Unos días después de ser vacunadas, algunas personas sufren en su brazo una erupción que le provoca picazón, hinchazón de la piel e incluso bultos rojos o urticaria.
Mientras las campañas de vacunación continúan avanzando en aquellos países donde ya disponen de dosis, y en un momento donde las vacunas son la gran esperanza de la comunidad internacional para parar la pandemia de la COVID-19, el suministro de ellas aún trae consigo algunas dudas.
La perentoriedad con que debieron ser desarrolladas bajo la mirada inquisidora y ansiosa del planeta, algunos efectos secundarios emergen, que, si bien eran esperados, algunos sorprenden por su rareza.
El último efecto secundario observado entre las personas que han recibido la vacuna de Moderna es el llamado “brazo COVID”. Unos días después de ser vacunados, ha aparecido en su brazo una erupción que le provoca picazón, hinchazón de la piel e incluso bultos rojos o urticaria. A pesar de ello, los médicos han querido tranquilizar a la población y han asegurado que la mancha que aparece en los brazos es una respuesta inofensiva del sistema inmunológico a la inyección que desaparece aproximadamente en una semana.
“Queremos tranquilizar a la gente de que se trata de un fenómeno conocido -ha declarado la doctora Esther Freeman, directora de dermatología de salud global en el Hospital General de Massachusetts-. Tener una gran mancha roja en el brazo durante un par de días puede no ser divertido, pero la realidad es que no hay necesidad de entrar en pánico y no hay razón para no recibir la segunda dosis de la vacuna”.
Oposiciones y advertencias
Una serie de documentos comenzaron a emerger en las publicaciones científicas dando nota de este fenómeno.
De hecho, un grupo de trabajo del Massachusetts General Hospital de Boston acaba de publicar documento sobre un ensayo clínico de Fase III de la vacuna mRNA-1273 donde proporcionan información sobre las reacciones inmediatas en el lugar de la inyección, que se observaron en el 84,2% de los participantes después de la primera dosis. El ensayo también mostró que las reacciones retardadas en el lugar de la inyección (definidas en ese ensayo como aquellas que comenzaron el día ocho o después) ocurrieron en el 0,8% después de la primera dosis y en el 0,2% después la segunda. Estas reacciones incluyeron eritema, induración y dolor a la palpación. Las reacciones se resolvieron típicamente en los siguientes 4 a 5 días.
“También hemos observado reacciones locales grandes retardadas a la vacuna mRNA-1273, con una mediana de aparición el día ocho (rango, 4 a 11) después de la primera dosis. Estas reacciones tuvieron un aspecto variable”, indicaron. Informaron sobre una serie de 12 pacientes con estas reacciones, todas las cuales aparecieron cerca del lugar de la inyección después de la resolución completa de los síntomas locales y sistémicos iniciales asociados con la vacunación.
“Nuestra sospecha de hipersensibilidad de tipo retardado o mediada por células T fue apoyada por muestras de biopsia de piel obtenidas de un paciente con una reacción local grande retardada que no estaba entre los 12 pacientes descritos aquí”, señaló Kimberly G. Blumenthal, autora principal del informe.
Dado que ni reacciones sitio de la inyección locales ni las reacciones de hipersensibilidad de tipo retardado son contraindicaciones para la vacunación posterior, los 12 pacientes fueron estimulados a recibir la segunda dosis y completaron su ciclo de vacunación mRNA-1273. Aunque la mitad de los pacientes no tuvo una recurrencia de grandes reacciones locales, tres pacientes tuvieron reacciones recurrentes que fueron similares a las de la dosis inicial y tres pacientes tuvieron reacciones recurrentes de un grado más bajo que las posteriores a la dosis inicial.
“Es posible que los médicos no estén preparados para abordar las reacciones locales tardías a la vacuna mRNA-1273”, completó Blumenthal. Dada la ampliación de las campañas de vacunación masiva en todo el mundo, es probable que estas reacciones generen preocupación entre los pacientes y solicitudes de evaluación. Estas reacciones no se han reconocido de forma sistemática, la orientación con respecto a la segunda dosis de vacuna ha variado y muchos pacientes han recibido antibióticos de forma innecesaria.
“Esperamos que esta carta fomente informes y comunicaciones adicionales con respecto a las características epidemiológicas, las causas y las implicaciones de estas reacciones cutáneas tardías, ya que esta información podría disipar las preocupaciones de los pacientes, alentar la finalización de la vacunación y minimizar el uso innecesario de antibióticos”, señaló.
Esta hinchazón en el brazo tiene un término oficial utilizado por dermatólogos y alergólogos: “hipersensibilidad cutánea retardada”. Es como dan en llamar a una reacción no deseada producida por el sistema inmunológico que afecta a la piel que ocurre días después de recibir la aplicación.
Los expertos apuntan que el ahora llamado “brazo COVID” también ha aparecido en otras ocasiones en personas que han recibido vacunas contra el tétanos, la vacuna contra la varicela o la vacuna MMR (sarampión, paperas y rubéola). Sin embargo, esta reacción sólo se ha observado cuando se ha vacunado a una persona con la vacuna de Moderna, pero no cuando se ha administrado la dosis de Pfizer. A pesar de ello, Freeman, una de los principales investigadores de las reacciones cutáneas a las vacunas contra la COVID-19 en todo el mundo, ha agregado que este efecto secundario no debe significar ningún miedo entre la población y ni mucho menos optar por no recibir la segunda dosis de la vacuna de Moderna, ni tampoco querer que le suministre la dosis de Pfizer por delante de la de Moderna.
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