En conferencia de prensa, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, aseguró hoy que “la segunda ola es un hecho” y a poco de que se reúnan esta tarde representantes del gobierno porteño y la provincia de Buenos Aires para definir nuevas medidas en la zona del AMBA hizo hincapié en que hoy “las principales fuentes de contagio son las reuniones sociales”.
“La mayoría de los contagios no se da en los lugares con protocolo, las fábricas o las aulas. Hay que transmitir la atención y el cuidado en momentos donde estamos con alguien que luce sano y tenemos confianza y nos sale abrazarlo, besarlo”, enfatizó la funcionaria, que estuvo acompañada por la directora nacional de Epidemiología e Información Estratégica, Analía Rearte, y por Juan Manuel Castelli, director nacional de Control de Enfermedades Transmisibles.
Y tras reconocer que “viene el invierno y no es tan fácil”, instó a “tener los ambientes ventilados, con ventilación cruzada y constante”. “Tiene que haber corriente de aire, tiene que ser un viento fuerte que vuele los papeles”, ejemplificó la funcionaria.
Se sabe desde el inicio de la pandemia que el coronavirus, así como el resto de las enfermedades respiratorias, se transmite principalmente por aerosoles, tal como se conoce a las partículas que se emiten al respirar, toser o hablar y que en las personas infectadas son portadoras del virus.
Por esta vía, las personas pueden ser infectadas de una forma muy eficiente y las cargas virales directamente conducidas a la zona baja de los pulmones o aparato respiratorio debido a su pequeñísimo tamaño.
“El SARS-CoV-2 es un virus que se multiplica en las vías respiratorias, las actividades respiratorias emiten gotitas muy pequeñas con carga viral (aerosoles) y podemos contagiarnos inhalando directamente estos aerosoles hacia nuestros pulmones”. Sandra Cordo es doctora en Ciencias Químicas e investigadora del Conicet y según precisó a Infobae, “hay personas infectadas que no se enferman, no presentan ningún tipo de síntoma, llamados asintomáticos, personas que se enferman manifestando síntomas leves o intermedios y, por último, están los que se enferman con una sintomatología grave, que requiere hospitalización y, frecuentemente, asistencia respiratoria”.
En los tres casos, todos producen partículas virales, “todos tienen virus multiplicándose en sus sistemas respiratorios, esto quiere decir que todas estas personas contagian”, advirtió Cordo.
Según reza la página web del Ministerio de Salud, “para reducir el riesgo de transmisión por aerosoles, se recomienda sumar la ventilación a las medidas de prevención ya conocidas, como el distanciamiento social, uso de barbijo e higiene de manos”.
“Los ambientes interiores sin ventilación son los más riesgosos para la transmisión de SARS-CoV-2 mediante aerosoles, ya que los mismos se acumulan aumentando las probabilidades de que se inhale aire con presencia de virus -informa la cartera sanitaria-. Por esta razón, la ventilación constante en los ambientes es clave en la prevención del COVID-19. La misma debe ser cruzada para que el aire circule. Abrir puertas y ventanas de manera continua genera un flujo de aire permanente, sin que se acumulen aerosoles, por lo que es mejor que una apertura intermitente como sería, por ejemplo, abrir cinco minutos cada hora.
Consultada por Infobae, la médica infectóloga María Cecilia Niccodemi (MN 105.624) hizo hincapié en que “en ambientes cerrados lo que se recomienda es que haya circulación de aire, no solamente ventilación”. “Si bien las gotitas que transmiten el COVID en general caen al piso, en ambientes cerrados, en algunas situaciones pueden aerosolizar, esto es quedar en el aire, y eso es lo que se busca evitar -precisó la médica de staff de centro médico Doctor Stamboulian y Sanatorio La Trinidad de San Isidro-. Con el viento se provoca la barrida de estas gotitas y se evita el contagio a través de la inhalación de las mismas”.
Finalmente, el doctor Jorge Aliaga, físico argentino que trabaja en el campo de los sistemas dinámicos y es investigador de la UBA y el Conicet, recalcó: “El riesgo cero no existe, pero podemos minimizarlo”.
Según él, “en el contagio por aerosoles hay menos riesgo cuando hay menos personas en el mismo espacio, cuando hay menos emisión (al usar barbijo o en base a qué actividad se lleve adelante) y cuando se pasa menos tiempo en ambientes cerrados”.
“A mayor cantidad de personas, actividad y tiempo transcurrido en un lugar cerrado, mayor ventilación tiene que haber. La clave es esencialmente optar por una ventilación natural al aumentar la renovación de aire interior abriendo ventanas y puertas para provocar un flujo de aire”, recomendó, y precisó que la ventilación debe ser cruzada, continua y distribuida: “Cruzada al abrir las ventanas en lados opuestos de la habitación, continua cuando el aire se renueva siempre y nunca se acumula aire respirado y distribuida cuando no se acumula aire sin renovar en ningún lugar del ambiente”.
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