Una investigación publicada en la revista The Journal of Clinical Investigation pretende demostrar que la tecnología aplicada para el análisis molecular de los tumores fue usada para realizar un análisis clínico, morfológico y molecular completo de las placentas de mujeres embarazadas con y sin infección por SARS-CoV-2, que dieron a luz durante la primera ola de la pandemia en Italia.
“Gracias a este trabajo hemos podido constatar que, aunque el virus puede infectar la placenta, en ningún caso se produjo una transmisión vertical de la madre al recién nacido, lo que apunta a que la placenta puede ser una barrera materno-neonatal eficaz contra el virus, incluso en presencia de una infección grave”, señala el doctor Paolo Nuciforo, jefe del Grupo de Oncología Molecular del Vall d’Hebron Institute of Oncology (VHIO), y coautor del trabajo junto con el Dr. Joan Seoane.
El jefe de Oncolgía del Instituto Alexander Fleming, el doctor Matías Chacón (M.N. 86697), señala que “es fundamental entender de este trabajo en el que se desprende que la placenta tiene un rol importantísimo en bloquear la transmisión del virus al feto. Y la presencia del virus en la placenta dependiendo la cantidad de carga viral que haya generado una reacción inflamatoria mayor o menor. Si la reacción inflamatoria es muy grande, la placenta puede ser dañada pero no hay infección en el feto”.
“Es un estudio muy importante que lo que muestra es la gran capacidad que tiene el organismo de generar una reacción inflamatoria, sea innata con células muy primitivas, o una respuesta inmunológica adaptativa con células más complejas, que son linfocitos B, que generan anticuerpos. Entonces, esas son formas de reaccionar no solamente contra un virus sino también contra el cáncer. Este escenario que se plantea, es muy similar a lo que vemos en oncología, donde cada vez nos apoyamos más en el conocimiento inmunológico y en la capacidad que tiene nuestro cuerpo de generar una reacción antígeno-anticuerpo contra la presencia de una célula tumoral”, afirmó el especialista.
Otro de los autores del ensayo, el doctor Joan Seoane, añade que “por primera vez, hemos determinado la carga viral en tejidos de placentas usando la combinación de técnicas de PCR y de hibridación in situ y se ha demostrado que, aunque ocasionalmente, el SARS-CoV-2 puede infectar masivamente las células de la placenta y determinar su muerte”.
Además, agrega: “El virus busca escapar del control del sistema inmunitario y para eso desarrolla diferentes estrategias. Es algo que tiene en común con las células tumorales. Nosotros hemos querido ofrecer nuestra experiencia en este sentido aportando todo lo que hemos aprendido en el contexto del cáncer. Así, hemos observado que las estrategias utilizadas por las células tumorales para escaparse del sistema inmune son similares a las utilizadas por el virus”.
Por otra parte apunta cómo se puede aprovechar lo que se descubra acerca del mismo virus SARS-CoV-2 para desarrollar nuevos tratamientos para el cáncer, y viceversa, aplicar lo que se conoce del cáncer para buscar tratamientos contra la COVID-19.
“De este trabajo desprendemos que una reacción inflamatoria puede contener un virus y conocemos desde hace muchos años que una buena respuesta inflamatoria también puede detener o frenar las células tumorales”, afirma Chacón. “Esas hipótesis en cáncer, en la actualidad, la mayoría de las patologías se tratan no solamente con quimioterapia u hormonoterapia, sino que también la inmunoterapia ha invadido casi todos los modelos tumorales realmente con gran éxito. ¿Y qué es lo que hace la inmunoterapia? Básicamente, enciende respuestas inflamatorias o disminuye la capacidad de esa célula tumoral de evadir el sistema inmune. Entonces, el trabajo da pie para poder seguir entendiendo o comprendiendo los mecanismos de evasión, ya sea de un virus o de una célula tumoral de nuestro sistema inmune”.
