El Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) anunció que intensificará los esfuerzos para identificar y rastrear las nuevas mutaciones del SARS-CoV-2 en Europa.
“La creciente diversidad de variantes del SARS-CoV-2 y la potencial alta capacidad de infección de algunas nuevas cepas subraya la necesidad de identificar y rastrear las mutaciones en todo el genoma viral”, señaló el ECDC en un comunicado.
El ECDC citó entre las mutaciones que generan una mayor preocupación la variantes B.1.1.7, identificada por primera vez en el Reino Unido, y la B.1.351, aparecida en Sudáfrica.
Esta agencia vinculada a la Unión Europea (UE) inició una colaboración con la empresa Eurofins Genomics para monitorizar la evolución de las distintas variantes y apoyar la tarea que ya realizan los diferentes estados.
“Probablemente seguirán emergiendo variantes contra las cuales las vacunas actuales podrían ser menos eficaces”, advirtió el ECDC.
Por ello, las autoridades sanitarias mundiales instaron a los fabricantes a que trabajen en vacunas de nueva generación, adaptadas a las variantes emergentes.
España, por ejemplo, no alcanzará antes del verano el objetivo recomendado por la Comisión Europea de secuenciar genéticamente al menos el 5% de casos positivos por coronavirus, un objetivo que es una de las principales bazas para luchar contra las nuevas variantes peligrosas del patógeno, ya sea porque son más contagiosas, como las descubiertas en el Reino Unido, Brasil y Sudáfrica; reducen la eficacia de las vacunas, la última de ellas; o puedan causar cuadros clínicos más graves.
La secuenciación permite detectar las nuevas mutaciones que sufre un virus y, por tanto, da tiempo para tratar de adelantarse a los cambios que estas van a provocar en términos de salud pública. La Comisión Europea recalcó el pasado miércoles la necesidad de ampliar la capacidad de los Estados miembros para “identificar nuevas variantes, monitorizar su propagación entre la población y vigilar su impacto en la transmisibilidad”. Con este objetivo, y para desarrollar tests específicos, la UE ha creado un fondo dotado con, al menos, 75 millones de euros.
En este contexto, la Unión Europea y los Estados Unidos anunciaron la implementación de programas destinados a reforzar las operaciones de secuenciación genética, indispensables para seguir la progresión de las variantes y detectar rápidamente la aparición de nuevas mutaciones.
De momento, los científicos insisten en el respeto de las medidas de protección, tan cruciales contra las variantes como contra el coronavirus clásico.
Eurofins Genomics suministrará capacidad adicional de secuenciación mediante la tecnología ARTIC Next Generation Sequencing (NGS), que tiene un tiempo de respuesta rápido, incluyendo servicios bioinformáticos y un volumen de miles de muestras por semana.
En los EEUU, urge investigar más las mutaciones
Los científicos estadounidenses podrían obtener mayor capacidad para identificar mutaciones del coronavirus potencialmente más letales bajo un proyecto de ley que avanza en el Congreso y que podría proporcionar 1.750 millones de dólares para secuenciación genómica.
Por ahora, los Estados Unidos solo está mapeando la composición genética de una minúscula fracción de muestras positivas del virus, pero algunos expertos dicen que esto es como volar a ciegas. Significa que la verdadera propagación en el país de mutaciones problemáticas identificadas por primera vez en Reino Unido y Sudáfrica sigue siendo cuestión de conjeturas.
Tal ignorancia podría resultar costosa. Una preocupación es que potenciales mutaciones del COVID-19 más transmisibles —como la variante británica— podrían moverse más rápido que la capacidad de Estados Unidos para vacunar a su población.
“Hay una pequeña cantidad de laboratorios académicos y de salud pública que básicamente han estado haciendo la vigilancia genómica”, dijo David O’Connor, investigador del sida en la Universidad de Wisconsin. “Pero no hay coherencia nacional en la estrategia”.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) están tratando de guiar esos esfuerzos, alineándose con el propio trabajo de detección avanzada del gobierno, pero la iniciativa de legislación sobre el COVID-19 llevaría la búsqueda a otro nivel.
Además del dinero, el proyecto de ley de la Cámara de Representantes que aprobó la Comisión de Energía y Comercio la semana pasada pide que los CDC organicen una red nacional para usar la tecnología para rastrear la propagación de mutaciones y guiar las medidas de salud pública.
En el Senado, la demócrata de Wisconsin, Tammy Baldwin, presentó una legislación que proporcionaría 2.000 millones de dólares. Baldwin dice que los Estados Unidos debería usar tecnología de mapeo genético para analizar al menos el 15% de las muestras positivas del virus. Puede que no parezca mucho, pero se cree que la tasa actual es del 0,3% al 0,5%. El análisis del 15% de las muestras positivas ampliaría la vigilancia al menos 30 veces.
“Las variantes representan una amenaza creciente”, dijo Baldwin. “Al inicio de la pandemia de COVID-19, aumentar nuestra capacidad de prueba era esencial para nuestra capacidad de rastrear y ralentizar la propagación del virus; lo mismo es cierto para encontrar y rastrear estos variantes”, afirmó la legisladora.
Con información de AFP, Efe y AP
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