Cerca de una de cada 100 mil personas que recibieron la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech tuvieron reacciones alérgicas graves, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los EEUU, que documentaron 21 casos de anafilaxia tras la administración de 1.893.360 inyecciones entre el 14 y el 23 de diciembre.
“Esto promedia una tasa de 11,1 casos de anafilaxia por un millón de dosis administradas”, dijo a los periodistas la principal responsable de los CDC, Nancy Messonnier.
En comparación, las vacunas contra la gripe común causan alrededor de 1,3 casos de anafilaxia por millón de dosis administradas, por lo que la tasa de anafilaxia de la vacuna Pfizer es aproximadamente diez veces mayor, hicieron saber las autoridades sanitarias estadounidenses.
Messonnier, en tanto, agregó que los casos de anafilaxia aún eran “extremadamente raros” y reiteró que sigue siendo lo más conveniente para las personas recibir la vacuna, particularmente en el contexto de la pandemia de COVID-19, que representa un peligro mucho mayor para su salud.
“Una reacción anafiláctica es una reacción alérgica inesperada, que aparece rápidamente dentro de la hora del contacto con lo que produce alergia y que genera reacciones que pueden variar desde afecciones en la piel en un 80% de los casos hasta afectar la vía respiratoria produciendo broncoespasmo y dificultad para respirar”. El médico especialista en Alergia e Inmunología Claudio Parisi (MN 95.292) detalló a Infobae algunos de los otros síntomas que esta reacción exagerada del sistema inmune puede ocasionar: “Dificultad para hablar, disfonía o dificultad para tragar, puede afectarse el aparato gastrointestinal produciendo cólicos, vómitos, diarrea de aparición aguda, puede generar una sensación que se llama de ‘muerte inminente’ que produce mucha angustia, producir taquicardia e hipotensión”.
Según el reporte de los CDC, los síntomas detectados en las personas vacunadas incluyeron erupción cutánea, sensación de cierre de la garganta, lengua hinchada, urticaria, dificultad para respirar, ronquera, labios hinchados, náuseas y tos seca persistente.
“De acuerdo a la información actual, se plantearon diferentes posibilidades como causa de anafilaxia por la vacuna, como una posible contaminación con látex, pero la teoría que se está evaluando con más fuerza es la posibilidad de que el polietilenglicol (PEG) pueda estar involucrado”, precisó Parisi, quien es jefe de las secciones de Alergia del Hospital Italiano.
En la misma línea, el médico especialista en alergia e inmunología clínica Gustavo Marino (MN 81.461), jefe del servicio de Alergia e Inmunología del Hospital Universitario Austral, señaló que “no se identificó la causa por la cual las vacunas de ARNm, como puede ser la de Pfizer y BioNTech, produce más reacciones alérgicas y anafilácticas; se cree que es por una sustancia, que es un conservante, llamado polietilenglicol, que se sabe es uno de los ingredientes de la formulación”. El experto destacó que “el polisorbato, una sustancia que se encuentra en medicamentos y en alimentos, puede tener una reacción cruzada con el polietilenglicol; esto quiere decir que los pacientes que son alérgicos al polisorbato pueden serlo al polietilenglicol”.
Y tras remarcar que este componente “hasta el momento no se había utilizado en vacunas”, Parisi sostuvo que “las vacunas de nueva generación, como las de Pfizer y Moderna, contienen este elemento recubriendo el material genético viral que se usa en la vacuna protegiendo y mejorando el efecto de la misma”.
“En este caso los pacientes alérgicos al polisorbato no deberían darse la vacuna –sostuvo Marino, quien también se desempeña como profesor de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral–. Hay otros grupos de pacientes que tampoco deberían administrarse la vacuna, que son aquellos que tienen lo que se llama síndrome de activación de mastocitos u otra entidad, que es la anafilaxia idiopática, pero realmente la cantidad de pacientes que tienen este tipo de enfermedad es muy baja”.
Las personas con alergias comunes a medicamentos, a alimentos, a aeroalergenos como ácaros o pólenes, a insectos y látex “probablemente no tendrían más probabilidades que el público general de tener una reacción alérgica”, aseguró Marino, quien resaltó que “por otro lado, las vacunas de ARNm no son vacunas a virus vivos por lo que se podrían administrar a pacientes inmunodeprimidos”.
Otra pregunta que en general la gente se hace es, en caso de recibir una vacuna de ARNm COVID, cuáles y de qué tipo son las reacciones que podrían esperarse. En ese punto, Marino resumió que “éstas se centran en dolor, hinchazón, reacción en el lugar de la administración, puede haber inflamación de los ganglios linfáticos en la zona donde se vacunó y en algunos casos puede haber reacciones sistémicas, como las anafilaxis, por eso siempre se aconseja que la vacunación debe administrarla personal idóneo para detectar una reacción alérgica, que esté capacitado para tratar una reacción anafiláctica y cuente con los medios para ello”.
Finalmente, Parisi agregó que “las reacciones alérgicas a las vacunas son poco frecuentes, una en un millón de dosis habitualmente, y si bien por el momento parecen ser más frecuentes con estas vacunas siempre el beneficio es superior al riesgo, por lo que esto no tiene que ser un obstáculo para vacunar, deben analizarse los casos particulares con antecedentes de alergias y el tipo de vacunas que haya disponible”.
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