Durante los últimos 50 años, muchos países han experimentado grandes cambios en las estructuras familiares y la institución del matrimonio. Estos cambios, que incluyen un aumento en la crianza monoparental y un gran aumento en la proporción de mujeres que trabajan fuera del hogar, han hecho que algunas personas se preocupen de que los niños están siendo ‘estafados’, porque los padres no pasan tanto tiempo con ellos. Esto expone Esteban Ortiz-Ospina, líder de contenido en Our World In Data y codirector ejecutivo de Global Change Data Lab, la organización sin fines de lucro que lleva adelante recolección estadística de datos internacionales que permiten tener un parámetro global de comportamiento de las personas.
En 1999, por ejemplo, un informe del Consejo de Asesores Económicos de EE. UU. analizó las tendencias durante la segunda mitad del siglo XX y concluyó: “El aumento de las horas que las madres dedican al trabajo remunerado, combinado con el cambio hacia las familias monoparentales, dio como resultado que las familias experimentaron en promedio una disminución de 22 horas a la semana (14 por ciento) en el tiempo de los padres disponible fuera del trabajo remunerado que podían pasar con sus hijos “.
La línea de pensamiento detrás de estas preocupaciones es que los cambios en la estructura de la familia y el trabajo han significado que los niños pasen menos tiempo con los padres, porque los padres, especialmente las madres, pasan menos tiempo en casa.
En el estudio publicado se revisó la evidencia y mostramos que este razonamiento es defectuoso. Como explicamos, en los EE. UU. y en muchos otros países ricos, los padres pasan más tiempo con sus hijos hoy que hace 50 años. Equiparar el “tiempo de la madre en casa” con el “tiempo de los niños con los padres” es una simplificación enorme e inútil.
Variable horaria
El tiempo que las madres y los padres pasan con sus hijos se mide mediante diarios de uso del tiempo en los que los progenitores registran la cantidad de tiempo que dedican a diversas actividades, incluido el cuidado infantil.
Estas estimaciones provienen de un artículo publicado por las sociólogas Giulia Dotti Sani y Judith Treas. Se reporta un claro aumento en la cantidad de tiempo que los padres pasan con sus hijos durante los últimos 50 años. Esto es cierto tanto para los padres como para las madres, y se aplica a casi todos los grupos educativos y países. Las dos excepciones son Francia, donde el tiempo de las madres ha disminuido (desde un nivel comparativamente alto); y Eslovenia, donde se ha mantenido aproximadamente constante entre los padres sin educación universitaria.
En términos de desigualdades dentro de los países, también se observan dos patrones claros. Primero, en todos los países las madres dedican más tiempo a las actividades de cuidado infantil que los padres. Las diferencias son grandes y persistentes entre los grupos educativos. En algunos países, como Canadá, Francia y Estados Unidos, esta brecha de género se ha reducido; mientras que en otros países como Dinamarca y España, la brecha se ha ampliado.
En segundo lugar, en todos los países existe un “gradiente educativo” positivo, lo que significa que los padres más educados tienden a pasar más tiempo con sus hijos. En muchos países este gradiente aumentó y en ningún lugar disminuyó.
El análisis anterior analizó los diarios de uso del tiempo de los padres. Pero los niños pueden experimentar el tiempo y la atención de manera diferente a los adultos.
En un estudio publicado en la revista Demography , John Sandberg y Sandra Hofferth analizaron dos encuestas con datos de diarios de uso del tiempo de los niños en los EE. UU., y encontraron que los niños informaron pasar aproximadamente 4,3 horas más por semana con las madres y 3 horas más por semana con los padres.
Los datos son escasos porque los diarios de uso del tiempo para los niños no son muy comunes; pero la evidencia disponible es consistente con lo que hemos visto anteriormente: los niños en los EE. UU. están de acuerdo en que pasan más tiempo con sus padres que en el pasado.
