“He tenido la suerte de tener esta enfermedad en el mes de octubre sin darme cuenta”, así comenzó el diálogo con el prestigioso psicoanalista Juan David Nasio. Sabido y respetado discípulo de Jacques Lacan, advierte sobre los efectos en la salud mental de los distintos momentos de la pandemia del COVID-19. Habiendo cursado la variante asintomática durante algunos días y luego de un test serológico para medir los anticuerpos, su médico personal, descubrió que los desarrolló y en una cantidad muy elevada. A pesar de ello, piensa vacunarse lo antes posible.
Cuando llegó a Francia a finales de la década del 60, su vida profesional se bifurcó entre sus consultantes, la docencia y la escritura. Condecorado por el gobierno francés, el autor de mas de una veintena de libros, señala que hay distintas fases hasta llegar a la depresión en un contexto pandémico. Su última publicación que será traducida al español en el segundo semestre del 2021, se titula: ¿Todo el mundo puede caer en la depresión?. La idea original es anterior al COVID-19, pero la situación actual, le permitieron a la eminencia en el campo de la medicina y de la psicología, poder enlazarlos y ayudar a entender el por qué de muchas situaciones que hoy se acrecientan en medio de esta crisis sanitaria.
- ¿Todo el mundo puede deprimirse?
-No, no todo el mundo puede deprimirse. No todos son vulnerables a la depresión. Solo se deprimirá la persona que ya era muy sensible y que además era una persona que tenía la particularidad de estar muy dependiente de otro, de un objeto, de un bien material, o de un ideal al cual estaba muy pegada con una atracción fuerte. En una palabra no todos nos podemos deprimir.
- ¿Hay diferencias entre la angustia y la depresión?
-Sí. La angustia es el miedo. Es el miedo de perder algo vital y de sufrir. La depresión es la tristeza. Es un dolor de haber perdido algo vital. La angustia es un sentimiento de anticipación. Es un sentimiento ligado al futuro. Es desagradable y viene con una amenaza del tipo “yo voy a sufrir”, “mañana vamos a sufrir”, “tengo miedo de lo que va a pasar”. La angustia es siempre hacia adelante. En cambio la tristeza, la depresión, es el dolor ya, es sentir el dolor ahora. La desgracia ocurrió. La angustia es el miedo a que eso ocurra, la tristeza es el dolor por lo ocurrido.
- En lo que estamos viviendo con la pandemia del coronavirus, ¿existen etapas en aquellas personas que caen en la angustia y la depresión?
-Sí. Yo estoy en mi consultorio y además hablo con otros colegas en el hospital, y de pronto me cuentan lo mismo que yo constato. ¿Qué constato? Que de pronto pacientes que estaban angustiados se angustiaban cada vez mas con las privaciones, las frustraciones y el miedo a esta crisis sanitaria que estamos viviendo, en esta caso en Francia y ustedes allí en Argentina. ¿Qué pasa? A medida que hay una frustración, hay que encerrarse, el re confinamiento, o que las vacunas están atrasadas, o que no hay vacunas, y de esa manera cada vez más la angustia va aumentando, se amplifica. Cuando hay una angustia fuerte ocurre una segunda cosa, nueva, que yo nunca había visto, y es cuando se convierte en enojo. La persona está angustiada pero también está enojada. Exasperada. Excedida. Es algo insoportable. No soporta más y se enoja. Se enoja con el gobierno, con las autoridades, con los médicos, con los laboratorios. Con o sin razón. Lo que importa es que de la tristeza y la angustia, pasa al enojo. Y de pronto, una tercera etapa. ¿Qué pasa? La tercera parte es que termina cansándose de estar enojado. Tanto se enoja que se cansa de eso. Se agota, se da cuenta que no sirve de nada, que no cambia nada, que la realidad sigue siendo tan difícil como siempre, y en ese momento viene la última etapa que es la caída en la depresión.
- Hay varios tipos de angustias?
-Hay varios tipos de angustias. La primera es por el COVID-19. Es la de la enfermedad. Segundo, la de no ver a los otros. De estar confinado y sentirme muy solo. Sentir que me canso de estar solo. Me pongo mal de no ver a los amigos, de no ir a tomar algo, de no salir a un bar. La tercera es en el aspecto económico. El dueño de un restaurante, de un cine. Inclusive, la que está ligada a las actividades sociales que tuvieron que parar la actividad. Todas esas angustias han ido aumentando cada vez más. Y si uno ve que la persona se enoja, se exaspera, está enojada con el mundo, y sobre todo con los responsables, cae en depresión. Se pone triste. Deja todo. Y está desencantado, de no interesarse más en nada. Es como si la guerra hubiera sido perdida.
- ¿Se puede establecer un paralelismo de lo que usted describe en los adultos mayores y los más jóvenes?
-Sí. En ellos es diferente. En los jóvenes está la angustia pero lo que aparece no es la depresión con tristeza en el cuarto eslabón de la cadena. Los jóvenes están angustiados al comienzo, pero se va a transformar muy rápido en el desencantamiento que menciono. En el cansancio, y en que a veces quieren tomar drogas o actuar con violencia. Es lo que llamo como depresión enmascarada. Es una depresión sin tristeza nítida. Es una que adquiere en los jóvenes la forma de comportamientos más bien adictos, de estupefacientes, alcohol, cansancio, dormir todo el día, sentir como que están flotando, y sobre todo en el joven ocurre un hecho fundamental que es que no hay líneas de horizonte.
Pero el mayor punto que quiero señalar respecto de los jóvenes, es que la angustia inicial es porque no hay horizonte. No hay futuro donde proyectarse. El joven no sabe cómo va a hacer para terminar la carrera que está haciendo. No sabe si va a haber exámenes, que va a pasar con su trabajo, si va a tener a conseguirlo o no. La falta de futuro, que es lo más duro, de todos los tormentos la incertidumbre de futuro es probablemente el mas insoportable. Entonces está sobre todo el problema del horizonte y un futuro que es oscuro.
- ¿Cuál es el consejo para convivir con esto?
Bueno, los consejos son los siguientes. Primero estar absolutamente seguro, no dudar de que esta epidemia, esta catástrofe natural, va a ser vencida. Va a ser desplazada. Vamos a franquear esta etapa. Por supuesto, como la humanidad ha franqueado millares de catástrofes mucho más graves que la del COVID-19. Lo que tiene esta de particular, lo que la hace grave, es que es planetaria. Pero la tierra y el hombre, desde la época prehistórica, ha podido pasar miles de catástrofes mucho más graves que la que estamos viviendo ahora. Lo segundo es que para que no tenga un terreno favorable a la depresión, lo más importante, es que usted tenga confianza en sí mismo. Tener confianza en uno mismo es no pensar en uno, no juzgarse. Haga lo que tiene que hacer sin pensar, sin juzgar lo que está haciendo. Es olvidarse y no pensar. Eso ayuda mucho a estar bien contra la depresión.
Entrevista: Marco Diz
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