El mercado de Huanan, donde se cree que comenzó a propagarse la enfermedad pandémica COVID-19, sigue hoy sellado, desinfectado y celosamente vigilado por guardias de seguridad, pero con establecimientos abiertos en su segunda planta en los que, un año después, los dependientes tratan de rehacer sus vidas. La escena parece salida de una película apocalíptica de ciencia ficción.
Las dos naves que componían el mercado, separadas por la calle Nueva China de Wuhan, en pleno centro del gigante asiático, permanecen desde hace meses cerradas al exterior con barreras de color azul que ahora han sido adornadas con cuadros de pintura tradicional china.
Poco después de que se informara de los primeros casos del entonces llamado “brote misterioso de neumonía”, el mercado cerró sus puertas el primero de enero de 2020, tras detectarse la propagación de contagios en vendedores y clientes.
Apenas un día antes, el Gobierno chino había informado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la detección en Wuhan de los primeros casos de COVID. Para entonces, el coronavirus ya se transmitía de manera rápida.
Las ópticas, los únicos negocios abiertos
Investigadores enfundados en monos blancos de protección, gafas, guantes y mascarillas fueron, durante meses, los únicos autorizados a entrar al recinto para desinfectarlo y recolectar muestras.
Hoy en Huanan no queda rastro de ellos ni de los comerciantes ni los clientes que acudían al piso de abajo para visitar el “mercado húmedo”, donde en China es habitual encontrar al aire libre desde frutas y verduras hasta carne fresca, mariscos, hierbas y especias.
Sólo quedan activos los establecimientos de su segunda planta, que reabrieron el pasado junio. Se trata de una amplia galería que ampara un centenar de ópticas.
Uno de los dependientes, que no quiere dar su nombre por la “sensibilidad” del asunto, recuerda brevemente que cuando el mercado cerró, los comercios del piso de arriba continuaron abiertos.
“Nos preguntábamos demasiadas cosas. Algunos intentaban ver qué pasaba abajo, pero estaba todo ya demasiado restringido”, explica.
Pocos días después, el 11 de enero, recibieron una notificación en la que se ordenaba el cierre del resto de tiendas al tiempo que aumentaba el número de contagiados y hospitalizados.
Ese mismo día se anunció la primera muerte en Wuhan, un hombre de 61 años que había estado, precisamente, en el mercado de Huanan.
Ahora, la prioridad del dependiente es rehacer su vida y salvar su negocio, aunque apenas hay clientes que se atrevan a visitar la galería.
También cree que, aunque el brote se propagase a través del mercado, el origen del virus podría estar en otra parte: “No se sabe nada... ¿por qué se da por hecho? El virus podría haber estado circulando antes, ¿no?”, pregunta, antes de que los guardias de seguridad interrumpan abruptamente la conversación.
La OMS investiga
Un equipo de expertos de la OMS aterrizó en Wuhan el 14 de enero pasado para dar inicio a una misión largamente demorada, que tiene como objetivo investigar los orígenes del coronavirus.
La emisora estatal china CGTN mostró la llegada del avión desde Singapur que trasladaba al equipo de expertos para una investigación que se espera dure varias semanas.
Esta visita es sumamente sensible para Beijing, preocupado por descartar cualquier responsabilidad en la pandemia que ha causado cerca de dos millones de muertos en el mundo. Varias veces postergada, fue anulada en el último minuto debido a que faltaban todas las autorizaciones necesarias. Los expertos guardan una cuarentena de dos semanas.
Las expectativas deberían ser “muy bajas” dijeron algunos miembros del equipo de expertos de la Organización Mundial de la Salud encargado de investigar los orígenes de la pandemia de COVID-19.
“Me inclinaría a establecer como muy bajas las expectativas a obtener una conclusión en esta visita”, manifestó el doctor Dale Fisher, presidente de la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos coordinada por la OMS, en una entrevista el lunes en la conferencia Reuters Next.
“Creo que es una reunión importante, pero esta vez no debería ser sobrevalorada en términos de resultados”, dijo Fisher, quien participó en una misión de la OMS a Wuhan el año pasado.
La Comisión Nacional de Salud, que tuvo que retrasar su viaje que había estado programado en un principio para los primeros días de enero, no detalló el itinerario del equipo. Además, los investigadores cumplen una cuarentena al llegar al territorio chino.
“Esperamos trabajar de forma estrecha con nuestros pares (chinos) en esta misión crítica para identificar la fuente del virus y su ruta de introducción a la población humana”, escribió en Twitter el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Expertos demorados
Dos de los expertos del equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) están bloqueados en Singapur para someterse de nuevo a diferentes tests de COVID-19.
“El equipo internacional de 13 científicos encargado de examinar los orígenes del virus llegó a Wuhan, en China, hoy (...) Dos científicos siguen en Singapur para realizarse el test” de coronavirus, dijo la OMS en un mensaje en Twitter.
La Organización explicó que “todos los miembros del equipo fueron sometidos a varios test y pruebas de anticuerpos en sus países de origen”.
Dos de ellos dieron positivo por anticuerpos IgM (inmunoglobulinas M), una forma de anticuerpo que el organismo genera en reacción al virus. Por ello, deben de ser de nuevo sometidos a un test para confirmar estos anticuerpos y otra clase, llamados IgG (inmunoglobulinas G).
El equipo de la OMS está compuesto por científicos de diferentes nacionalidades. Imágenes retransmitidas por la cadena estatal CGTN mostraron la llegada de los miembros del equipo al aeropuerto de Wuhan y su recibimiento por parte de personal enfundado, en trajes blancos de protección. Resta saber los resultados del informe que confeccionan en estos momentos.
Con información de EFE
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