Para llevar a cabo el estudio en el Vall d’Hebron Instituto de Oncología, se analizaron 37 mujeres embarazadas, 21 de las cuales habían confirmado una infección por SARS-CoV-2 en una prueba PCR. Todas las mujeres dieron a luz con éxito a recién nacidos vivos y asintomáticos excepto en dos casos. Una paciente que había tenido un resultado negativo se sometió a inducción de parto por un aborto espontáneo terapéutico debido a una anomalía cromosómica, y otro de los recién nacidos, en este caso de una paciente positiva con SARS-CoV-2, mostró asfixia perinatal que requirió ventilación mecánica y suplementos de oxígeno durante los primeros tres días de vida, seguida de episodios de epilepsia y síntomas neurológicos que se resolvieron progresivamente tras tratamiento farmacológico.
Sin embargo, para el jefe de Oncología del Fleming, el estudio muestra extrapolaciones, porque el trabajo no homologa cáncer y enfermedad viral como una misma entidad sino que te permite tener hipótesis. “En el caso del virus, lo que se vio es que a mayor carga viral hay mayor inflamación y probablemente mayor reacción contra el virus del coronavirus. En el caso del cáncer, el aparato inmunológico de los pacientes no está tan intacto, tiene una capacidad tan grande de reaccionar contra la presencia del tumor. Es así que muchas veces contra el tumor, el propio sistema inmunológico no puede inflamar más el cuerpo para lograr más células capaces de destruir las células tumorales. Ese es un gran paso, un hito en la oncología. Ya lleva más de 10 años en vigencia. Así como en 1965 Milstein desarrolló lo que son los anticuerpos monoclonales, que es una de las herramientas fundamentales para bloquear pasos entre lo que es el agresor, en este caso virus o cáncer, y el huésped que somos nosotros y nuestro sistema inmunológico”.
El estudio llevado a cabo también ha podido constatar que, para que se produzca este daño en la placenta con implicación en los resultados del embarazo, es necesario que llegue una alta carga viral a este órgano, aunque no está relacionado directamente con ningún parámetro clínico o patológico conocido en las embarazadas. “Ahora mismo no sabemos cómo identificar a estas pacientes de forma adecuada, para poder ofrecerles un tratamiento diferente que ayude a evitar que la placenta se vea afectada. Existen diferentes alternativas, como el desarrollo de posibles marcadores en la sangre de las pacientes, pero es todavía un camino inexplorado sobre el que es necesario investigar más”, comenta el Dr. Paolo Nuciforo.
Pero, ¿cuál es la similitud con el cáncer? “El mecanismo de crecimiento tumoral, es el de expansión viral. El virus o el cáncer, siempre tratan de desarrollar estrategias, que son celulares, complejas, que requieren que el sistema inmunitario, que no es solamente la presencia de glóbulos blancos, sino que es la coordinación de la formación de linfocitos, la liberación de sustancias apropiadas, el acercamiento a la célula agresora, que en este caso puede ser una célula tumoral o viral, y poder erradicarla. También puede dejar anticuerpos y dejar memoria para que eso no se vuelva a repetir. Es realmente un trabajo de coordinación. Actualmente se llama una intersección muy grande entre lo que es el aparato inmunológico y las células tumorales o el aparato inmunológico y la carga viral. Esto está en boga por el amplio desarrollo que hay de lo que es básicamente el microbioma, que es el conjunto de bacterias y microbios que habitan en nuestro cuerpo”, dice Chacón.
Esto también nos facilitaría tener mejor respuesta inmunológica o menor respuesta inmunológica. En cáncer eso está muy desarrollado y hace cinco o seis años, ni se mencionaba. Realmente son estrategias donde los agentes virales nos enseñan no solamente a tener mejores respuestas inmunológicas sino también a comprender mecanismos de evasión. Y es en esto que el hombre también puede interceder e inventar anticuerpos monoclonales que bloqueen determinados pasos y hacer que la respuesta inmunológica propia sea mucho más efectiva de lo que nosotros tendríamos en forma natural.
Pero, ¿por qué estudiar un virus en un centro de investigación sobre el cáncer? Las investigaciones en enfermedades infecciosas y sobre el cáncer pueden ir de la mano. Las enfermedades infecciosas son una gran preocupación para los oncólogos. Esto es así porque los pacientes con cáncer que están recibiendo quimioterapia o inmunoterapia y son especialmente vulnerables a las infecciones, como la del SARS-CoV-2, porque su sistema inmunológico está comprometido. Entender la intersección entre las dos enfermedades representa una oportunidad extraordinaria para prevenir y tratar el cáncer.
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