Los esfuerzos por buscar tratamientos, terapias y vacunas contra el COVID-19 son muchos. Aciertos y fallas a lo largo de la pandemia se han registrado pero hay algo que quedó claro: el mundo de la ciencia no se rinde y actualmente sigue investigando cómo combatir el nuevo virus. En total se han llevado a cabo más de 2.800 ensayos con diferentes intervenciones hasta diciembre pasado, según la última actualización de la guía de de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En este contexto, a partir de una estrategia computacional de detección de medicamentos, se llegó a la conclusión de que el pralatrexato, un fármaco que se usa en quimioterapia para tratar los linfomas, podría servir para inhibir la replicación del SARS-CoV-2.
Los linfomas son un tipo de cáncer del sistema linfático, el cual está compuesto por los ganglios y una extensa red de vasos que los conectan, denominados vasos linfáticos. Estos órganos forman parte del sistema inmunológico, que se encarga de la defensa del organismo. Los ganglios linfáticos se distribuyen por todo el cuerpo. Algunos son accesibles a la palpación (cuello, axilas, ingles) y otros son profundos, hallándose en el interior del tórax y del abdomen.
Los linfomas se dividen en dos grandes grupos: Linfoma de Hodgkin (también conocido como “enfermedad de Hodgkin”) y los Linfomas No Hodgkin (LNH) que son los de mayor incidencia. Estos últimos se dividen a su vez en cerca de 60 subtipos diferentes. Los más comunes son: Linfoma folicular, Linfoma difuso de células B grandes, Linfoma linfocítico de células pequeñas, Linfoma de células del manto, Linfoma de Burkitt, Linfoma de células T, Linfoma cutáneo de células T; entre otros.
“Nuestro estudio descubrió que el pralatrexato es capaz de inhibir de forma potente la replicación del SARS-CoV-2 con una actividad inhibidora más fuerte que Remdesivir en las mismas condiciones experimentales”, dictan los investigadores en su estudio publicado en la revista científica Plos One.
El hallazgo demuestra la viabilidad de la detección rápida y precisa de fármacos antivirales para los inhibidores del SARS-CoV-2 así como proporciona agentes terapéuticos potenciales contra COVID-19.
¿Pero cómo llegaron a esta conclusión? Los investigadores combinaron múltiples técnicas computacionales que simulan interacciones fármaco-virus desde perspectivas diferentes y complementarias. Identificaron distintos medicamentos por su capacidad potencial para inhibir la replicación del coronavirus al dirigirse a una proteína viral llamada ARN polimerasa dependiente de ARN (RdRP). De los 1906 medicamentos, solo cuatro pasaron a la siguiente fase del estudio que posteriormente fueron evaluados contra el coronavirus. Y de esos, el pralatrexato y la azitromicina, lograron la inhibición con éxito, siendo el primero el medicamento más fuerte para impedir la replicación según los valores detectados.
A pesar del hallazgo, los investigadores se mostraron cautos en su estudio. Los autores explican que en un futuro podría ser utilizado, pero no de manera inmediata ya que actualmente puede provocar efectos secundarios importantes, debido a que sólo se ha aplicado solo en casos de linfoma terminal. “El pralatrexato fue aprobado por la FDA para pacientes con enfermedad terminal a pesar de su toxicidad, por lo tanto, debemos tener en cuenta que la aprobación de la FDA no garantiza la posibilidad de uso inmediato del fármaco contra COVID-19″, dictan los autores.
No hay aún un tratamiento con evidencia científica que se pueda generalizar para todos los afectados. Algunos tratamientos sí pueden ayudar durante los primeros días de la enfermedad en ciertos grupos de pacientes, como ocurre con el plasma en personas mayores de 65 años. Otros fármacos solo se pueden recetar en casos de pacientes graves
“Desafortunadamente, todavía faltan medicamentos eficaces contra el virus. Además, suele llevar mucho más tiempo desarrollar un nuevo fármaco utilizando métodos tradicionales. Por lo tanto, ahora es mejor confiar en algunos métodos alternativos para desarrollar medicamentos que puedan tratar dicha enfermedad de manera efectiva”, concluyen en el estudio los autores.
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