casos en Israel continúan cayendo y se mantienen en niveles bajos”, advirtió.
Esta mirada coincide con la del joven científico de datos independiente, el estadounidense Youyang Gu, quien cambió el nombre de su popular modelo de pronóstico COVID-19 de “Camino a la inmunidad colectiva” a “Camino a la normalidad”. Dijo que parecía improbable alcanzar un umbral de inmunidad colectiva debido a factores como la vacilación de las vacunas, la aparición de nuevas variantes y la demora en la llegada de las vacunas para los niños, sostuvo un artículo publicado en la revista científica Nature.
“Nos estamos alejando de la idea de que alcanzaremos el umbral de inmunidad colectiva y luego la pandemia desaparecerá para siempre”, sostuvo en esa misma dirección la epidemióloga Lauren Ancel Meyers, directora ejecutiva del Consorcio de Modelado COVID-19 de la Universidad de Texas, en Estados Unidos.
Este cambio refleja las complejidades y desafíos de la pandemia, pero no debería eclipsar el hecho de que la vacunación es importante y ayuda. “La vacuna significará que el virus comenzará a disiparse por sí solo”, agregó Meyers. Pero, a medida que surgen nuevas variantes y la inmunidad a las infecciones potencialmente disminuye, “podemos encontrarnos meses o un año más adelante todavía luchando contra la amenaza y teniendo que lidiar con futuras olas”.
¿Cómo funciona la inmunidad de rebaño?
Se estima que, sin restricciones, alguien infectado con la cepa original del virus que causa el COVID-19 infectará, en promedio, a unas tres personas. Una vez que dos tercios de la población se vuelve inmune al virus, una persona infectada, en promedio, solo lo transmitirá a otra persona. Eso alcanza para que el virus se propague, pero no para que crezca, al haber quitado a dos de esas tres personas de la cadena de transmisión.
Alcanzar este nivel de inmunidad de la población es importante para proteger a las personas que no pueden vacunarse o cuyo sistema inmunológico está demasiado débil para producir una respuesta protectora adecuada.
Sin embargo, un dato que hay que tener en cuenta: si bien las vacunas son efectivas para evitar casos graves o de complejidad, no evitan que las personas se enfermen ni bloquean por completo las infecciones en todos. Eso significa que algunas personas vacunadas aún podrían transmitir el virus.
Asimismo, no todas las personas que hayan estado contagiadas de COVID-19 y se hayan recuperado tienen una inmunidad natural fuerte o duradera, y las nuevas variantes del virus son más transmisibles.
“No deberíamos buscar la inmunidad rebaño solo como una señal de que podemos levantar todas las medidas de salud pública y volver a la ‘normalidad’. Más bien deberíamos buscar niveles consistentemente bajos de infección por COVID-19”, señaló Pitt.
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