A raíz de las declaraciones del ex secretario y ministro de Salud Adolfo Rubinstein, quien aconsejó completar el esquema de vacunación de los que recibieron las primeras dosis, en el marco del escándalo por el Vacunatorio VIP, Infobae contactó a dos especialistas para conocer cuáles son los riesgos de la inmunidad parcial.
Es que la Sputnik V, la vacuna desarrollada por el centro Gamaleya de Rusia, que recibieron en el Ministerio de Salud quienes integran la polémica lista, tiene dos componentes: utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad5 y Ad26, para una primera y una segunda inyección. Por lo que son necesarias y complementarias ambas aplicaciones para lograr una inmunidad completa.
“Si te das una sola dosis, la protección va a ser menor, es decir, no te cubre del todo; podés llegar a enfermarte igual. Si no te das las tres dosis de sabin, no vas a estar cubierto con sabin”, graficó el médico pediatra Carlos Kambourian, ex presidente del Hospital Garrahan, y alertó sobre lo que, considera, un riesgo aún mayor: “Hay que pensar en la salud pública. Quienes se vacunaron irregularmente son ciudadanos argentinos y por una cuestión de salud pública hay que darles la segunda dosis, pero tomando turno, asistiendo un hospital y haciendo la cola. Esa segunda dosis hay que aplicarla porque, de lo contrario, habremos perdido las dosis aplicadas a estas personas”.
Según Kambourian, la aplicación de la segunda vacuna puede demorar algo de tiempo y “eso no es importante”. Es que, de acuerdo al especialista, lo más importante en cuanto a la vacunación es cumplir con la cantidad de dosis indicadas y no tanto así con el intervalo de suministro entre una y otra. El médico epidemiólogo Hugo Pizzi concuerda con este último punto: “Si en lugar de colocar la segunda dosis, por caso, a los a los 30 días, la pongo en los 60, no se perdería la efectividad de inmunizar a la gente, en casos de inoculantes que tienen una efectividad de 70%, 75%, 80%; incluso, se puede demorar la colación de la segunda dosis”.
La primera dosis prepara el sistema inmunológico. Esto permite que el sistema inmunológico prepare su defensa. La segunda dosis, o refuerzo, brinda al sistema inmunológico la oportunidad de aumentar la calidad y cantidad de los anticuerpos utilizados para combatir el virus.
En el caso de las vacunas de los laboratorios Pfizer y Moderna, por ejemplo, se sabe que la segunda dosis aumenta la protección que brinda la vacuna de un 60% a aproximadamente un 95%.
El pediatra infectólogo y profesor de Vacunología en la USAL Eduardo López destaca que no hay ningún estudio con ninguna vacuna para saber cuánto tiempo dura la inmunidad ni con la primera ni con la segunda dosis. “Los trabajos muestran que con una dosis hay un grado variable de eficacia. Las instituciones internacionales recomiendan dar la segunda dosis para estar protegido”.
Desde el punto de vista médico, López sugiere recibir la segunda dosis. “El deber médico va más allá de cómo se consiguió la vacuna”.
Para Pizzi, “si con una sola dosis puede lograrse un 86% de eficacia, si se logra un tenor de anticuerpos para hacer un efecto rebaño, no es desubicado, ante una tragedia, colocar la segunda dosis más allá del tiempo que dice el fabricante”. “Es decir, si en lugar de colocar la segunda dosis a los 30 días, la pongo a los 60 no se perdería la efectividad”, consideró.
Y tras asegurar que “en la historia de la medicina, a veces se han usado vacunas que no superaban el 50-58% de efectividad”, el epidemiólogo agregó que “eso, administrado de forma masiva, logró el efecto epidemiológico deseado, de llegar llegar al efecto rebaño, generando diques de contención, y la ventaja de que el virus no puede transcurrir”.
“Hoy el mercado es el que manda y la demanda es altísima. Pero esto va a cambiar en mayo, ya que se avecinan unas 98 vacunas de distintos países para prevenir la infección por SARS-CoV-2; que de pronto han aparecido en el concierto mundial, como la francesa, de Sanofi Pasteur”, precisó.
Según sus palabras, “Francia fracasó en la primera etapa de vacunación y ahora está lista; Rusia tiene dos vacunas además de la Sputnik que ya están listas, China otras dos, Estados Unidos también tiene otras, al igual que Bélgica y Australia”. “El mercado va cambiar y va a haber más oferta”, aventuró Pizzi.
A su turno, Kambourian opinó que “en la Argentina el plan de vacunación (contra el coronavirus) es paupérrimo, independientemente de que haya vacunas”. “Las pocas que tenemos, las pocas que negociamos, no logramos aplicarlas en tiempo y forma; tenemos pocas vacunas y las aplicamos muy lentamente”, consideró.
Así las cosas, una de las discusiones que habían surgido en torno a las vacunas contra el COVID-19 fue en torno a la obsesión por inmunizar a la población y acabar con la pandemia, lo que obligó a revisar todos los protocolos de vacunación y llevó a algunos expertos a sugerir aplicar una dosis en lugar de dos, para dar algo de inmunidad a más personas.
Según el epidemiólogo y presidente del comité de ética del Instituto Carlos III, Fernando García, administrar una sola dosis de cualquiera de las vacunas se denomina “inmunidad imperfecta”, lo cual puede favorecer la propagación de mutaciones y que el coronavirus y sus variantes persistan en el tiempo. El especialista explicó que si una única dosis no confiere inmunidad suficiente “los beneficios de la vacunación se pierden y el problema es que se desconoce el grado de inmunidad de una sola inoculación”. Y la conclusión -para él- es que “prácticamente se tira el dinero”.
“La inmunidad perfecta tiene que ser completa, con las dosis previstas”, coinciden los especialistas de todo el mundo.
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