Inventar tiempo
El uso del tiempo está determinado por muchos factores, y las horas de trabajo fuera del hogar son solo uno de ellos. Las opciones, las normas de crianza, el tamaño de la familia y los ideales de relación (para hombres y mujeres, padres e hijos) importan mucho.
Varios estudios académicos han analizado los datos de EE. UU. en un intento de desentrañar la importancia relativa de diferentes factores subyacentes. La conclusión de estos estudios es que la razón por la que se observa un aumento en la cantidad de tiempo que los padres estadounidenses pasan con sus hijos es que muchas familias, en particular aquellas que están bien, han podido experimentar cambios en sus rutinas y la asignación de tareas y tiempo dentro del hogar, con el fin de pasar más tiempo con sus niños. Los padres han podido experimentar cambios de comportamiento que han compensado con creces los cambios estructurales que podrían haber empujado en la dirección opuesta.
El empleo, y en particular las horas de trabajo fuera del hogar, determinan una gama de posibles arreglos, pero las preferencias individuales y las convenciones sociales determinan la asignación real del tiempo dentro de esa gama de opciones factibles.
Las preferencias y las convenciones sociales son dinámicas y cambian con el tiempo. Existe una gran cantidad de literatura académica que enfatiza la importancia de las interacciones entre padres e hijos para el desarrollo de los niños, y parece natural permitir la posibilidad de que en las últimas décadas las normas parentales hayan experimentado cambios considerables en respuesta a esta evidencia científica.
Ser padre/tiempo
Los datos disponibles muestran que en muchos países que los padres pasan más tiempo que nunca con sus hijos, y esto se debe en parte a los cambios en las convenciones sociales y al progreso económico, especialmente a la disminución de las horas de trabajo.
Existen grandes diferencias entre países y también grandes desigualdades entre los diferentes grupos de población dentro de cada país; pero, en general, las tendencias tienden a ir en la misma dirección.
Hay muchos detalles que estas estadísticas agregadas no captan. Hay importantes problemas de distribución, y también claramente hay más para el bienestar de los padres y los niños que el “tiempo total que pasamos juntos”. Pero a pesar de estas limitaciones, la investigación y los datos disponibles todavía ofrecen una lección clara: contrariamente a lo que temen algunas personas, no es el caso de que los niños en los países ricos están siendo sistemáticamente ‘defraudados’ por cambios generalizados en las estructuras familiares. Los padres pasan más tiempo con sus hijos que antes, y esto es importante porque las interacciones entre ellos son importantes para el desarrollo infantil.
Una investigación realizada en la Universidad de Princeton (Estados Unidos), trató de medir la actividad cerebral del adulto y del bebé cuando interactúan de forma natural. Para el experimento, que comenzó con 42 participantes pero terminó con 18 bebés de entre nueve y 15 meses, los investigadores diseñaron un nuevo sistema de neuroimagen cerebral dual, denominado espectroscopía funcional de infrarrojo cercano (NIR), que además de ser seguro y cómodo, registra la oxigenación del cerebro y la actividad neuronal.
“Algo que nos sorprendió fue descubrir que el cerebro del bebé, en algunas ocasiones, lideraba al del adulto por unos segundos, dejando de lado el pensamiento de que el cerebro de estos pequeños solo es capaz de recibir información. Estos son aptos para guiar al adulto sobre lo próximo que van a elegir, ya sea un juguete o la palabra que van a decir”, explican los autores en el texto.
Según Alicia Bandera, especializada en psicología infantil, cuando se juega se produce una acción directa y divertida. También ayuda a la creatividad, a la imaginación y a conocer mejor y de verdad a los hijos. “Durante ese tiempo compartido, padres e hijos están conectados en un entorno amable que favorece que se conozcan mejor. Es un lugar en el que somos la mejor versión de nosotros mismos, que deja fuera la autoridad, y a la vez que entre todos se conocen mejor”.
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