Las consecuencias para la salud a largo plazo del COVID-19 siguen siendo poco claras. Hasta la fecha, la pandemia mundial de COVID-19 provocó más de 91 millones de casos confirmados y un millón 900 mil muertes en todo el mundo.
Sin embargo, pese a todo lo que en el último año se supo de la nueva enfermedad infecciosa causada por el síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), aún quedan muchas incertidumbres por revelar, entre ellas, qué ocurre a largo plazo con los síntomas persistentes en los pacientes recuperados.
Ahora, un nuevo estudio realizado en Wuhan, China, buscó describir las consecuencias para la salud a largo plazo de los pacientes con COVID-19 que fueron dados de alta del hospital e investigar los factores de riesgo asociados, en particular la gravedad de la enfermedad.
“Debido a que el COVID-19 es una enfermedad tan nueva, apenas estamos comenzando a comprender algunos de sus efectos a largo plazo en la salud de los pacientes”, dijo en un comunicado el doctor Bin Cao, del Hospital de la Amistad China-Japón y la Universidad Médica Capital, quien dirigió el equipo de estudio.
“Se describieron explícitamente las características epidemiológicas y clínicas, la patogenia y las complicaciones de los pacientes con COVID-19 en fase aguda, pero las consecuencias a largo plazo de la enfermedad siguen siendo poco claras”, aseguran los investigadores en la publicación de la revista The Lancet.
La investigación es la más grande de su tipo realizada hasta ahora y dejó ver que el 76% de los pacientes (1265 de 1655) informaron al menos un síntoma durante el seguimiento y se observó un porcentaje más alto en las mujeres. Los síntomas más comunes después del alta fueron fatiga o debilidad muscular en 1038 de 1655 pacientes (63%) y dificultades para dormir en 437 de 1655 (26%). Además, el 23% (367 de 1617) de los participantes informaron ansiedad o depresión durante el seguimiento, que fue más común en las mujeres.
“Se requieren con urgencia estudios de seguimiento a largo plazo sobre síntomas persistentes, función pulmonar, problemas físicos y psicológicos de los pacientes dados de alta -insistieron los investigadores-. Sólo se publicaron unos pocos estudios con un tamaño de muestra limitado, con la mayor duración de seguimiento de tres meses tras el alta hospitalaria”.
Algunos síntomas persistentes como fatiga y disnea, función pulmonar alterada, y anomalías en la imagen del tórax se notificaron en pacientes después del alta hospitalaria, pero aún se desconoce el espectro completo de características posteriores al alta. Además, ningún estudio hasta el momento informó aún de las manifestaciones de órganos extrapulmonares que podrían persistir después del daño en la etapa aguda o son de nueva aparición después del alta.
Para el estudio, en total, se inscribieron 1733 de 2469 pacientes dados de alta con COVID-19 después de excluir a 736. Los pacientes tenían una mediana de edad de 57 años y 897 (52%) eran hombres. El estudio de seguimiento se realizó del 16 de junio al 3 de septiembre de 2020, y la mediana del tiempo de seguimiento después de la aparición de los síntomas fue de 186 días.
Asimismo, los investigadores hallaron que los pacientes que estuvieron más gravemente enfermos durante su estancia hospitalaria tenían capacidades de difusión pulmonar más gravemente deterioradas y manifestaciones anormales de imágenes de tórax, y son la principal población objetivo para la intervención de recuperación a largo plazo.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de los EEUU enumeran la fatiga, la dificultad para respirar, la tos, el dolor en las articulaciones y el dolor en el pecho como los síntomas a largo plazo más comúnmente informados. Otros, como la dificultad para pensar y concentrarse, conocido como “niebla mental”, depresión y dolor de cabeza, también se informan entre aquellos que tuvieron coronavirus tiempo atrás.
“Si bien la mayoría de las personas con COVID-19 se recuperan y vuelven a su salud normal, algunos pacientes pueden tener síntomas que pueden durar semanas o incluso meses después de la recuperación de una enfermedad aguda -aseguran desde los CDC-. Incluso las personas que no están hospitalizadas y que tienen una enfermedad leve pueden experimentar síntomas persistentes o síntomas tardíos”.
Un estudio publicado en la revista British Medical Journal en agosto ya había dado cuenta de que alrededor del 10% de los pacientes tenían una enfermedad prolongada por COVID-19 con duración de más de 12 semanas.
Pero el estudio chino es el más grande, con la mayor duración de seguimiento, para investigar el impacto a largo plazo en los pacientes dados de alta, según sus autores.
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