El mundo de los viajes se había estremecido a partir de los comentarios que afirmaban que la administración del presidente Joe Biden exigiría a los viajeros presentar tests de COVID-19 antes de abordar vuelos nacionales.
Oportunamente, el director ejecutivo de Delta Air Lines, Ed Bastian, calificó la medida como una “idea horrible”, mientras que la organización comercial de la industria Airlines for America (A4A) lo calificó de “injustificado”.
Los CEOs de las principales aerolíneas estadounidenses se reunieron virtualmente el mismo viernes con el coordinador de respuesta al COVID-19 de la Casa Blanca, Jeff Zients, para discutir temas relacionados con los viajes.
El encuentro virtual sumó a otros funcionarios de la administración involucrados en la agenda de COVID-19 y se produjo cuando las aerolíneas, los sindicatos de aviación y otros grupos de la industria se han opuesto fuertemente a la posibilidad de requerir pruebas de COVID-19 antes de abordar vuelos nacionales.
Sin embargo, oficialmente, el presidente Joe Biden descartó exigir pruebas de coronavirus para todos los pasajeros en vuelos de cabotaje a partir de ahora, diciendo que la evidencia científica no respaldaba la implementación de la medida.
Un comunicado de la Casa Blanca emitido este viernes por la noche indicó que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos no recomiendan las pruebas y que Biden seguirá sus indicaciones.
“El presidente Biden ha tomado una serie de medidas para que los viajes sean más seguros desde que asumió el cargo, incluido el requisito de usar máscara en todos los viajes aéreos y el transporte público, tests de detección de COVID -19 previos a los viajes internacionales entrantes; y cuarentenas y pruebas COVID post viajes internacionales”, dijo la Casa Blanca, a través de un comunicado que dio a conocer el portavoz Kevin Muñoz.
“En este momento, los CDC no recomiendan las pruebas de punto de salida requeridas para viajes nacionales. Como siempre, seguiremos a la ciencia para poner fin a esta pandemia“.
La declaración se produce después de que la directora de los CDC, Rochelle Walensky, y el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, plantearon su opinión respecto de pruebas previas al vuelo, a quienes se le preguntó al respecto y confirmaron que era una discusión en curso con los diferentes CDC del país.
Eso desencadenó una protesta de las aerolíneas y los sindicatos, con ese segmento industrial en baja y bajo una fuerte presión por la impactante caída en los viajes debido a la pandemia.
Ayer, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, también arrojó dudas sobre la medida que se estaba imponiendo. “Los informes de que existe la intención de implementar nuevos requisitos, como las pruebas, no son precisos”, expresó.
También el viernes, los CDC emitieron una guía sobre las formas de permitir el regreso de los estudiantes a las escuelas. La agencia diseñó una serie de estrategias de mitigación que incluyen el uso adecuado de máscaras, distanciamiento social de un metro y medio, limpieza y mantenimiento estricto de las condiciones de higiene en las aulas y el rastreo rápido de contactos. Si bien la guía no obliga a reabrir, el CDC lo considera “fundamental para que las escuelas funcionen de la manera más segura y rápida posible para el aprendizaje presencial”.
Test al vuelo
Requerir pruebas de COVID-19 para viajes nacionales podría desalentar seriamente a los viajeros, quienes pueden verlo como un obstáculo adicional durante una experiencia de viaje ya complicada.
También podría ser muy costoso para algunas personas, que deberán tener que pagar una tarifa de su propio bolsillo, si no están cubiertas por el seguro de salud.
Tampoco está claro cómo se aplicaría una medida de test a nivel nacional, qué modos de transporte se verían afectados y si existe la capacidad para realizar tantas pruebas.
Incluso ahora, encontrar un lugar confiable para obtener una prueba de COVID-19 oportuna para viajar es un desafío continuo, aún en Estados Unidos.
Actualmente, todos los viajeros que vuelan a ese país desde el extranjero deben proporcionar una prueba de COVID-19 negativa antes de abordar. Pero, el número de llegadas internacionales hace que este requisito de prueba sea mucho más factible.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. han dicho que la mayoría de los virus no se propagan fácilmente en los vuelos debido a la circulación del aire. Sin embargo, la agencia también señaló que el distanciamiento social sería difícil en los aviones llenos y estar en un espacio cerrado durante horas “puede aumentar” el riesgo de contraer el virus.
El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, había asegurado al asumir su mandato que iba a “actuar rápido” en su plan de alivio económico ante la crisis generada por el COVID-19, luego de advertir que los norteamericanos han alcanzado un “punto de quiebre”.
Sin duda, la industria de los viajes se encuentra entre los sectores que están al límite de la supervivencia.
A diferencia del año pasado, sin embargo, existen enormes expectativas sobre la campaña de vacunación en Estados Unidos y una posible vuelta a la normalidad en el mediano plazo, lo que ha generado un cauto optimismo en los mercados y que, a la par, implicaría una cierta serenidad en materia de vuelos.
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